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lunes 13-05-2024

Política de reducción de daños: ¿qué es y cómo escaparle al “indignómetro”?

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Hipocresía, falsos moralismos y desinformación fueron los denominadores comunes en la discusión pública, luego de que el municipio de Morón llevara adelante una campaña de reducción de riesgos y daños con respecto al alcohol y las drogas. ¿Por qué esa acción despertó fuertes controversias y qué implica una política de este tipo? Sobre ello dialogamos con Walter Martello, del Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de la Defensoría del Pueblo bonaerense y con Riccardo Ancillai, de la organización RESET- Política de Drogas y Derechos Humanos

“Dan tips para drogarse mejor” vociferó una reconocida conductora de televisión; “es una virtual legalización de las drogas de hecho”, señaló una afamada presentadora de noticias, “y por parte de Estado”, reforzó su coequiper; “son cómplices del crecimiento del narcotráfico, prefieren jóvenes drogados que no piensen”, tuiteó un caracúlico diputado nacional, “la Municipalidad de Morón está asesorando a jóvenes como drogarse mejor”, manifestó por sus redes otro legislador, no menos carcaúlico que el anterior.

Horas de programación en radio y tv, ríos de tintas en los diarios y de caracteres en las redes sociales se llenaron de hipocresía, falsos moralismos, desinformación y el “indignómetro” al palo. Fue cuando surgió la noticia de que el distrito conducido por Lucas Ghi llevó adelante una política de reducción de riesgos y daños con respecto al alcohol y las drogas en el marco de un festival cultural.

El nivel de desquicio de la política fue tal que los propios concejales de la oposición de Morón, que habían levantado la mano para aprobar la propuesta, salieron a condenarla. “Es un debate que atrasa 30 años” el que promueve la oposición, advirtieron los expertos de la Asociación de Reducción de Daños de Argentina (ARDA), quienes participaron activamente de la campaña y del contenido de la misma.

Desde esa organización pusieron de manifiesto que en la portada del tríptico que repartió el municipio de Morón en un festival para jóvenes “se ve claramente que está dirigido a población usuaria de sustancias”. Pero para dirigentes de la oposición como Diego Santilli, Cristian Ritondo o López Murphy, entre otros, el folleto hace apología de las drogas.

“En la mayoría de los países del Primer Mundo se vienen aplicando este tipo de políticas de una u otra manera. Y han reducido los problemas vinculados con los consumos de drogas”, indicó Gustavo Zbuczynski, presidente de ARDA e integrante del equipo del Centro de Asistencia en Adicciones Carlos Gardel, del Ministerio de Salud del gobierno porteño.

Los folletos, que fueron viralizados a partir de un video que publicó la propia Dirección de Políticas para Juventudes del Municipio de Morón, incluían recomendaciones para quienes tienen la decisión de ingerir marihuana, cocaína o bebidas alcohólicas. Asimismo, incluye contactos útiles, como los teléfonos de la Sedronar (141) y SAME (107); advierte que “si te detienen, tenés derecho a un abogado”, y brinda información sobre qué hacer para ayudar a un amigo si se descompone.

“Todos los fines de semanas en las guardias de los hospitales tenemos personas que salían a divertirse y por no saber, por tomar malas decisiones por falta de información, mezclan sustancias que no se deben mezclar o consumen cantidades que su cuerpo no puede tolerar, y terminan con muerte, sobredosis, golpes de calor y una cantidad de daños absolutamente evitables”, explicó Zbuczynski.

La ministra de Salud, Carla Vizzotti, aseguró en ese contexto que el folleto de Morón no estimulaba el consumo y se lamentó porque “se perdió la posibilidad de tener un debate serio”. “Siempre es mejor dar los debates que meterlos debajo de la alfombra”, afirmó Vizzotti.

Pese a los intentos por obturar una discusión con profundidad, y a la par de lo que había ocurrido a principios de febrero en Puerta 8 (el episodio de la cocaína adulterada que ocasionó 24 muertes), el concepto de “política de reducción de daños” logró empezar a situarse en la agenda de los medios hegemónicos.

Sobre este paradigma y desde ópticas diferentes Walter Martello, responsable del “Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de la Defensoría del Pueblo bonaerense” y Riccardo Ancillai, abogado y representante de la organización “RESET – Política de Drogas y Derechos Humanos”, dialogaron con Pulso Noticias.

Martello considera que “previo a establecer políticas de reducción de daños hay que fortalecer todo el sistema de prevención, explicación y atención al adicto”. Y si bien concuerda con que la problemática ya existe y es mejor que haya información, asegura: “respecto a la sustancia cocaína es imposible implementar una campaña de reducción de daños. Primero porque es una sustancia ilícita. Es como decir juegue a los juegos de azar en el mercado clandestino pero hágalo poquito. Y, segundo, por el daño que ocasiona”.

Para Ancillai la política de reducción de daños y riesgos “no implica fomentar el consumo de nada”. “Cuando vos ves que en una etiqueta de una marca de cerveza dice ‘beber con moderación’, no está fomentando el consumo, te está diciendo ‘si lo vas a hacer, hacelo moderadamente’. Es exactamente lo mismo”, ejemplifica, y afirma que “el prohibicionismo y el abstencionismo han fracasado a la hora de considerar la efectividad de una política pública”.

“Argentina no está en una etapa para implementar ese tipo de políticas”

“La reducción de daños es un concepto que nació en Europa a partir de la crisis que ellos tenían en relación a la adicción de la heroína. Nada tiene que ver con la realidad de nuestro país. Primero porque nosotros no poseemos la estructura sanitaria para hacer frente a los problemas de las gravísimas adicciones que tenemos hoy como los países del primer mundo. Y, segundo, porque previo a establecer políticas de reducción de daños hay que fortalecer todo el sistema de prevención, explicación y obviamente atención al adicto. A mí me parece que estos debates, que generan mucha polémica, lo que hacen es perder la centralidad en lo que tiene que ser más importante para nosotros que es justamente la atención del adicto”, analiza Walter Martello, Defensor del Pueblo adjunto bonaerense y titular del “Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos” de ese organismo.

-La prevención y la atención al adicto, tanto como las políticas de reducción de daños ¿son obligaciones del Estado exclusivamente?

“Sí, pero la reducción de daños es algo que se debió debatir. A mí me llama la atención que haya una ordenanza sancionada en un Municipio que contemplaba el concepto de reducción de daños y posteriormente haya muchas críticas de quienes votaron esa ordenanza. Me parece que está todo muy politizado. Si realmente no conocían en qué consistía la campaña de reducción de daños por qué no lo preguntaron al momento de votar la ordenanza, por qué no pidieron experiencias internacionales para ver hasta donde se puede llegar en la Argentina respecto a políticas de reducción de daños. Yo insisto, Argentina no está en una etapa para implementar ese tipo de políticas, sobre todo en una sustancia como es la cocaína, que nada tiene que ver con establecer políticas de reducción de daños. Cocaína no se debe consumir bajo ningún punto de vista. Y ahí el enfoque no sólo tiene que ver con la incautaciones, con las causas judiciales, sino con tratar de disminuir la demanda de quienes son adictos a esta sustancia”.

Los folletos fueron parte de un stand en el marco del festival cultural La Minga, en la ex Mansión Seré

-Vos sos crítico del contenido de esos folletos, indicando que la información no es correcta

“Sí, porque nadie puede inducir al consumo de una sustancia ilícita, por un lado, y que además causa muchas situaciones tanto físicas como psicológicas y psiquiátricas muy complejas. Entonces me parece que el mensaje ‘consumí poquito’ no es el correcto. El mensaje correcto es ‘no consumas cocaína bajo ningún concepto’. Me parece que allí, intentado lograr cierta empatía con los jóvenes, se extralimitaron en lo que tiene que ver con un mensaje que los advierta del riesgo que corren al consumir una sustancia que de por sí en todo los casos esta adulterada, que no es pura la que hoy transita en los barrios del conurbano bonaerense y de la Argentina. Y que además aumentó en 10 años un 128% el consumo en nuestro país”.

-La Asociación ARDA se hizo cargo de la redacción del contenido. ¿Vos crees que no está capacitada para asesorar a un Municipio?

“Sí, puede haber distintas miradas, la mía particularmente es que respecto a la sustancia cocaína es imposible implementar una campaña de reducción de daños. Primero porque es una sustancia ilícita. Es como decir juegue a los juegos de azar en el mercado clandestino pero hágalo poquito. Y segundo por el daño, está empíricamente comprobado, con mucha evidencia científica respecto de que con la cocaína no hay grises ni reducción de daños. Y reitero, se podría llegar a debatir con eficiencia esa situación si nosotros estuviésemos en un estado como son los europeos, que tenían todas las cuestiones previas saldadas. Estamos muy lejos de llegar a ese Estado”.

-¿Cuáles son esas cuestiones que no están saldadas?

“Yo me refiero a la infraestructura, porque el abordaje puede ser opinable pero hasta cierto punto, porque seguramente, y esto lo saben todas las familias que tiene a alguien con problemas de adicción, en general no se encuentra la respuesta en tiempo y forma. Y además, con los niveles de pobreza que tiene nuestro país, el desarrollo territorial del consumo en los sectores más vulnerables de la sociedad, por una cuestión de muchas veces no saber a dónde concurrir, trae aparejado problemas. Argentina no es Holanda como para implementar políticas de reducción de daños”.

-¿Qué opinión tenés del planteo que indica que el problema ya está y es mejor que esté la información a que no haya nada?

“Yo coincido, el problema está y es mejor que esté la información. Pero la información no puede inducir al consumo. Lo que tenemos que explicarles a los jóvenes es el daño que genera la cocaína y la adicción a la cocaína. Y no se trata de una cantidad de dosis, la cocaína siempre es mala para el organismo. No hay ningún estudio que indique que consumir un poquito está bien. Entonces me parece que hay que tener un mensaje, que sea empático con los jóvenes, no se les puede hablar desde un pedestal, desde la imposición de un criterio, hay que discutirlo con ellos, debatirlo con ellos, pero la conclusión final tiene que ser que no se puede consumir cocaína”.

-Otro de los planteos señala que es importante que esté la información, pero en el mismo folleto se deberían incluir los daños que generan estas sustancias

“No, no puede haber ningún mensaje que induzca al consumo. Una campaña con ese diseño es equivocada”.

Desde el Observatorio acompañaron un proyecto, que hoy se tramita en la Cámara de Diputados bonaerense, para establecer que la educación integral en adicciones y consumos problemáticos tenga carácter obligatorio en el sistema educativo. ¿Crees que puede aprobarse prontamente?

“Yo creo que es importante que salga. Hoy la única información que se brinda es dentro de los módulos del contenido de la Educación Sexual Integral. Por la problemática y el lugar que ocupa nuestro país respecto a América y al mundo, respecto de sustancias lícitas e ilícitas, el alcohol, la cocaína, la marihuana, claramente debería tener un abordaje por separado. Esperemos que se apruebe este proyecto de ley para que pueda ser incluido en el contenido curricular. Hoy la principal problemática que tienen los jóvenes es el consumo de alcohol y no está siendo abordado en las escuelas de forma específica.  Nosotros creemos que debe incluirse con ese carácter y no incluirlo en un módulo más general”.

¿Crees que los intendentes, los Ejecutivos provinciales, o los funcionarios encargados de abordar estas temáticas están preparados o falta una mayor formación?

“Yo veo a los intendentes muy preocupados porque en realidad les repercute sobre su sistema sanitario, quizás lo que falta es una mejor coordinación. Está claro que hay experiencias muy exitosas, la de Chascomús yo la rescataría, es un ejemplo en el bordaje de adicciones, ellos generan hasta sus propias evidencias, sus propias estadísticas y toman medidas con ese mapeo que se ha logrado construir, reforzando los circuitos que se pueden llevar adelante desde Provincia y Nación. Yo veo mucha preocupación en los intendentes pero me parece que por ahí faltan acciones más coordinadas o en todo caso intentar copiar modelos que están teniendo éxito”.

“No podemos seguir con el paradigma prohibicionista y abstencionista porque quedó claro que fracasó”.

“La premisa principal del enfoque de reducción de riesgos y daños es salir de los preceptos morales y religiosos y darle lugar al rigor científico y la evidencia proporcionada por la experiencia y la ciencia. Lo que implica es la adopción de políticas y acciones, porque es el Estado el que debe garantizar determinados derechos, orientadas a disminuir la demanda de drogas y sustancias y, en el caso de que sea algo como lo que está ocurriendo, que es que ya se consume, tratar de hacerlo de manera responsable y de esta manera evitar el policonsumo (que aplica al consumo de  varias sustancias de manera simultánea o con poco tiempo entre ellas), lo que puede implicar un riesgo para la salud del consumidor”, manifiesta en el comienzo de la charla con Pulso, Riccardo Ancillai, abogado e integrante de la organización “RESET – Política de Drogas y Derechos Humanos”.

-Hoy el Estado tiene un rol, con muchas deficiencias, más enfocado en la prevención y la atención del adicto. ¿Debe tener un rol más central en las políticas de reducción de daños?

“Sí, de hecho tanto la ley de Salud Mental como la ley IACOP (Plan Integral para el Abordaje de los Consumos Problemáticos) establecen que el Estado debe promover alternativas y, en el marco de esas alternativas, políticas de reducción de daños. Es un enfoque consagrado en la ley que todavía cuesta mucho hacerlo entender porque hay una carga moral y ética muy fuerte en todo esto, también religiosa, que impide muchas veces un análisis objetivo de la situación. Entonces claramente el Estado debería enfocarse en políticas de reducción de riesgos y daños, que eso no implica fomentar el consumo de nada. Cuando vos ves que en una etiqueta de una marca de cerveza dice ‘beber con moderación’, no está fomentando el consumo, te está diciendo ‘si lo vas a hacer, hacelo moderadamente’. Es exactamente lo mismo que podría haber dicho este folleto, en vez de decir ‘tomá poquito’ podría haber dicho ‘tomá moderadamente’. Y no es un imperativo, una orden, es un consejo, ‘si lo vas  hacer, hacelo moderadamente’. En este marco, una política de reducción de daños puede establecer para un momento más avanzado la regulación de todo un mercado de drogas, porque al tener un mercado negro las sustancias quedan por fuera de cualquier control de calidad y se desconoce totalmente su origen, su composición, su efecto y sus daños colaterales. Entonces, así como para producir bebidas alcohólicas una empresa tiene que cumplir determinados estándares, tanto de seguridad como de control de calidad, bueno, eso es una política de reducción de daños”.

-En este sentido, estás de acuerdo con la postura que plantea que la problemática ya está y es mejor que haya información a que ésta no exista

“Por supuesto, porque un mundo sin drogas es una utopía imposible. Las drogas y las sustancias psicoactivas o alucinógenas han acompañado al ser humano durante toda la historia. Ocurre en la naturaleza, ocurrió en la prehistoria y va a seguir ocurriendo. No va a dejar de ocurrir porque nosotros pongamos en el Código Penal que tal conducta del consumo de tal sustancia, o la tenencia de tal sustancia, está prohibida. Es más, está demostrado también por la historia misma que en los países donde se ha implementado la política de reducción de daños como Portugal, Suiza y otros países de Europa, el consumo no creció exponencialmente, como señala la amenaza que viene desde la derecha y desde los sectores conservadores. Eso no ocurrió, el consumo no se disparó y lo único que se logró fue salvar vidas. Entonces claramente es algo que tenemos que llevar adelante, es algo que tenemos que empezar a pensar. Es hora de quitarse los prejuicios morales que existen y empezar a tomar la problemática como lo que es, una problemática real y concreta que necesita una solución real y concreta”.

-¿Cuál es tu punto de vista del folleto difundido por el Municipio de Morón?

“Me parece que es una política impecable. Dentro de la situación legislativa que tenemos en nuestro país me parece de lo mejor que se puede hacer. La realidad es que hay políticas de reducción de daños que pueden ir más allá, como puede ser el testeo de sustancias, que es un paso previo al tener un mercado regulado de sustancias. Pero hoy por hoy, con la criminalización y estigmatización que pesa tanto sobre las sustancias en sí como en los consumidores, empezar a plantear políticas de este estilo genera una controversia muy fuerte. Fijate lo que generó un folleto, imaginate si llegás a poner un stand en un evento masivo donde diga ‘trae tu droga acá, te la testeamos’. Pero la discusión hay que darla, estamos en el momento para dar la discusión y hay que empezara a adoptar políticas basadas en evidencia científicas y despojarse de todos los falsos moralismos y criterios religiosos”.

-Una de las críticas que tuvo esa campaña es que no contenga además advertencias de los daños que producen esas sustancias

“No creo que eso minimice el valor de la política ni que la descalifique”.

-¿Crees que los intendentes, los Ejecutivos provinciales, o los funcionarios encargados de abordar estas temáticas están preparados o falta mayor formación?

“Yo creo que falta formación en muchos estratos del Estado, en la administración pública en particular. Claramente falta muchísimo en ese aspecto en lo que tiene que ver con el poder judicial, en las fuerzas de seguridad ni hablar. Somos un país que históricamente ha criminalizado, ha estigmatizado y hay un peso ya instalado en toda la sociedad y claramente el intendente no sale de un repollo, es producto de la misma sociedad donde nació, se crió, con los mismos prejuicios, valores y creencias que se crían las personas que viven en un determinado territorio. Por eso digo, que así como vivimos en un país laico y las creencias religiosas las tenemos que dejar por fuera de la actividad de gobierno, en este caso es lo mismo, no podemos seguir legislando en este tópico con valores religiosos, morales, porque está demostrado que no sirve. El prohibicionismo y el abstencionismo han fracasado en todos los parámetros que podemos evaluar a la hora de considerar la efectividad de una política pública”.

-¿La escuela puede ser un ámbito privilegiado en relación a la educación de los adolescentes sobre estos temas?

“Por supuesto, es exactamente lo mismo que pasa con la Educación Sexual Integral (ESI). Así como se peleó durante tantos años por una ley de ESI, en este caso es igual. Y la importancia que tiene el aparato educativo en la subjetivación de un montón de individuos claro que le da un peso sumamente importante. Lo que hay que ver exactamente es qué vamos a enseñar. No podemos seguir con el paradigma prohibicionista y abstencionista porque ha quedado más que claro que fracasó”.

Periodista - Papá primerizo y asador de departamento.
Walter Amori nació en Villa Ramallo, en 1983, pero ya lleva más años transcurridos en La Plata que en su ciudad natal. Se recibió de Licenciado en Comunicación Social en la UNLP, lugar donde además fue docente de Opinión Pública. En la capital bonaerense trabajó en prensa institucional y desarrolló tareas periodísticas en medios privados y públicos. Desde 2018 forma parte de Pulso Noticias. Anda en eso de ver de qué se trata la vida después de empalmar paternidad primeriza y dos años de pandemia. Tiene una parrilla en el balcón con poco uso.

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