El movimiento social Frente de Organizaciones en Lucha (FOL) tiene sus asambleas, centros comunitarios, comedores y huertas en más de 12 barrios de La Plata, Berisso y Ensenada. Quienes participan de la Comisión Ambiental de la organización, articularon todos los espacios y realizaron una feria durante todo el día de la primavera en Plaza San Martín. Verduras, hierbas medicinales, ungüentos, aceites y volantes
Por Ramiro Laterza
Llegó el ansiado día de la primavera y el significado es plural para los puntos de vista y estilos de vida de cada persona. Pero un rasgo fundamental de esta estación del año es, sin dudas, que es el tiempo favorito de la naturaleza.
En la Plaza San Martín, desde la mañana hasta el atardecer, se realizó por primera vez este miércoles 21 una particular feria titulada “Agroecología para el buen vivir en los barrios”. Con música de fondo se podía observar una docena de mesas cubiertas de verduras recién cosechadas, hierbas medicinales para poner al mate o hacer un té, sobrecitos de semillas, conservas, ungüentos, aceites y algunos volantes.
También una de esas mesas con grabados, xilografía y sellos de tinta para la diversión de la niñez y alguna consigna basada en la agroecología, los humedales, “basta de Ecocidio” o “todo fuego es político”.
Así el movimiento social Frente de Organizaciones en Lucha (FOL) mostró todas las producciones de huertas de sus más de 12 asambleas barriales en La Plata, Berisso y Ensenada. El trabajo en la tierra es de cada vecina que forma parte del comedor comunitario, labor ejercida con prácticas cooperativistas y con salarios a través de cupos sociales. La articulación entre todas las huertas y el acompañamiento para la realización de talleres lo realiza la “Comisión Ambiental” del movimiento social.
Bióloga, jujeña y piquetera
Desde Pulso Noticias hablamos con Ainhoa, quien participa de este espacio desde antes de la pandemia. Nació en Jujuy y al terminar el secundario se mudó a La Plata y se recibió de Bióloga. Luego encontró en estos espacios de huerta un lugar de militancia y de trabajo.
“Los primeros años hacíamos talleres de medicina herbal, y así comenzamos a articular en red entre todos los comedores del FOL, donde había comedores”, recuerda Ainhoa y reitera que lo primero fueron de a poco las compañeras empezaron a comenzaron a sembrar en los terrenos que disponían, los surcos empezaron a crecer y así se transformaron en cuadrillas de trabajo.
¿Ya haces compost?
La bióloga resaltó particularmente el trabajo de compostaje, de concientización sobre el uso de residuos y el objetivo de mejorar la calidad de vida del barrio. “Utilizamos para el compostaje todo el residuo que sale de las verduras en los comedores, la materia orgánica de los vecinos, de la verdulería del barrio, todo se junta y se composta para abonar la tierra de las huertas, ya que en su mayoría en los barrios son terrenos rellenados, entonces hay que alimentar bien los suelos”, explicó respecto al trabajo que se toman las trabajadoras en ir a explicar a sus vecinos y vecinas sobre cómo compostar y dónde llevarlo, y a veces lo pasan a buscar casa por casa.
“Así fuimos aumentando la producción, aprendiendo sobre semillas, huertas y compostaje”, prosigue Ainhoa y recuerda también de la articulación que se genera algunas veces con las escuelas, donde se dan charlas y se busca la materia orgánica, y también con los Centros de salud barriales: Las “salitas”. Con esos organismos han realizado charlas articulando la medicina herbal y la salud. “Se van integrando conocimientos y saberes”, explica orgullosa y contenta del proyecto.
Finalmente la militante territorial y ambiental explicó que las cooperativas años antes trabajaban en el barrido del centro de la ciudad y que luego se logró que los movimientos puedan elegir en asamblea qué tipo de trabajos hacer en los propios barrios, y allí el FOL le dio preponderancia al trabajo de huertas, sosteniendo los comedores, entre otras actividades.
“Se trata de enriquecer los barrios, no solo pensar en el centro de la ciudad, crecer en otros aspectos, formarte en cosas que generan una salida laboral y también un ingreso para los espacios, para que puedan mejorar los comedores, comprar insumos”, concluye Ainhoa y dice: “Estas huertas en el medio de los barrios son puntos de biodiversidad y alimentos sanos que circulan en el barrio, porque alcanzan para el comedor y también se vende a los vecinos. Así llegan otros alimentos, otras medicinas y empiezan a circular conocimientos, además de embellecer los barrios con naturaleza”.
Mujeres de fuego
La gran mayoría de las personas que se activan en asambleas y comedores de sus barrios son mujeres. Eso se reflejó también en la feria de Plaza San Martín, decenas de mujeres a cargo de las huertas, los productos y de explicar a los potenciales compradores las bondades de la lavanda, la forma de sembrar habas, cómo hacer un compost o porqué es necesario luchar por defender el trabajo del movimiento.
Helena es una vecina de El Carmen, Berisso y es una de las “históricas” en el Centro Comunitario “Oñondivepá” (Todos juntos) que está en 89 129 y 130. Fue luego de la catastrófica inundación del 2013 que el movimiento colaboró con la apertura de un comedor en un terreno baldío. “Hace como 9 años que estoy en el comedor, en los primeros tiempos era un terreno baldío, una casita sola, no se podía entrar por el barrio y el agua. Después empezamos, ocupamos el espacio y conseguimos un lugar para hacer el comedor”, recordó.
Luego llegaron los militantes ambientales a proponer las huertas y los talleres. El resto es historia ya contada, finalmente puesta en el espacio público del centro, durante esta tarde del 21 de septiembre del 2022 en Plaza San Martín.
“Nosotras no conocíamos de plantas ni de yuyos, fuimos aprendiendo. y ahora tenemos dos huertas enormes”, resalta Helena. “Esa producción salimos a venderla en el barrio a algunas compañeras si nos piden les damos también y la usamos para el comedor que tenemos 3 veces por semana”.
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