Antes de abrir el recital de Babasónicos en Atenas, la banda platense habló con Pulso Noticias sobre su tercer disco, Anestesia, sobre sus días en una casa de Meridiano V y la escena local, una “gran comunidad de artistas” que comparten la mesa
Por Facundo Montiel
Octubre 2016: Marco Viera se esconde en una esquina, silva bajo, disimula y espera su oportunidad. A unos metros, Adrián Dargelos termina de dar una charla en el Trimarchi, festival al que los Peces Raros fueron invitados. En ese trayecto, cerca del camerino, Marco lo intercepta y le da un disco de la banda. “No sé si es algo que suele hacerse, pero nosotros ni lo pensamos, nos surge. Creemos mucho en lo que hacemos y queremos que referentes de esa magnitud nos escuchen”, asegura el músico a Pulso Noticias, dos años después y unos días antes de tocar con Babasónicos.
Sí, este sábado a las 21, Peces Raros abrirá el recital que darán Dárgelos y sus secuaces en el microestadio Atenas de nuestra ciudad. ¿Cómo les llegó la propuesta de Babasónicos? “En realidad a ellos les llegó nuestra propuesta, fue al revés”, dice Viera. Se ríe, cuenta la anécdota y otras más. Los Baba pidieron información, videos en vivo, entrevistas. Querían saber cómo hablaban, qué representaban estos pibes platenses por adopción y ADN cultural, estudiantes de Bellas Artes, vecinos de Meridiano V.
Los fundamentos
Marco Viera (guitarra y voces) estudia composición, aunque se declara “con un pie afuera de la Universidad, con todo lo que ello implica”. Lucio Consolo (guitarra, voz y sintetizadores), Benjamín Riderelli (batería y batería electrónica) y Mariano Sosa Acosta (bajo, voces) siguen el ritmo de la carrera de Música Popular. Ritmo: tres de los cuatro son DJ, producen fiestas y sets electrónicos y esa impronta la fusionan con el rock, en el formato canción. No hay fórmula, hay experimentación. De esas búsquedas saldrá, “a fines de julio, comienzos de agosto”, su tercer disco, Anestesia.
Dice Marco: “Será un disco de canciones que sigue la línea de lo que encontramos en Parte de un mal sueño (su segundo material, 2016), donde empezamos a jugar mezclando rock y electrónica. Pero después de dos años de sumergirnos en el mundo electrónico, en su lenguaje, logramos un entendimiento muy interesante de lo macro, del discurso y el relato que se genera en dos o tres horas pasando de un universo sonoro de tracks hacia otro. Eso nos dio una paleta de herramientas y un conocimiento que lo volcamos a este disco, que no deja de ser de canciones, algunas más rockeras, otras un híbrido justo, otras pasando los límites del género”.
Para el guitarrista, el aporte de la Facultad, del estudio, fue fundamental. Allí aprenden “a interpretar los fenómenos musicales, a discriminarlos y desmenuzarlos, para entender qué constituye a tal o cual género, musicalmente pero también social e históricamente, como expresión y síntoma de un contexto social, económico, político… Nos sirvió para analizar la electrónica, apropiándonos y haciendo uso de lo que queramos, sin reproducir el lenguaje de forma exacta, literal. Utilizamos ciertos elementos de los géneros sin encerrarnos en ninguno”, afirma Viera.
La escena musical platense
“A diferencia de lo que pasó con El Mató a un Policía Motorizado y todas las bandas de ese palo, cuando se configuró un sonido, un universo sonoro en La Plata, en este momento hay una escena de bandas que tiene que ver más con una energía generacional, con una gran cuota de humanidad y amistad entre nosotros, que con un sonido o universo musical”, analiza Marco hablando de sus bandas amigas, con las que asegura no compartir demasiado el rumbo, pero sí algunas características cruciales para él: todos son inquietos, tiran para adelante y son “grandes personas”. Desde ese lugar, insiste, “es imposible no conectar”. “Hay mil bandas, con algunas no compartimos las mismas búsquedas, pero compartimos la mesa todos. Hay una gran comunidad de artistas y no tanto una escena sonora”, señala, y su voz duda: “Y realmente no sé qué es más importante”.
Trascender
“Tenemos la intención de que nuestra música llegue a la mayor cantidad de cabezas posibles. No te podés quedar encerrado en un territorio, quieto, porque atentás contra ese objetivo, que es que el mensaje y el sonido trasciendan las fronteras”, afirma Viera. Les gusta viajar: hace poco volvieron de Córdoba, sorprendidos por la repercusión. En La Plata la rompen, están en su casa, pero como con los géneros musicales, ellos no quieren que haya fronteras que los limiten. “Estamos pensando en la federalización del proyecto, pero también trascender los bordes del país, Latinoamérica es un mercado muy grande y nos sorprende cómo nuestra música llegó a otros países sin buscarlo ni mandar material. La música fluye por los canales de información, circula. Ahora pensamos ir a Colombia y en nuestra cabeza también están Chile y México, para el año que viene. Por ahí pasa nuestra proyección”, se entusiasma el guitarrista de 27 años. Hace seis que conformó Peces Raros, pero para la banda todo es futuro. Y presente.
Un momento en la vida
Microestadio Atenas, miles de personas esperando. Marco, Lucio, Benja y Mariano se suben al escenario, Adrián Dárgelos está a unos metros escuchando, en su camarín, después de haberles dado el ok a estos pibes de La Plata. Los Peces Raros piensan ese momento y piensan, también, en disfrutar. Tres de los cuatro viven juntos en una casa, con otros dos amigos. Cinco en total, compartiendo una etapa. Así lo cuenta Viera: “Estamos todo el tiempo juntos, cuando ensayamos, tocamos, salimos de gira y volvemos a nuestra casa para relajar: ahí seguimos juntos. Cuando salen canciones o ideas, subís la escalera, golpeas la puerta y ya lo estás compartiendo. Sí, sabemos que somos jóvenes compartiendo una casa, los hábitos y las horas inciertas”.
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