El personal de la institución platense que aloja a niñas y adolescentes denunció el incumplimiento de protocolos sanitarios tras detectarse casos positivos de Covid-19. Como represalia, la dirección anunció traslados compulsivos. Este mediodía se dio marcha atrás con la medida y se abrió un canal de diálogo
“Los hogares están explotados”. Así de contundente es la frase que más se le escucha decir a las trabajadoras y trabajadores del Organismo Provincial de Niñez y Adolescencia (OPNyA), quienes a pesar de ser considerados esenciales les toca abordar y contener la situación de cientos de niños y niñas con derechos vulnerados en un marco de absoluta precariedad, acumulada por las políticas de varias gestiones de gobierno.
El contexto de pandemia no hizo más que empeorar las cosas desde el año pasado y la situación es la de una olla a presión a punto de destaparse todo el tiempo. En julio del año pasado se había desatado el primer conflicto fuerte en el Organismo desde que asumió Andrés Larroque al frente de Ministerio de Desarrollo Social, la cartera responsable del mismo. Fue a raíz de la decisión de despedir 72 trabajadores y trabajadoras que, tras una protesta, terminó siendo revertida. Sin embargo, el reclamo de fondo en torno a la situación de los hogares, las 700 vacantes no cubiertas que tiene el organismo y el escaso presupuesto, quedó latente.
Hace quince días, el 29 de marzo pasado, una de las operadoras del Hogar Rosa Ciampa de La Plata, que aloja a niñas y adolescentes con medidas de protección especial, comenzó con síntomas de Covid-19. Tal como indica el protocolo, no fue a trabajar ese día, pero el anterior había estado en contacto con una compañera de trabajo, quien debió haber sido aislada por ser lo que se considera “contacto estrecho”. También se debió haber hecho lo mismo con las jóvenes que allí viven en la modalidad de régimen abierto. Nada de eso sucedió.
Según denunciaron luego las trabajadoras del Hogar, la dirección de la institución con apoyo de los responsables provinciales del organismo decidieron “seguir como si nada”. El resultado fue instantáneo: “en pocos días se produjo un efecto dominó que dejó como saldo dos de las chicas alojadas como positivos (al menos de las que se testearon), además de tres operadoras y otras trabajadoras sin hisopado que fueron positivas por contacto estrecho”, describieron integrantes del personal.
Ante esa situación, trabajadores y trabajadoras del equipo técnico y el administrativo, el economato y el servicio de educación elevaron una nota pidiendo el aislamiento del Hogar como medida preventiva, continuando con una propuesta de trabajo remoto. Primero la respuesta fue vaga y el aislamiento fue parcial, pero luego ante la confirmación de más casos y la intervención de los gremios, tuvieron que aislar tardíamente toda la institución.
El conflicto pudo haber terminado ahí, pero ese fue sólo el principio. Como represalia ante los reclamos, desde el OPNyA anunciaron este martes unilateralmente “el corte de todas las comisiones”. ¿Qué significaba esto? La mayor parte del personal del Hogar trabaja ahí porque pidió “el pase en comisión” para hacerlo, ya que su lugar de revista original es otro sector del organismo. La decisión de cortar esto implicaba el traslado inmediato hacia su lugar de origen casi toda la planta: una receta que los funcionarios suelen tomar cuando hay protestas y quieren sofocarlas.
Conflicto y marcha atrás
“Es una demostración más de la violencia laboral que está ejerciendo el organismo provincial de Niñez a cargo de Andrea Balleto”, dijeron este mediodía las trabajadoras, que se concentraron en la puerta del OPNyA para reclamar que se revierta esta decisión y que se conforme un comité de crisis en el Hogar para trabajar en los protocolos a implementar ante casos de Covid-19.
No sólo hacían responsable de esta situación a Balleto, si no también a la directora del Hogar, Agostina Barata, al subdirector Juan González Spinelli, al Director Provincial de Hogares Marcelo Cortizo y la Directora Provincial Carla Socco (que fue quien había comunicado la decisión de los traslados compulsivos como una “determinación de la dirección provincial”).
“En el Hogar no sobran trabajadores ni trabajadoras. Cumplimos tareas vinculadas a la restitución de derechos de estas jóvenes que están alojadas en ese dispositivo y de un día para el otro nos llaman para decirnos esto. Se trata de decisiones arbitrarias frente a ciertos cuestionamientos, denuncias que hacen los trabajadores tanto de las condiciones laborales como edilicias. Frente a esas denuncias la respuesta es corrernos”, remarcó una de las trabajadoras sociales del Equipo Técnico afectada por la medida.
“Los hogares están explotados porque los edificios les falta mantenimiento, presupuesto y personal. En el marco de Covid hay una exigencia de cumplimiento de horario sin respetar los protocolos ni condiciones de higiene” agregaron y puntualizaron: “La respuesta es sacarnos de nuestros lugares y poner gente muy precarizada, becarios o trabajadores y trabajadoras que tienen miedo de denunciar las situaciones de violencia laboral y la falta de recursos y presupuesto con las que se trabaja y que en una coyuntura de pandemia es muy difícil de sostener”.
Este mediodía dos representantes del personal del Hogar fueron recibidas por Diego Ginestra, el subsecretario de Promoción y Protección de derechos del OPNyA. El funcionario se comprometió a volver atrás con la decisión de Socco, de cortar los pases en comisión, y se comprometió a una reunión institucional con todos los trabajadores y trabajadoras de la institución para el martes que viene donde se diagramará un plan de trabajo consensuado. Una respuesta que de haberse dado antes, posiblemente hubiera evitado los contagios, la violencia y las protestas.
Periodista y Licenciado en Comunicación Social. Sagitario en casa diez, ascendente en Piscis y luna en Capricornio. Buena mano para el mate. Trabajó en Infoanpress; diario Hoy; Agencia La Provincia; revista Avanzada Sindical; revista La Tecla y colaboró en ANRed. Escribe en secciones como Política, Derechos Humanos, Interés General y Socio Ambiental. Un poco sindicalista. No es tímido, nomás le cuesta entrar en confianza.