En marzo, un grupo de menores fue perseguido a los tiros por un patrullero en la zona de 2 y 530. Producto de esa situación, los chicos terminaron chocando aunque ninguno falleció
El caso de los cuatro menores asesinados en la ciudad de San Miguel del Monte estremece a todos los ciudadanos de bien del país. Aníbal Suárez, de 22 años, Gonzalo Domínguez, de 14, Danilo Sansone y Camila López, ambos de 13, fallecieron producto del violento impacto que sufrieron contra el acoplado de un camión, cuando eran perseguidos a los tiros por un patrullero. En tanto, una quinta joven, de 13 años, resultó gravemente herida y está internada en el Hospital El Cruce, de Varela.
Lo más lamentable es que no se trata de un caso asilado ni tiene relación solamente con la policía de Monte. El 9 de marzo pasado, es decir hace poco más de dos meses, una persecución policial ocurrida en las calles de Tolosa terminó con ocho jóvenes accidentados y un sargento de la policía de la Provincia apartado. Se trató de un hecho similar al ocurrido en Monte en el cual un patrullero persiguió a los tiros a una camioneta integrada por un grupo de jóvenes que terminaron chocando.
Si bien en este caso no hubo heridos, lo cierto es que fue obra de un milagro que nada sucediera. De acuerdo a lo informado por entonces por fuentes policiales, todo comenzó en la zona de 2 y 530. Allí, el policía que luego fue apartado dijo que observó que al menos dos jóvenes se bajaron de la camioneta y habrían subido a otro en el baúl de la misma, lo que le daba a pensar que se trataba de un secuestro. A partir de allí se inició una peligrosa persecución que terminó con el vehículo estrellado contra un árbol en 6 y 520. Según distintas versiones, durante la misma, el policía efectuó más de un disparo que quedó marcado en la camioneta.
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Tras ello, los ocho ocupantes que iban en la camioneta fueron demorados y trasladados hasta la Comisaría Sexta hasta que sus padres los fueron a buscar ya que se trataba de menores. En tanto que al policía se le incautó el arma y fue apartado de la fuerza. Respecto al por qué los jóvenes iban en esa camioneta, fuentes policiales indicaron que vehículo se encontraba en un taller de Tolosa y que fue utilizado sin permiso.
Según se supo, todo comenzó cuando los chicos estaban en la plaza en plena organización el UPD (último primer día de clases). Como eran 8 en total, abrieron la puerta del baúl porque ahí se pliega la tercer fila de asientos de la camioneta para que todos vayan sentados como corresponde. Respecto al patrullero que siguió a los chicos se dijo que “no tenían sirenas activadas, solamente hacían señas de luces, por lo que el conductor nunca supo que era un patrullero y se asustó al ver que lo seguían. Primero fueron por calle 4, luego tomaron la calle 525, y después calle 6. Al llegar a la esquina de la avenida 520 otro patrullero lo cruzó y el conductor tiró un volantazo, perdió el control y chocó contra un árbol.
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Se supo además que fueron dos los disparos efectuados contra la camioneta y que los jóvenes recibiera una brutal golpiza perpetrada por parta de la policía, antes de siquiera investigarlos. Es decir que los tiros y los golpes, fueron por las dudas de que fueran delincuentes.
La camioneta en cuestión era propiedad del fiscal Álvaro Garganta y se encontraba en un taller de Tolosa donde se le iban a realizar reparaciones para luego venderla. Aquella noche de marzo, el hijo del dueño del taller tomó prestada la camioneta porque se le había roto su coche y todo se desencadenó de la peor manera.
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