Nació en 2016 con distintos objetivos de resistencia ante el consumo individual que propone el cine comercial y las plataformas. Durante los últimos meses se dedicaron a abordar las producciones rusas de distintas épocas. La estrecha relación entre cine y política. Entrevista con uno de los creadores del ciclo y sus perspectivas
Desde sus inicios en 2016, Videodromo ha sido más que un simple ciclo de cine. Fundado en La Plata por un grupo de tres personas, incluyendo a Rob Astami, este espacio surgió como una respuesta crítica a la oferta homogénea del cine comercial y a la creciente individualización del consumo audiovisual impulsada por las plataformas de streaming. “Videodromo nació de la necesidad de crear un espacio de encuentro en torno al cine, en contraposición a la pobre oferta de cine comercial que dominaba el panorama, aca en La Plata por parte de la misma empresa”, explica Astami. “Queríamos desordenar, a pequeña escala, la tendencia generalizada que imponen las potencias audiovisuales, que no solo controlan qué vemos, sino cómo lo vemos”.
Desde sus primeras proyecciones en un centro cultural local hasta su integración en la programación del Cine Select del Pasaje Dardo Rocha en 2017, Videodromo ha buscado constantemente desafiar los hábitos de consumo y programación de cine. Para Astami y su equipo, el cine es una herramienta poderosa de conocimiento y una forma de abordar tanto lo social como lo político. “Creemos que el cine puede ampliar nuestra forma de ver el mundo, fortalecer el pensamiento crítico y romper con los automatismos ideológicos que limitan nuestras perspectivas”, añade.
Animación soviética: otras formas de relacionarse y una relación innegable con la política
Una de las iniciativas más destacadas del ciclo es la serie dedicada a la animación soviética, una selección que, según Astami, ha tenido una circulación limitada en comparación con su enorme valor artístico y humano. “La animación soviética es una de las más bellas e interesantes jamás realizadas. No solo por su técnica, que abarca desde el stop motion hasta la animación tradicional, sino por su profundo respeto hacia la naturaleza y los valores humanos como la colaboración y la amistad”, destaca Astami. Este ciclo especial ofrece una ventana única hacia un universo animado donde prevalecen normas y registros distintos, en contraste con la hegemonía de la animación comercial occidental.
Para Astami, la relación entre cine y política es innegable, especialmente en un contexto donde los grandes monopolios, como Disney, controlan gran parte de la producción y distribución cinematográfica. “Es importante abrir una brecha que nos permita explorar otras formas de expresión. En la animación soviética, por ejemplo, podemos ver cómo los cambios políticos y sociales impactaron en el desarrollo de este arte, desde la Revolución de Octubre hasta el proceso de desestalinización y la explosión creativa que siguió”, comenta.
Mirando hacia el futuro, @videodromoproyecciones (Instagram) continúa expandiendo sus horizontes. Actualmente, están organizando un especial dedicado a los 100 años de MosFilm, la principal productora cinematográfica de la Unión Soviética, con proyecciones de películas icónicas como La infancia de Iván y La balada del soldado. Además, Astami y su equipo planean darle continuidad al especial de animación soviética, explorando el impacto de la ciencia ficción, la psicodelia y el surrealismo en este fascinante universo audiovisual.
Es melómano y amiguero. También es periodista, docente, trabajador cultural y militante. Nació y se crió en Necochea y ahora hace más de 15 años que corta por diagonales.
Su vicio lo lleva a la sección Cultura de Pulso, pero también se puede mover por Política, Interés General y Derechos Humanos. Hace trabajos radiales para la cooperativa y da una mano para la cuestión de recursos, suscripciones, cocinar para todxs o lo que pinte. Su moto y su ansiedad lo llevan a ser de lxs más puntuales del emprendimiento.
