El espacio Basta de Asesinatos Laborales presentó su tercer informe anual. Según su observatorio, murieron 1295 trabajadores en los mal llamados “accidentes laborales”. Se duplicó la cantidad durante el año de la pandemia
“Si son muertes evitables no son accidentes: son asesinatos”, afirmaron desde el espacio Basta de Asesinatos Laborales (BAL) durante la presentación de su tercer informe anual. En esta ocasión se realizó de manera virtual desde la clínica San Andrés, la cual está ocupada por sus trabajadores quienes exigen la estatización de la misma ante el cierre llevado adelante por la parte empresaria.
El 2020 estuvo atravesado por la pandemia y la crisis sanitaria que también afectó a las y los trabajadores. Según registraron desde el espacio BAL, hubo 1295 personas que murieron en sus puestos de trabajo lo que implica un aumento del 142% de lo que fue el registro 2019.
De esas 1295, aseguraron que 985 trabajadores y trabajadoras murieron luego de contraer Covid 19 en su lugar de trabajo. En ese sentido, resaltaron la importancia de las organizaciones dentro de los espacios laborales ya que las ARTs pusieron muchísimas trabas para identificar a este virus como una enfermedad causada en el ámbito laboral.
“El discurso de las patronales fue de culpabilizar a las y los trabajadores; había una falta de investigación del origen de la mayoría de los casos; así como la enorme cantidad de casos en el sector informal donde no existe registro de los contagios laborales”, resaltaron en su informe. Y sostuvieron que el porcentaje de personas fallecidas que contrajeron la enfermedad por la convocatoria de sus patronales a trabajar aún es más alto.
Que siga el funcionamiento…
A lo largo del año observaron que la mayoría de las empresas volvieron a producir sin ningún tipo de control estatal sobre las condiciones de seguridad e higiene. Por ejemplo, el 2 de julio falleció Elizabeth Barrionuevo, trabajadora de la fábrica de ropa deportiva RA Intetrading S.A, quienes nunca frenaron su labor y no pudieron garantizar el “quédate en casa”. Las trabajadoras de esa empresa denunciaron a fines de junio, ante los primeros casos detectados de Covid 19, la falta de capacitación acerca de los protocolos de bioseguridad y además que la empresa no garantizaba el transporte empujándolas a utilizar el transporte público.
Durante la presentación estuvieron presentes referentes sindicales contando sus experiencias para evitar la propagación del virus en sus lugares de trabajo. Santiago Menconi, delegado de la línea de colectivos 60 –CABA- afirmó que ellos mismos en sus asambleas desarrollaron y votaron los protocolos para cuidar sus vidas. “Hicimos cuadrillas para desinfectar los colectivos cada vez que salían de la cabecera y llegaban a la terminal”.
A su vez, los trabajadores de la fábrica La Salteña (del Grupo Molinos S.A) realizaron un paro exigiendo que se hisopara a toda la planta –ubicada en el polo industrial de Burzaco- lo que obligó a cerrar la empresa durante una semana para evitar la propagación del virus.
También mencionaron lo sucedido en Jujuy, en el Ingenio Ledesma la empresa con mayores trabajadores contagiados y una alta tasa de mortalidad. “Las muertes por Covid 19 llegaron a veinte entre sus trabajadores e incluso la misma empresa reconoció haber tenido 492 contagiados, número que según los sindicatos es menos de un tercio del real”, expresaron desde BAL. Estos números hicieron que colapse el sistema de salud en el Departamento de Ledesma, donde la tasa de fallecimientos cada 100.000 habitantes fue la más alta del país.
Mayormente las empresas no aplicaron los protocolos correspondientes, sumado a que obligaban a sus trabajadores mayores de 65 años y a quienes padecen otras enfermedades y son considerados personas de riesgo a seguir con sus tareas cotidianas.
Primera línea
A raíz de la pandemia, las y los trabajadores de la salud fueron quienes estuvieron en la primera línea de la batalla contra el Covid 19. Al principio, muchas personas salían a las puertas de sus casas para aplaudir su labor diaria, mientras que ellos mismos reclamaban (y siguen sus reclamos al día de hoy) por mejores condiciones laborales. Es decir, alzan su vos por aumento salarial y también por mayores recursos para atender a la población.
Según datos del observatorio de BAL, hubo al menos 399 asesinatos laborales en el sector de la salud. Se trata de la rama más afectada: del total de las personas muertas, el 31% eran trabajadores de la salud “no sólo profesionales sino también alcanza a toda una red de trabajadores/as que se desempeñan en el ámbito sanitario de manera sumamente precarizada”, aseguraron.
Y mencionaron, entre otros casos, lo sucedido con Paola Maldonado, trabajadora de limpieza tercerizada del Hospital Piñero de CABA a través de la empresa Dinamic Clean, quien falleció por Covid 19 en julio del año pasado.
No son números, son vidas
En sus conclusiones, el espacio BAL resalta que durante el 2020 murieron tres laburantes por día, triplicando las cifras del año pasado. El 76,1% de esos casos está conformado por trabajadores que se contagiaron de Covid 19 en sus lugares de trabajo. Y resaltaron fehacientemente: “no se trata sólo de números: se trata de vidas”.
El espacio BAL está conformado, desde hace cuatro años, por familiares y amigos de víctimas y laburantes de distintos ámbitos que se organizaron para mejorar las condiciones de seguridad, salud e higiene laboral. Para ellos, “todas estas muertes tienen responsables y podrían haberse si las patronales no pusieran sus ganancias por sobre las vidas, si el Estado controlara seriamente las condiciones en las que trabajan y si la burocracia sindical exigiera el cumplimiento de cuestiones básicas de salud, seguridad e higiene, en lugar de ser cómplices”.
Leé el informe completo: Anuario 2020
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