EL TOF N° 1 de La Plata otorgó cadena perpetua para 10 de los 12 represores que estaban imputados. Otro de los acusados recibió 25 años de prisión mientras que hubo una absolución. La mayoría realizó tareas en el Destacamento de Inteligencia 101, de la capital bonaerense
El Tribunal Oral Federal N°1 de La Plata, encabezado por el juez Ricardo Basílico, leyó esta tarde la sentencia final en el denominado Juicio Brigadas, el cual abarcó los delitos de lesa humanidad que se cometieron en las Brigadas de Investigaciones de la policía bonaerense de Quilmes, Banfield, Lanús y luego San Justo.
En ese marco fueron condenados con prisión perpetua Guillermo Alberto Dominguez Matheu, Carlos Gustavo Fontana, Jorge Héctor Di Pasquale, Carlos María Romero Pavón, Roberto Armando Balmaceda, por sus participaciones en el Destacamento de Inteligencia 101 de La Plata. Mientras que Alberto Julio Candioti, quien también se desempeó en ese destacamento, recibió una pena de 25 años por no tener en su haber condenas previas.
También fueron condenados a perpetua Jaime Lamont Smart; exministro de Gobierno bonaerense; Juan Miguel Wolk, exdirector de Investigaciones Zona Metropolitana de la Policía Bonaerense; el exjefe del Regimiento de Infantería Mecanizado de La Tablada, Federico Antonio Minicucci; el médico policial Jorge Antonio Bergés y el comisario Luis Castillo. Enrique Augusto Barre, quien fuera segundo jefe de la División Delitos contra la Propiedad de la Dirección de Investigaciones, resultó absuelto.
Seis de los once condenados cometieron sus aberrantes delitos desde el corazón de La Plata, en pleno centro de la ciudad. Como relataron los periodistas de este medio, David Barresi y Ramiro Laterza, el ex Destacamento 101 del Ejército, ubicado en 55 entre 7 y 8, cumplió un rol clave en el esquema represivo de la Dictadura en la región: desde allí se recolectaba la información para planificar secuestros, torturas, desapariciones y asesinatos.
“En el mismo actuaba personal militar y civil encargado de realizar tareas de inteligencia, es decir, conseguir información, analizarla, clasificarla, cotejarla y elevarla a la estructura superior: el Batallón 601 de Inteligencia, en Capital Federal”, detallaron.
“El personal de inteligencia era el encargado de realizar los interrogatorios en los Centros Clandestinos de Detención, Tortura y Exterminio y, después, elaborar informes sobre las personas secuestradas. La decisión del destino final de los detenidos desaparecidos era del comandante de zona, pero en base a los informes que el aparato de inteligencia le brindaba. Si los centros clandestinos de detención fueron el esqueleto de la represión y las patotas fueron el músculo que operaba, el sistema nervioso fue el aparato de inteligencia”, señalaron a los periodistas de Pulso Noticias desde el Equipo de Investigación del Archivo Provincial por la Memoria.
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El lugar donde funcionó el Destacamento 101 fue transferido el año pasado a la Provincia para que allí funcione el Archivo de la Memoria provincial. Hecho que se concretó meses más tarde.
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