Murió uno de los ex policías bonaerenses condenados en el juicio “Brigadas” en marzo del año pasado. Entre 1973 y 1979 estuvo destinado primero en el Pozo de Banfield y luego en “El Infierno” de Avellaneda. Durante el juicio, sobrevivientes contaron cómo se manejaba en estos centros clandestinos. Murió con prisión domiciliaria a los 83 años
Por Pulso Noticias y La Retaguardia
El expolicía Horacio Luis Castillo, condenado por delitos de lesa humanidad durante la última dictadura cívico-militar, falleció este lunes 3 de febrero a los 83 años. Castillo fue oficial inspector de las Brigadas de Investigaciones de Banfield y también la de Lanús (conocida como “El Infierno”, con asiento en Avellaneda). Fue condenado por crímenes atroces como secuestros, torturas, asesinatos, delitos sexuales y desapariciones forzadas.
Su condena fue dictada el año pasado, en el juicio conocido como el “Juicio Brigadas”, donde se le encontró responsable de la desaparición de 605 personas, entre ellas mujeres embarazadas y menores de 18 años.
En la misma jornada en que se conoció el veredicto, el presidente del Tribunal, Ricardo Basílico, junto a los jueces Esteban Rodríguez Eggers y Ealter Venditti, sentenciaron a Castillo junto a otros nueve acusados, condenándolo por delitos como abuso sexual, privación ilegal de la libertad y homicidios calificados. Sin embargo, a pesar de su condena a prisión perpetua, Castillo nunca cumplió su pena en una cárcel común, ya que al momento de su fallecimiento se encontraba cumpliendo prisión domiciliaria.
Antes de ser procesado en 2022, Castillo logró eludir a la justicia durante años, tal como expresamos en nuestra publicación de redes sociales. Aunque se presentó como empresario, era, en realidad, dueño del Colegio San Diego en Wilde, una institución que fundó en 1979 y que dirigió. Allí mantenía una rigurosa disciplina, según testimonios de exestudiantes, Castillo se caracterizaba por su autoritarismo y por hacer sentir su presencia de manera constante.
En 2022, el juez Ernesto Kreplak consideró que había prueba suficiente como para procesarlo como partícipe necesario de los secuestros, las torturas y abuso sexual en “El Infierno“. Allí fue que la Dirección de Educación bonaerense lo desvinculó de la escuela.
Durante su tiempo en la fuerza policial, Castillo estuvo vinculado directamente a la represión ilegal. En la Brigada de Investigaciones de Lanús de la Bonaerense, conocida como “El Infierno”, fue señalado por sobrevivientes como uno de los responsables de las torturas y las desapariciones de detenidos. Mercedes Alvariño Blanco y Héctor Callejas, quienes fueron víctimas de la represión, lo identificaron y denunciaron sus crímenes en el juicio.
La comunidad de Avellaneda también reaccionó en su contra cuando, en 2022, se le otorgó prisión domiciliaria. La Mesa de la Memoria y la Secretaría de Derechos Humanos del municipio expresaron su rechazo, denunciando que la medida no era más que una “libertad encubierta”. Aquel día, en una conferencia de prensa, Claudio Yacoy, secretario de derechos humanos de Avellaneda, calificó la prisión domiciliaria como un engaño y solicitó que Castillo fuera declarado “persona non grata”.
Trayectoria genocida
Castillo Ingresó en la fuerza policial como cadete en 1960, según su legajo personal. En un primer momento se desempeñó en la Dirección de Investigaciones de Avellaneda con el cargo de oficial inspector de seguridad, entre el 3 de septiembre de 1973 y el 10 de agosto de 1976. Luego fue trasladado a Delitos contra la Propiedad hasta el 1 de enero de 1977. En esa fecha, cuando estaba en pleno funcionamiento el Pozo de Banfield, Castillo fue promovido a oficial principal de seguridad. El 7 de marzo de 1977 fue trasladado a la Brigada de Lanús, “El Infierno”, donde revistó hasta el 14 de febrero de 1979.
La figura de Castillo estuvo marcada por la contradicción: mientras reprimía a cientos de personas y participaba en los centros de torturas más temibles del país, también recibía subsidios estatales y mantenía su negocio educativo. De esta manera, logró transitar casi toda su vida sin enfrentar consecuencias por sus actos, hasta que la justicia finalmente lo alcanzó en su vejez.
Aquí todas las víctimas de Castillo según el veredicto
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