Jugando con el humor y la ironía, el sello autogestivo aborda temáticas complejas como la soja transgénica, las huertas agroecológicas, el fracking y la quema de bosques y humedales, entre otras. Dialogamos con Martin Crespi, creador de esta original y comprometida propuesta
Por Walter Amori
La anécdota cuenta que una abuela le leyó a su nieta, de tan sólo tres años, “La fabulosa historia de la sojita transgénica”. Tiempo después la madre le preguntó a esa niña si deseaba que le cocinara unas ricas milanesas de soja, a lo que la misma respondió: “no mamá, están hechas de plantitas transgénicas”.
Otra pequeña, en este caso de 6 años, no quiere tomar más gaseosa y no deja que su hermana de 4 años lo haga a partir de la publicidad de “Caca Cola”.
Estas “fabulosas historias” fueron creadas por Martín Crespi, quien es docente, artista plástico y fundador de la editorial autogestiva “Pachamamita Libros”, desde donde intenta concientizar a los más chicos sobre las problemáticas medioambientales.
El sello cuenta en la actualidad con nueve libros, entre los que se encuentran sus últimas dos producciones, “El fracking, una historia esdrújula contada por el Conde Drácula” y “Mundo Zombie y otros cuentos”, nacidas en el contexto de la pandemia. Con su autor dialogamos acerca de esta original y comprometida propuesta, recorrimos la historia de la editorial y reflexionamos sobre el compromiso que tienen las infancias con el medio ambiente.
Pequeñas historias para grandes problemas
“Pachamamita Libros”, más que una editorial tradicional es un concepto. Nació en el marco de una muestra artística y busca desde sus inicios ser lo más inclusiva posible.
“Hace 6 años que vengo trabajando en una muestra plástica que se llama ‘Naturaleza Humana’, un trabajo de investigación que tiene como eje el concepto de extractivismo. En ese contexto se me ocurrió tener un espacio determinado, un rincón para las infancias con estas temáticas medioambientales. Es decir, que exista material didáctico pensado para quien va con su hijo, hija, sobrina, a ver la muestra”, relata a Pulso Noticias, Crespi.
“A partir de ahí empecé a escribir algunos cuentos, algunos relatos sencillos, en principio sólo pensados para el contexto de la muestra. Y más adelante hice un taller de encuadernación y empecé a hacer algunas publicaciones por mi cuenta. Así se dieron los primeros tres ejemplares, que son bastante sencillos, que plantean la cuestión ambiental en forma muy rudimentaria y empezó a circular a partir de un blog donde subí el material en forma gratuita. Fue creciendo muy lentamente hasta conformarse el proyecto editorial”, cuenta.
Lo que comenzó rudimentariamente se fue profesionalizando y sus producciones se tradujeron al quechua, al guaraní, al mapudungun y están accesibles en braille y en formato de audio libro. “La idea en un principio fue trabajar en el objetivo de que el material sea accesible, trabajar un contenido sobre la temática ambiental en todos los formatos posibles que estén a mi alcance. Hoy hay muy poco material pensado tanto para hipoacúsicos, como para chicos con ceguera o discapacidad visual, hay muy poco material que esté pensado y adaptado para las dos discapacidades al mismo tiempo. Mi idea era trabajar el tema de la discapacidad y el tema de la integración”, explica el artista plástico.
“Cuando venía desarrollando esto, que tiene que ver con el extractivismo, buscaba fijarme dónde afectaban estas problemáticas ambientales, en qué territorios y en esos territorios qué idiomas habían resistido. De esa manera llegás de una forma distinta con el contenido. Por ejemplo, el material al estar disponible en internet estuvo circulando por muchas escuelas del conurbano. Yo hace poco vivía en La Matanza, ahora en Tres de Febrero, y en los dos municipios hay muchos chicos y chicas que son de Bolivia o de Paraguay, y que el material esté traducido a quechua o a guaraní tiene una llegada distinta. Trabajás desde lo emocional, desde la familiaridad del lenguaje materno. Y además estas problemáticas son regionales, no afectan sólo a Argentina, sino que afectan al sur de Brasil, parte de Paraguay, el norte de Uruguay, entonces es localizar esos idiomas también para revalorizarlos”, reflexiona.
Los textos producidos por Crespi, junto a las ilustraciones de Diana Chereau, le hablan a los más pequeños sobre la deforestación, la megaminería, el cambio climático, el cuidado del agua y las huertas agroecológicas, entre otras temáticas. Y todos están disponibles para descargar libremente en internet. Además, contienen el formato de audiolibro, con la presencia de voces como las de Liliana Daunes y Diana Tarnofky.
Asimismo, algunos de los libros permiten la interacción a través del desarrollo de realidad aumentada, a partir del trabajo realizado en conjunto con Ezequiel Lobato y Elsa Rosenthal, docentes de la Universidad de La Matanza.
“A medida que van surgiendo ideas y de acuerdo a los poquitos recursos con los que disponemos, voy viendo las formas de llevarlos adelante. En el contexto que estamos viviendo, tener dos libros con realidad aumentada, que todo el material esté disponible en internet, para una editorial autogestiva, independiente, es un desafío y un logro enorme”, manifiesta Martín.
Conde-nados a cambiar
En el marco de la pandemia “Pachamamita” pudo con mucho esfuerzo lanzar dos producciones. La primera de ellas, que lleva como título ‘El fracking, una historia esdrújula contada por el Conde Drácula’, fue presentada en septiembre del año pasado. Se trata de un trabajo colectivo, realizado de manera conjunta entre la editorial y el Observatorio Petrolero Sur (OPSur). Allí el personaje afamado por los cuentos de terror cambia su faceta y atraviesa un proceso de concientización sobre los impactos de la intervención en la naturaleza por medio de la fractura hidráulica.
“Desde el OPSur vienen trabajando las problemáticas que tienen que ver con el tema energético, las cuestiones que hacen referencia a la explotación hidrocarburífera y me plantearon la posibilidad de hacer un libro sobre esta cuestión particular que es el fracking. A partir de esa convocatoria se nos ocurrió pensar en un personaje conocido como es el conde Drácula, jugando con las palabras esdrújulas, porque hay muchas palabras esdrújulas en esto de fractura hidráulica, de quema de combustibles fósiles, de cambio climático, tenés un montón de estas palabras que se pueden conjugar para presentar esta problemática ambiental y cómo impacta en los territorios”, señala el editor.
Con la idea de que no quede abandonado en una biblioteca, además del relato, el libro cuenta con diferentes propuestas didácticas como trabalenguas, sopas de letras, laberintos. También contiene un glosario, en el que las definiciones juegan con el humor y la ironía, para que el material pueda ser trabajado en las escuelas y junto a los padres. Otra importante característica es que está traducido al mapudungun (lengua mapuche).
“El libro sobre el fracking tuvo muy buena llegada pese a que la pandemia no permitió hacer todas las presentaciones que se tenían pensadas. Pero el material estuvo circulando, se declaró de interés público por el Concejo Deliberante de Neuquén, está circulando mucho por Mendoza y por la región de la Patagonia. Me parece que es un recurso didáctico que genera inquietudes y permite tener una mirada crítica”, señala el autor.
La otra producción, “Mundo Zombie y otros cuentos”, salió a la luz en enero y aborda problemáticas coyunturales que tienen que ver con lo ambiental: Las megafactorías porcinas, la harina transgénica, la ley de etiquetado, el consumo excesivo de alimentos ultra procesados, la quema de bosques serranos y humedales con el acaparamiento de tierras para la concentración de proyectos inmobiliarios, la pesca abusiva y desenfrenada, son algunas de las temáticas del libro.
“Abordamos problemáticas muy técnicas, difíciles de tratar, pero utilizamos el humor como herramienta de comunicación y nos dio muchos resultados. Son temas que no tienen el tratamiento necesario por parte de los medios hegemónicos”, indica Martin Crespi.
El desafío de la autogestión
La idea de desarrollarse de manera autogestiva representa todo un desafío para “Pachamamita” que, además, tuvo que atravesar la crisis y las complejidades provocadas por la pandemia. Consultado por ello, Crespi responde: “Es una aventura de ‘remar en dulce de leche’, de mucho esfuerzo, pero también de mucha satisfacción. Es todo un esfuerzo publicar, difundir y distribuir, pero los resultados los recibís a veces de manera inesperada (como los tiernos mensajes de los pequeños lectores)”.
“Una manera de sostenernos fue a través de talleres virtuales sobre medioambiente y literatura. Y hasta ahora no hemos tenido la oportunidad de articular con el Estado para poder crecer o difundir un poco más el material o tener una herramienta para distribuirlo de otra forma que no sea tan artesanal como la que venimos utilizando. Imagino que con la inclusión de la Ley de Educación Ambiental tendremos un poco más de llegada en las escuelas. Más allá de estos inconvenientes, la idea es seguir produciendo, creando, para difundir estas cuestiones”, relata.
En ese sentido, será fundamental para cientos de productores independientes la posibilidad de que retornen las ferias del libro que se desarrollan a lo largo y a lo ancho del país. “Las ferias son espacios hermosos para reflexionar y más que nada con estas nuevas noticias del informe del Grupo de Expertos sobre Cambio Climático, me parece que eso amerita mucho estar comunicando, estar informando, estar problematizando sobre estas cuestiones que, más allá de lo alarmante de la situación, de lo preocupante, hay que ocuparse, pensar y desear otros futuros que no sean los que se proyectan con el calentamiento global y el cambio climático. Me parece que espacios como la Feria del Libro tienen que estar atravesados por estas cuestiones”, manifiesta el escritor.
Asimismo, continúa con su reflexión: “Me parece que es urgente tomar conciencia y tomar medidas concretas. Tenemos mucho de quien aprender, yo siempre digo que hay que aprender de las cosmovisiones de los pueblos originarios, ese vínculo, ese respeto y esa forma de vivir en la naturaleza. Creo que como cultura occidental tenemos que asimilar y aprender mucho. Me parece que hay muchas cuestiones para replantearnos, deconstruirnos, el eco-feminismo tiene mucho para aportar, creo que las nuevas generaciones, los movimientos sociales y ambientales van a confluir con toda la corriente eco-feminista. Y seguramente en algún momento, así como apareció una marea verde feminista, va a aparecer una marea ecologista”.
Escuchar a las infancias
El diálogo con Martín Crespi permite también un momento para reflexionar sobre la posibilidad de comprensión de los más pequeños de estas problemáticas y acerca de la falta de problematización de estos temas en las aulas.
“Me parece importante escuchar a las infancias, saber qué les pasa a ellos, qué sienten ante este avasallamiento de los territorios, ante este deterioro que se está haciendo de la naturaleza. Para mí es importante darles la palabra y que expresen lo que ellos sienten. Más que nada pensando a 20 o 30 años, porque las proyecciones que se están haciendo respecto del calentamiento global y el cambio climático no son nada alentadoras”, expresa.
Martín Crespi Algunas publicacioes permiten la interacción con realidad aumentada
En la misma línea detalla: “Hay muy poco material ambiental para las infancias y lo que hay tiene que ver con esto de reciclar las tapitas, o separar los residuos, pero no hacen hincapié en las problemáticas, en los trasfondos. El trasfondo tiene que ver con intereses económicos y políticos. Incluso ideológicos, culturales, filosóficos. Hay todo un entramado detrás de cada conflicto”.
En el devenir de la charla, Crespi también expresa su preocupación por lo ocurrido en el contexto de la pandemia. Para el artista, si bien cuando se decretó el aislamiento obligatorio “parecía que la pandemia nos había igualado, que todos nos podíamos enfermar”, con el correr de los días “el virus también mostró la contracara, las desigualdades sociales, la injusticia ambiental y social. La megaminería y la producción de soja transgénica fueron declaradas actividades esenciales. Y se sigue avanzando con la lógica depredadora de manera muy acelerada”.
Las manos en la tierra
Retornado a la anécdota que da inicio a esta nota, Martín Crespi cuenta que jamás imaginó que su material podía hacer reflexionar a una niña de tres años, por eso aclara que “no hay que subestimar el grado de comprensión de las niñas y los niños”. En este sentido señala que “esta generación de chicos de entre 3 y 12 años, tiene padres de entre 20 y 40 años que tienen cierta sensibilidad con las cuestiones ambientales”.
Y agrega: “Hay toda una lógica que no es viable, entonces a las generaciones futuras no les va a quedar otra que encausarse con estas cuestiones porque tienen que ver con la continuidad de la vida. Habrá que inventar nuevos paradigmas, inventar otras formas de relacionarnos con la naturaleza, habrá que aprender de los pueblos originarios. Tenemos todo un desafío por delante, pero en lo que insisto es en que siempre hay alternativas. Y, si no, habrá que inventarlas”.
Por último y ante la consulta sobre qué consejo dejaría para las infancias, expresa: “Creo que un mensaje es decir ‘pongamos las manos en la tierra’. Creo que es lo más simple y lo más sencillo que podemos hacer todos y todas. Empezar a cultivar nuestros alimentos, aprender a plantar, a cuidar una semilla, a verla germinar. Es compartir lugares comunes, también momentos íntimos familiares, vínculos amorosos, en contacto con la tierra. Eso es lo más importante en este momento”.
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