Se cumplen 2 años de la muerte de Sandra y Rubén, símbolos de la lucha por la situación edilicia en las escuelas bonaerenses. Pulso Noticias consultó a delegadas cuál es la realidad en los colegios de los barrios platenses: baños rebalsados, inundación y falta de agua
Por Ramiro Laterza
Que los problemas más importantes de la sociedad se pueden salvar o, al menos mejorar, con la educación ya es una conclusión “cliché”. Según el buscador, el término cliché se refiere a una frase, expresión, acción o idea que ha sido usada en exceso, hasta el punto en que pierde novedad, especialmente si en un principio fue considerada notoriamente poderosa o innovadora.
Así fue que en los discursos oficiales y en los debates públicos y por redes sociales la educación es la causa y la solución a todos los problemas de un país; sin embargo pareciera que tener instituciones educativas con condiciones dignas para que estudiantes y docentes pasen al menos sus 4 horas de jornada, es un imposible.
Aquel 2 de agosto del 2018 es tristemente recordado como el día en que dos personas perdieron la vida por la negligencia estatal en la educación. La maestra Sandra Calamano y el trabajador Rubén Rodríguez, murieron tras una explosión por una pérdida de gas dentro de la escuela, denunciada más de 8 veces, un rato antes al ingreso de los pibes y pibas.
Aquel episodio generó múltiples luchas, marchas y pedidos para mejorar las estructuras edilicias en las escuelas, sin embargo, en La Plata, 2 años después, docentes, auxiliares y estudiantes siguen con una importante lista de reclamos.
Baños rebalsados y aulas inundadas
Andrea es la delegada de la Escuela Secundaria N° 45 de Altos de San Lorenzo en calle 84 y 23bis. Ella explicó a Pulso Noticias que, a pesar de ser un edificio bastante nuevo, inaugurado en 2015, tiene sus problemas.
Según mencionó la profesora, el edificio tiene filtraciones: “todas las paredes tienen humedad y además se inunda, cada vez que llueve fuerte, la escuela se inunda mucho, ya que no hay desagües en la zona”, explicó respecto a este edificio con una matrícula de 466 pibes y pibas.
Otro de las problemáticas del lugar son los pozos del baño: “son cosas que se reclamaron varias veces pero nunca se resolvió… el baño se rebalsan constantemente”, describió.
Finalmente agregó Andrea que el lugar se construyó en un terreno baldío, junto a un jardín de infantes, y que en el patio quedó el pozo ciego de esa institución. “Estaba el pozo desde antes que se construya la escuela y después nunca se tapó”, por esta cuestión las autoridades lo elevaron como “situación de conflicto”, ya que se enteraron que en otro distrito hubo un derrumbe a causa de uno de estos pozos. “Hay alumnos constantemente ahí… tampoco nunca se lo solucionó”, reiteró.
“En general la situación en la mayoría de las escuelas sigue siendo la misma. en nuestra escuela no están las condiciones de seguridad, los matafuegos jamás se cargaron, están vencidos… no hay puertas de emergencias, o sea que si pasa algo no hay condiciones de seguridad”, agregó la profesora.
Respecto a la posibilidad de que haya un retorno a las clases presenciales en este año, la delegada expresó: “Se supone que tendrían que estar haciendo relevamientos en las escuelas para cuando se retome el tema presencial pero hasta ahora no han hecho ni obras, ni solucionado estos reclamos que, si bien no son los problemas edilicios de una escuela antigua, los reclamos los hicimos y no nos han solucionado”, finalizó.
Sin acceso a agua
Por su parte, en el barrio El Palihüe y Villa Alba está la Escuela Secundaria N° 54, que contiene y enseña a familias en situación de mucha precariedad, hay alrededor de 350 jóvenes en su matrícula.
Respecto a la situación edilicia, su delegada Carolina contó que dicha escuela comparte edificio con la Primaria 59, la cual está en la planta baja y la secundaria en planta alta y que por eso comparten espacios comunes, como el baño… esto hace que los chicos y chicas más grandes no tengan acceso a agua.
“Docentes y auxiliares nos preguntamos si va a haber algún plan de reformas y de estructuras por parte del gobierno, para poder hacer un baño, para poder garantizar el acceso al agua para la secundaria porque no hay… para garantizar las medidas mínimas de cuidado que necesitamos para poder afrontar la pandemia”, expresó respecto a un posible retorno.
Sin embargo, agregó, que el tema de un edificio propio es un “reclamo histórico”: hace 20 años que se viene pidiendo, “gobierno tras gobierno surgieron muchos compromisos pero ninguno lo llevó a cabo”.
La delegada docente también expresó la realidad de las escuelas de barrio a la hora de hacer entrega de los bolsones de mercadería que entrega el estado: “Hoy, los trabajadores de la educación estamos yendo a las escuelas a repartir los bolsones de alimentos y vemos que ni de provincia ni municipio nos garantizan alcohol en gel, ni barbijo ni guante… nos preguntamos con preocupación ¿cuál es la “vuelta a clases”? ¿En qué condiciones nos piden que volvamos a clase? Si no están esos elementos de cuidado mínimos en los repartos que son cada 15 días, tampoco van a estar todos los días para que nos cuidemos estudiantes y docentes”, expresó a Pulso Noticias.
“No hay acceso al agua, los espacios son reducidos, es una escuela pasillo, las aulas están superpobladas… nos dicen que se van a dividir los cursos: ¿Se nos va a sobreexigir el trabajo, con un grupo de forma presencial y otro virtual? Necesitamos un plan claro de vuelta a clases, así como estamos no se puede”, finalizó.
Una motivación para luchar
Por su parte, el profesor de historia Rodolfo López, delegado de la Escuela 81 que queda en 7 y 601, en el barrio de Villa Elvira, contó su experiencia en el conflicto que debió afrontar esta comunidad educativa tras el incendio del histórico colegio en octubre del 2017: “Recuerdo muy bien aquel 2 de agosto del 2018, cuando la precariedad edilicia de las escuelas se llevó la vida de Sandra y Ruben…lo recuerdo, porque nosotrxs después del incendio que sufrió nuestra escuela, la secundaria 81, una parte funcionaba en aulas container con baños químicos, y con dos aulas que compartían la medianera con la obra de la reconstrucción de la escuela, con el peligro que eso significaba”, recordó y criticó.
Pero además, López recalcó que lo sucedido con los dos fallecidos en el colegio de Moreno impulsó a esta comunidad educativa de Villa Elvira para exigir mejores condiciones: “Dijimos, no lo merecemos ni los trabajadores ni lxs pibes y procedimos a suspender las clases entre todos lxs docentes y auxiliares e inmediatamente se lo comunicamos a las familias y continuamos fortaleciendo un vínculo educativo, sosteniendo la continuidad pedagógica en ese momento tan difícil, como lo realizamos en la actualidad en tiempos de Covid”.
Finalmente el profe de historia del colegio de 243 estudiantes explicó que “gracias al reclamo conjunto de la comunidad educativa” se consiguió una escuela en “mucho mejores condiciones… pero es una situación particular de esta escuela, porque a pocas cuadras en la Secundaria 82 de Aeropuerto, la situación edilicia es muy precaria, con techos en malas condiciones, artefactos de calefacción en mal estado y dos aulas divididas con durlock” y finalizó: “en muchas escuelas falta mucho por hacer y el reclamo por mejores condiciones edilicias está más vigente que nunca”.
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