Personal de Control Urbano realizó un operativo esta mañana en 7 y 60 para retirar a quienes venden ropa usada. Les exigen poner gazebos, mesas y tener monotributo
Por 14 votos positivos, sumados entre los 13 ediles del bloque de Juntos, sumado al apoyo de Gastón Crespo (GEN) y 10 por la negativa del Frente de Todos, el pasado el 3 de noviembre el Concejo Deliberante de La Plata aprobó el Código de Contravencional que, entre otras medidas, prohibía la venta ambulante, como podés recordar en esta nota.
Para su puesta en funcionamiento se deberían esperar 180 días, con lo cual el pasado 2 de mayo se cumplió esa fecha y comenzó a observarse en el centro de la ciudad el aumento de operarios de Control Urbano.
Esta mañana de miércoles se realizó un nuevo operativo sobre la Plaza Rocha, lugar donde lunes, miércoles y viernes se establecen un enorme grupo de personas que intentan vender ropa usada como modo de subsistencia, apostados con las prendas sobre una lona apoyada en el pasto, en los bordes de las veredas de la plaza, a la vista de quienes circulan por la misma.
Así, una docena de trabajadores del municipio, del sector de Control Urbano pidieron a las, en su mayoría, mujeres que se retiren y que les estaba prohibido vender en ese sitio, por no cumplir con ciertas reglamentaciones que el ejecutivo exige para dicho comercio callejero.
“Mi marido está sin trabajo, hace changas y yo tengo una pensión y tengo 7 chicos, así que no me alcanza la plata”, expresó Claudia, una de las manteras de Plaza Rocha desesperada por la situación, en una charla con Pulso Noticias. “Todas venimos a tirar manta y vender ropa usada, nadie tiene ropa nueva acá. De mi parte, que mis hijas dejaron”, agregó.
Según las mujeres organizadas en la plaza de 7 y 60, Control Urbano les exige “regularizarse”, a través de una serie de trámites que se realizan en las oficinas de 7 y 49, como es la inscripción en el monotributo, además de cierta infraestructura obligatoria para la disposición de la ropa a vender, como gazebos y mesas.
Sin embargo, la realidad de las vendedoras es totalmente distinta: “Muchas de las compañeras tenemos pensión o asignación, y con eso no nos alcanza, por eso venimos a tirar manta”, explicó Cintia, mucho más joven que Claudia pero que además es madre soltera. “Nos vamos a quedar acá porque, lamentablemente, de esto vivimos”, aseguró.
Primeramente, respecto a la instalación de un gazebo por vendedora, Guillermina, la mayor de las 3 entrevistadas explicó: “Si venís en micro y no tenes vehículo no podes trasladar todo, porque además del gazebo te obligan a poner dos caballetes y una tabla, yo vengo en micro, ¿Cómo voy a pagar un flete si hay días que no vendo ni una prenda?”, preguntó retóricamente con angustia en su rostro. Agregó que además “el alquiler del gazebo es carísimo y yo antes de alquilar un gazebo prefiero darle de comer a mis hijos”, eligió.
Por otro lado, nuevamente Claudia agregó: “además nos piden que nos hagamos monotributo, pero si lo hacemos perdemos la asignación, o pensión, que es lo único seguro que tenemos actualmente”.
A lo que Cintia agregó: “Si yo pierdo la asignación pierdo todo, soy madre soltera, mantengo a mis hijos con eso y con lo que puedo llevar de la manta. Está dificilísimo”.
“Pedimos ayuda, que alguien nos pueda dar una mano, no molestamos a nadie, nos sentimos desamparados, nos corren de todos lados”, imploró desde atrás sumándose a la conversación una señora llamada Carmen, quien agregó: “No estamos robando ni acuchillando a nadie”.
“Simplemente es ropa usada, que con los puchitos que hacemos nos alcanza para volcarlo en nuestra casa para nuestros hijos”, cerró Guillermina.
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