Se trata de Eliseo Pirmati, acusado de abusar de niños sordomudos en las décadas de 1980 y 1990 en el Instituto Próvolo de nuestra ciudad, quien actualmente se encuentra refugiado en Verona (Italia)
El presidente de la Suprema Corte de Justicia bonaerense, Eduardo de Lázzari, envió este lunes al Ministerio de Relaciones Exteriores la orden de detención y el pedido de extradición del cura Eliseo Pirmati, acusado de abusar de niños sordomudos en las décadas de 1980 y 1990 en el Instituto Próvolo de La Plata.
Según informó Télam, una fuente del máximo tribunal provincial le confirmó que “se envió un oficio a Cancillería con la orden de detención que pesa sobre Pirmati y el correspondiente pedido de extradición”. Avanza lentamente ya que el 23 de abril, el juez de Garantías de La Plata Jorge Moya Pasinello ya había realizado el pedido de extradición y firmó la orden de arresto del cura italiano de 83 años.
Cabe recordar que Pirmati está imputado por la fiscal penal de La Plata, Cecilia Corfield, por “abuso sexual simple agravado por su condición de culto religioso en al menos tres hechos, exhibiciones obscenas y promoción de facilitación de la corrupción de menores agravada”.
La fiscal inició esa investigación a fines de 2016, luego de que se conociera que los sacerdotes Nicola Corradi y Horacio Corbacho, detenidos en Mendoza acusados de abusar sexualmente de niños hipoacúsicos del Instituto Próvolo de esa provincia, también habían trabajado en el Próvolo platense, situado en las calles 47 y 25.
Pero esto es una cadena que comienza en Italia (justamente a muy pocos kilómetros de la Santa Sede), en la década del 80. Allí 130 curas fueron denunciados por abuso de niños sordos en el Instituto Próvolo de Verona, cometidos entre los años 1955 y 1984. Con la intención de ocultar los casos, la jerarquía eclesiástica envió a muchos de estos de pedófilos a la Argentina, entre ellos a Nicola Corradi, que terminó con un cargo directivo en el Próvolo de La Plata.
Hace dos meses el cura Pirmati fue encontrado a la salida de una misa en la ciudad de Verona, donde el encubrimiento parece ser algo normal, por un periodista de la revista italiana “L´Espresso”, y al preguntarle por el Caso Próvolo enseguida le contestó: “No sé nada, no tengo nada que ver con eso, soy un hombre común por la calle”, dijo escuetamente.
En el video, se ve a Pirmati descendiendo con agilidad por la escalinata de la iglesia, vestido con camisa y pantalón oscuros, y al oírse nombrar por su apellido por el periodista, detuvo su marcha, pero al notar que era filmado intentó cubrir con su mano la lente.
Una de las víctimas de Pirmati y Corradi relató que llegó a los 10 años al Próvolo, en 1989, y permaneció allí hasta 1993, tiempo en el que fue “reducido a servidumbre y abusado sexualmente”.
Según la investigación, las monjas y Pirmati “lo conducían al subsuelo, ubicado debajo de la cocina del lugar, que da a calle 25, y con cadenas o cuerdas lo obligaban a subirse a un cajón de madera de fruta para luego atarlo de sus muñecas a un riel que está todavía incrustado cerca del techo del lugar”.
En ese sentido, Corfield realizó una inspección ocular en el Próvolo de La Plata, donde constató la existencia del riel mencionado por la víctima, quien detalló que era obligado “a permanecer allí extensos lapsos, como penitencia”.
En el documental No abusarás, realizado por Daniel Satur y por Julián Maradeo, una de las víctimas del cura Nicola Corradi en el Próvolo de La Plata, Daniel Sgardelis, cuenta el horror en lengua de señas: “Mi vida se arruinó con todo esto, era como una oscuridad. Sufrí demasiado y casi me suicido. Así como pasó en Mendoza, queremos que en La Plata también haya justicia. Conozco personas que se han suicidado por todo lo que pasaron”.
En estas semanas se está desarrollando el juicio oral en Mendoza contra los dos curas (Corradi y Corbacho) y un empleado, el jardinero, Armando Gómez por reiterados casos de abusos sexuales contra niños sordomudos durante años en el Instituto Próvolo de aquella provincia.
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