Donald Trump asistirá este lunes a Helsinki para discutir su política geoestratégica. Los conflictos regionales, el arsenal nuclear de las potencias y el juego de alianzas estarán sobre la mesa
Mientras Rusia y China avanzan en su alianza estratégica, Estados Unidos confronta con sus aliados históricos en Europa, quienes buscan reposicionarse en este mundo multipolar e inestable. En este contexto, Vladimir Putin y Donald Trump se reunirán mañana, lunes, en Helsinki, en una cumbre que concentra la atención del mundo por sus antecedentes históricos y por su importancia en la redefinición del poder global.
Ambos líderes se muestran cautos. El ministro de asuntos exteriores ruso, Serguéi Lavrov, señaló que el éxito del encuentro pasaría por la reanudación de las “comunicaciones normales” entre ambos países, que “han sido congeladas” en los últimos 7 años, anulando toda cooperación en temas como “la lucha contra el terrorismo”, la energía, el tráfico de drogas, la ciberseguridad y los conflictos regionales. Desde Washington, por su parte, aseguraron que esperan “reducir las tensiones” para afianzar “la paz y la seguridad en todo el mundo”. Diplomacia pura, aún viniendo de Donald Trump.
Alianzas y disputas
Si bien el presidente de Estados Unidos no es reconocido por ser extremadamente diplomático, su política exterior no para de sorprender. En el último mes firmó un acuerdo con el líder norcoreano Kim Jong Un (retratado poco antes como el maquiavélico déspota del “eje del mal”), confrontó con los líderes del G7 al punto de descolocar a sus históricos aliados y a la mandamás alemana, Angela Merkel; e inició una guerra comercial con China, elevando los aranceles a sus productos, medida que fue replicada por el gigante asiático.
Lo más desconcertante de este nuevo tablero de ajedrez es, sin dudas, su ruptura intencional con aliados como Alemania, Canadá, Francia o Japón. Las potencias europeas, principalmente, buscan un nuevo refugio, ya que su bienestar económico de primer mundo estaba protegido por la OTAN y los misiles desplegados por Estados Unidos en las fronteras de la Unión Europea. Ese impresionante escudo militar hizo crecer tranquilo al Viejo Continente durante décadas, pese a que la sombra de Rusia se agigantaba tras sus muros. Hoy, es ese equilibrio geomilitar el que está en duda, y es también parte de lo que se discutirá mañana en Finlandia.
Cabe destacar que la cumbre llega después del encuentro entre Trump y la primera ministra británica Theresa May, que fue acompañado por protestas y declaraciones de repudio en Londres. Hace pocos días, el mandatario cuestionó la decisión de Gran Bretaña de separarse de la Unión Europea, y lo hizo nada menos que en Bruselas, sede de la OTAN.
El arsenal nuclear
Los conflictos de Siria y Ucrania enfrentan, de manera no tan indirecta, a Estados Unidos y Rusia, y la posición o intervención de ambas superpotencias es relevante por una cuestión: su arsenal nuclear.
Se espera que en Helsinki se aborde la reducción de armamentos nucleares, ya que ambos, según cifras oficiales, se encuentran apenas por debajo del límite de las 1.550 ojivas nucleares y de los 800 sistemas o plataformas de lanzamientos acordados en el tratado Start 3 de 2010. Se especula, incluso, con que los líderes iniciarán la prolongación de dicho acuerdo más allá de 2021. Sin embargo, más difícil será el acuerdo en la limitación de otros aspectos de la carrera armamentística que encabezan, principalmente en lo que respecta a la tecnología de última generación como los sistemas antimisiles.
Estados Unidos y Rusia tienen las armas. Su arsenal nuclear podría destruir varias veces el planeta. Ese es el pilar de su poder, hoy en manos de dos figuras fuertes, que lo manejan con personalismo y arrogancia. Trump es leído como un empresario acostumbrado a mandar, sin muchas herramientas de la política tradicional ni grandes reparos a la hora de, por ejemplo, separar a niños migrantes de sus familias, encerrándolos en jaulas fronterizas. Putin, por su parte, es un exagente de la KGB, que hace más de doce años maneja al país más grande del mundo con mano férrea, conservando su imagen pese a llevar adelante la persecución de homosexuales y el atropello a los Derechos Humanos. Mañana estarán sentados uno frente al otro, en un mano a mano que tendrá expectante a todo el mundo, pero que sólo podrán presenciar sus traductores.
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