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viernes 22-11-2024

Vaciamiento y ocupación pacífica de la cervecería Falkner

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Pulso Noticias compartió la mañana con los y las trabajadoras del comercio en 44 y 136 que decidieron ocupar pacíficamente la fábrica y el local platense. Meses sin cobrar, años sin obra social y aportes truchos en los recibos de sueldo. Preocupaciones y perspectivas de un grupo de 16 laburantes que resisten por sus puestos de trabajo y sus familias

Entrevistas: Paola Álvarez | Fotos: Pulso Noticias | Redacción: Ramiro Laterza

No es noticia la grave crisis económica que sufre todo el país y La Plata. Llegado el 2021, aún en el medio de la pandemia, de a poco comienza a sentirse el sacudón en los comercios, los límites de la ayuda estatal y los manejes de los empresarios para no perder dinero y cortar el hilo, siempre, en lo más fino: sus trabajadores y trabajadoras.

Desde Pulso Noticias venimos históricamente describiendo la grave precarización laboral a la que son sometidos quienes consiguen trabajo en un local gastronómico o de bebidas. La falta de regularización y de controles por parte del Estado viene desde antes de la cuarentena, la cual agravó toda la situación.

Desde hace dos años, ya desde mediados del 2019, quienes llevaban adelante la cervecería Falkner, venían sintiendo un fuerte vaciamiento desde sus lugares: en la cocina, en la bacha, sirviendo las mesas, limpiando o cobrando. Este comercio, que queda en 44 y 136, tuvo su “moda” como segunda cervecería artesanal de la ciudad (después de Antares) pero ante la aparición de cantidad y calidad de comercios de esta refrescante bebida, comenzó su zozobra.

“Somos personal de muchos años, yo empecé a trabajar cuando se inició el comercio este, hace 13 años”, expresa Vanesa a este medio. Sus compañeros la eligieron para encabezar las mesas de negociación ante la audiencia que hubo el martes en el Ministerio de Trabajo.

Pulso Noticias llegó hasta el lugar y compartió la mañana del martes con los 16 trabajadores y trabajadoras que decidieron ocupar el lugar pacíficamente el domingo, para visibilizar su situación y poder recuperar sus fuentes de trabajo, o al menos, su indemnización.

No da para más

“Para llegar a esta instancia agotamos todos los recursos previos: diálogo con el dueño, varias reuniones y tuvimos una negativa tras otra”, deja en claro Vanesa, rodeada de sus compañeros de trabajo. “Llegamos a esta conclusión porque al poco tiempo de que se produjo el cambio de firma, empezaron las irregularidades”, describió: pagos de sueldos con el dinero de la caja, cobros de a 4 o 5 partes, medio sueldo y medio sueldo el mes siguiente, por mencionar algunas de las situaciones que fueron llevando a los trabajadores a tomar esta decisión.

Los problemas comenzaron, según recuerdan, con un extraño cambio de firma de la sociedad, en 2019. Fueron más de dos años de irregularidades, de pedir paciencia a los laburantes y, de a poco, empezaron a descubrir otras formas de fraude contra los trabajadores de Falkner.

En febrero de 2020, semanas previas a la pandemia, el dueño Carlos Dalceggio les pagó la mitad del sueldo y en marzo, cuando comenzó la cuarentena, “no percibimos salario de ningún tipo”.

Luego llegó la pandemia y la situación fue colapsando. A fines de abril empezaron a cobrar a través del ATP, solo la mitad del sueldo -la que otorga el Estado Nacional- sin la parte de la empresa. “Continuamos recibiendo solo eso, con la cervecera a puertas cerradas por la pandemia, hasta noviembre inclusive”, relatan en una de las mesas del bar. “En diciembre no lo percibimos y a principio de enero sí”, agregaron respecto al programa Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción.

Pero además de esos vaivenes, que hacen a cada familia caer en una situación de pobreza y violación de sus derechos laborales, en todo ese tiempo no se les pagó ni la parte del sueldo de la empresa, mucho menos el aguinaldo. “Además nosotros también exigimos ART, porque estuvimos más de un año sin ART, más de dos años sin obra social, que no es poco… el último recibo de sueldo lo recibimos en enero del 2020”, describen minuciosamente los trabajadores con perfecta lucidez de cómo fue su año pandémico. “El 23 de diciembre el dueño nos dio mil pesos a cada uno para pasar las fiestas”, agregan para rematar el párrafo.

Decisión y audiencia con el Estado

“Como consecuencia de todo esto que te estoy comentando, se decidió llevar esta medida de fuerza” explica Vanesa, quien fue la delegada en la primera audiencia en el Ministerio de Trabajo. Después de la dificultad de convocar a Dalceggio, dueño de la sociedad, finalmente estuvo presente. También se sentó el secretario general del sindicato Uthgra, Mauro Coronel y el abogado del gremio.

Allí se plantearon las pretensiones de cada parte, Vanesa relató todas las irregularidades que sufren desde hace más de dos años, exigiéndole al dueño y al Ministerio “que por favor empiece a solucionar el tema porque fue la audiencia fue conciliatoria”.

Dalceggio se negó a todos los pedidos de los trabajadores. Expresó que no tenía dinero, que la situación de cuarentena lo deja en una situación difícil… “pero esta situación no es el resultado solamente de la cuarentena, porque la venimos sufriendo desde hace dos años”, resaltó otro de los trabajadores que ocupan Falkner.

Desde el Ministerio se le exigió a Dalceggio que para la próxima audiencia que se va a realizar este jueves a las 12 del mediodía, en 7 entre 39 y 40, presente algún tipo de planteamiento conciliatorio para empezar a solucionar la cuestión. “Se le exigió la entrega de los recibos de sueldo, del pago de los aguinaldos y el ministerio le dio la posibilidad de ir pagando de a poco lo que se nos adeuda”, relata Vanesa y agrega que “se negó porque dice que no tiene dinero, que no tiene de donde sacarlo…así que hasta tanto no se puede llegar a un acuerdo, nosotros vamos a seguir con esta medida de fuerza”.

Los primeros tiempos

Los trabajadores y trabajadoras que están ocupando la enorme cervecería en el barrio de San Carlos, sobre avenida 44, rescatan los períodos vividos previos al cambio de firma. “Con los dueños anteriores sí estuvimos en blanco, desde el inicio de empezar a trabajar, con un contrato… cuando cambia la firma se continúa con el contrato, no perdimos la antigüedad”, especifican y recuerdan que lo que empezó a cambiar fue que dejaron de pagarles la obra social y no tenían cobertura ART. Pero sin embargo en los recibos de sueldo sí aparecían los aportes. ¿Cómo?

“Compañeros que tienen hijos y en los recibos de sueldo figuraba que ellos estaban haciendo el depósito para la alimentación de sus nenes y sin embargo no, nunca aportaba nada. En la realidad no había nada, no se depositaba esa parte”, intentan explicar aún con sorpresa.

Emiliano Mosolani cumplió ayer 1° de febrero sus 9 años como empleado de Falkner. Los conmemoró tomando la fábrica con sus compañeros y sorprendido por el camino sin salida al que parece que lo quieren llevar: “yo estaba tranquilo porque a mi me descontaban la cuota alimentaria para mi hija, pero recién me llamaron de un Juzgado de Familia para comunicarme que esta no había sido depositada en los últimos meses… a mi me figura en el recibo de sueldo que me las descontaron”, repite aun sin entender.

Pero además, la justicia no entiende de injusticias: “En el juzgado me dicen que si por un motivo eso no se deposita, van contra mi, y lo primero que figura a mi nombre es el auto”, se asusta. Agrega que “estamos luchando con la madre de la nena para que se deposite eso… para mí es una barbaridad: no por mí, por mi hija, que no le falte nada, ni los estudio ni obras sociales”, relata al borde de quebrarse de odio.

Los trabajadores y trabajadoras están convencidos que van a seguir manteniendo esta medida de fuerza. En la audiencia del miércoles recién podrán saber un poco más: “dependemos de lo que va a plantear él para tomar determinaciones”, explica Vanesa respecto al dueño de la fábrica. “Nunca estuvo la idea de tomar la cervecera, nunca quisimos… agotamos todos los pasos posibles para no llegar a esto, porque ninguno quería llegar a esto. Pero la verdad, fue necesario”, terminan concluyendo colectivamente en la charla con Pulso Noticias.

Una papa caliente

Entrada la charla, estos laburantes reconocen que aún no saben a quién pertenece enteramente el local: “El actual dueño nos planteó que es el único, pero ayer en la audiencia dijo que el hijo es parte accionaria… fue todo muy raro”, introducen y describen que el día que hicieron el traspaso en el propio local, ninguno de ellos sabía nada ni fueron informados: “no hubo cambio de contratos, no hubo renuncia, no hubo despidos, nada, se pasaron la posta de la llave y así siguió”.

Los antiguos dueños eran la familia Ranieri, conocidos en La Plata por ser propietarios del Hotel Argentino. Los hermanos Roberto, Adrián y Roxana, “a la que se la sacaron de encima”, suelta un trabajador sin especificar. Y sus padres Ana y Salvador. La empresa se llamó Falkner por el lago donde la familia iba a vacacionar. Por eso el local está adornado con piedras que imitan el lugar en la Patagonia.

Adrián fue quien se negó a vender su parte, con lo cual los trabajadores creen que tiene una parte minoritaria, y además, expresó que apoya la medida tomada.

Un sindicalista sin filtro

“Lo que nosotros entendemos es que le vendió el fondo de comercio con la sociedad”, introduce Mauro Coronel, el secretario general de Gastronómicos de Seccional La Plata. “Hicieron entre ellos un tejemaneje, en el cual le dio la sociedad como para organizar un vaciamiento”, denunció a Pulso Noticias sentado junto a los trabajadores que ocupan el lugar. “Esta persona tiene fama de vaciar lugares, pero les costó, no fue rápido…pasaron dos años porque los trabajadores aguantaron por la fuente de laburo… no contaban con eso”, agrega Coronel respecto a una situación de larga data.

Pero además, para esta persona que hace también un poco más de dos años que conduce el gremio dirigido nacionalmente aun por José Luis Barrionuevo, explica que el sistema que ejercieron estos empresarios tiene que ver con que “se cambiaron los socios, se fueron los que estaban, ingresaron otros, pero la sociedad sigue siendo la misma”, y que la mayoría de los trabajadores tienen entre 13 y 11 años de antigüedad, con lo cual los dueños anteriores son responsables de la situación: “No puede pasar desapercibido eso”, apunta contra los Ranieri.

“Ahora en el Ministerio ya le pedimos el estatuto de la empresa actualizado”, apunta otro laburante desde el otro lado de la barra. “Por eso la única salida que le encontramos era tomar el lugar, porque legalmente les haces un juicio, tarda dos o tres años y si sabemos que el tipo no tiene nada, no responde con nada. La sociedad ya esta vacía”. El juicio de todos modos no se descarta, se irá haciendo paralelamente. “Pero necesitamos una respuesta concreta ahora”, advierte y agrega que tiene una familia para sostener.

“En otros casos lo hacemos elegir, o la indemnización o te traslado, o un retiro voluntario”, retoma el sindicalista gastronómico- “hay veces que uno no quiere cambiar de sociedad porque conoce al nuevo dueño… pero en este caso no podían elegir porque la sociedad sigue trabajando”, concluyó.

Toma pacífica

El domingo, cuando tomaron la resolución en conjunto, los 16 trabajadores pasaron la noche. Ahora se rotan: “Hay compañeros que por cuestiones personales no pueden venir, pero nos vamos organizando”, retoma Vanesa.

El tema se puso picante entrado el lunes cuando el dueño, junto al hijo, denunciaron la toma a la policía e intentaron ingresar por una puerta lateral. “Primero llegaron mal, patearon la puerta” rememoran y agregan que “la policía también vino primero con una actitud malísima y después cuando les empezamos a explicar, vieron que estábamos respaldados por el sindicato y que no era una toma ilegal, sino totalmente pacífica, lo constataron y se tranquilizaron, simplemente les avisaron a sus mayores”, relatan respecto al encuentro con la fuerza policial. “Dijeron que no nos iba a desalojar”, agregan y explican que no rompieron la cerradura y que mantienen todo como está, “cada cosa está en su lugar”..

Cerveza sin patrón

Envalentonados, desde la cooperativa Pulso Noticias no pudimos evitar la pregunta sobre la posibilidad de retomar el comercio… pero sin patrón. “Los trabajadores no estamos acostumbrados a tener nuestro propio negocio y manejarlo, es muy difícil y más semejante estructura”, respondió uno de los trabajadores que agarró el guante. “Para poner en funcionamiento la cervecería se necesita un montón de plata en insumos y después tenés que salir a vender”, agregó. “No es fácil, acá hay una fábrica de cerveza”.

Sin embargo, atento a poder pensar paso a paso, agregó que “lo que sí estamos hablando es como podemos hacer para sobrevivir ahora en la toma hasta que se solucione… tener algún ingreso”, destacó, poniendo los pies sobre la tierra.

“La única forma que aparezcan es estando acá adentro, si estamos afuera no solucionamos nada” agita otro de los pibes… “sino un día venís y el tipo va a haber cerrado la puerta y perdimos”.

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