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viernes 06-09-2024

Un carrero, una recompensa y lxs científicxs: lo que pasó el día 4 del Juicio por Tehuel

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En el cuarto día de audiencias fueron citadas trece personas a declarar: dos testigxs civiles y once policías de la DDI de San Vicente y La Plata, que presentaron la evidencia de la investigación preliminar realizada que hizo que esta causa sea elevada a juicio

Editó: Mariana Sidoti Gigli

Fotos: Camila Flores Catino

-¿Cómo se llama? 

-J. M. 

-¿Qué le pasó que no vino ayer? 

-Yo firmé un papel diciendo que no tenía medios para llegar y no me vinieron a buscar.

-Y hoy lo fueron a buscar. 

-Claro.

-¿Y sabe por qué está acá?

-Yo iba de compras y me agarraron de testigo para que los oficiales puedan abrir la puerta. Yo vivo ahí enfrente del campo. Conozco de vista a la persona, porque trabajaba siempre con el carro. 

-Usted anda siempre con el carro…

-Trabajando.

-Sí, claro. 

El hombre contó cómo fue su rol de testigo compulsivo en la detención de Ramos, el único imputado de este juicio. Después, fue el turno de M.

*

Una noche M. fue a cenar a la casa de su amiga C., en Dock Sud y allí se encontró con Ramos. “Nos invitaron a comer, fui con mi familia y él estaba ahí. Todavía no se sabía lo que había pasado con Tehuel”, agregó en su declaración. M. dijo que si bien Ramos contó que estaba ahí porque se había peleado con su mujer, M. supo después que había tenido problemas con los vecinos. M. también dijo que, a los pocos días, vio el caso en la tele y se enteró que el imputado era la persona con la que había estado cenando. Así que cuando el Sistema Federal de Búsqueda de Personas Desaparecidas y Extraviadas – SIFEBU- hizo pública la oferta de recompensa por cualquier dato que aportara a la investigación, llamó al 134: “Mi hermana llamó y dijo que yo había compartido esa cena para aportar datos a la justicia. Lo hizo por la recompensa”, afirmó. 

Después de lxs testigxs civiles, fue el turno de los peritos de las diferentes áreas de la policía científica y la DDI de San Vicente y La Plata. Primero fueron tres: desplegaron un afiche con un croquis “nomenclado numérica y alfanuméricamente” de las dos casas; la de Ramos y la de su mamá. Mientras mostraban el mapa, trataban  de que responda la computadora para mostrar las fotos pero el monitor, que tiene de fondo de pantalla un allanamiento realizado por la DDI, no arrancaba. Luego de unos minutos, comenzaron con la presentación. Las fotos no tenían nombre y estaban desordenadas. 

Primera foto; un grupo de perros: “Esto es una característica que notamos cuando ingresamos al domicilio. La cantidad de perros que había. Eso nos llevó un tiempo porque había gente de la sección canes. Los canes estaban en todo el terreno. Algunos atados, otros sueltos, iban por su libertad”, dice uno de los tres policías científicxs. 

-Hay una mejor foto de la zona, creo que aparezco yo mostrando la casa, -acota un policía.  

-¿Se puede poner pausa para que no pasen tan rápido?, -pregunta el Vocal del Tribunal.

-¿Y esa foto qué sentido tiene?, retruca Bernard, el presidente. Están mostrando una imagen verde, en la que sólo se ve pasto.

-Vamos de lo general a lo particular- respondió otro de los policías

La pieza donde vivía Ramos es eso: una pieza con una salamandra tiznada, una cama y un colchón, una mesa de madera, el baño afuera. Una de las fotos muestra un cartelito amarillo que marca el área D2 en el piso. Lo que marcan alfanuméricamente es una estrella rodeada por un círculo rojo pintada en el piso. Los peritos dicen que es la “estrella de David”, pero vemos una estrella de cinco puntas. 

Muestran fotos de una cama y, debajo de la cama, un pañuelo con un pelo. “Lo que se observa acá es el filamento piloso (un pelo) que fue levantado como prueba para que el laboratorio lo analice”. Dentro de la salamandra encontraron dos envoltorios de preservativos y, en el pozo del baño, los dos forros.  

-¿Se pudo obtener el ADN de los preservativos?, pregunta el Presidente. 

-Nosotros no disponemos de la muestra. No sabemos qué pasó con los resultados, se tomó el objeto. 

-¿No sabe si pudieron obtener ADN?, insiste. 

-Eso va a la Fiscalía de Instrucción. 

Otra foto: una de las paredes del interior de la casa. A 1.5 metros de altura encuentran algunas gotas de sangre. Al ver la sangre, Norma, la mamá de Tehuel, se larga a llorar. Está, como en todas las audiencias, sentada atrás del equipo de abogadxs que la patrocina. A su lado, dos personas le daban agua, le acariciaban la pierna, le decían que se tranquilice. A veces los mimos no bastan. 

-¿Sabe qué se pudo obtener de la mancha de sangre y de los preservativos? 

-No, no tenemos resultados.

-¿No se comunican? Ser sólo recolectores es medio raro -dice el Bernard. 

-En caso de que no tengamos intervención, no tomamos conocimiento. El laboratorio de la Superintendencia aporta a la Fiscalía. 

En la investigación preliminar, la Fiscalía de instrucción confirmó  que, después de cotejar las muestras de las gotas de sangre con las muestras obtenidas a Andrés, el papá y a Ailén, la hermana, que las gotas de sangre encontradas en la casa de Ramos corresponden a “material genético de un hijo biológico de Norma Isabel Nahuelcurá y Félix Andrés De La Torre. Que los cálculos realizados sobre la base de los resultados obtenidos indican una probabilidad de parentalidad (W) estimada mayor a 99,999999% y un índice de parentalidad (IP) estimado del orden de 6 x 10 (seis mil millones).” En la instrucción no hay datos sobre el análisis a los preservativos. 

Luego de eso, los peritos muestran la foto de los trozos de tela encontrados sobre la ligustrina. 

-¿Se notaba que era una campera?, -pregunta el Presidente. 

-No, eran fragmentos. Se puede observar un cierre y un color azul. Son restos combustionados. 

-¿Había olor? 

-Que yo recuerde, no. 

-Como para determinar el paso del tiempo, digo. 

-No, tampoco me la acerqué a la nariz. Usamos barbijos. Además, recuerde que estaba lloviendo. 

El técnico químico de la policía científica hizo la pericia para determinar combustibles o elementos de combustión en los trozos de tela de color azul recolectados. “Era tela sintética derretida y quemada. También la tela del forro de colchón y material carbonizado. Restos de una prenda”, dice. 

-¿Qué prenda podría identificar usted según su conocimiento? 

-Podría tratarse de alguna campera. 

-¿Es una prenda resistente al fuego? 

-No, es inflamable. 

El perito no encontró elementos derivados de petróleo o ayudantes de combustión. “Estos se pueden haber evaporado o consumido”, dice. Otro, analizó las manchas del recorte de tela “parecido a un colchón” y determinó que las “manchas hemáticas”  no eran de sangre humana. 

Desde el área de Informática revisaron las imágenes de las cámaras de seguridad de los locales de la calle,  y mostraron los videos de la cámara de seguridad del supermercado chino, que es el último registro de Tehuel en movimiento. Eso fue demoledor para Norma, que tuvo que salir de la sala. Luego de unos minutos, volvió a entrar. 

También contaron que obtuvieron conversaciones de Whatsapp del celular de Ramos e imágenes donde se puede ver a Ramos, a otra persona -que sería Montes, el otro imputado por esta causa- y a Tehuel. El coordinador del equipo pericial de San Vicente dijo que, por ser titular de alto rango, “tuvo que bajar” varias veces a los operativos y estuvo en varias intervenciones, incautaciones y rastrillajes. 

-¿Tiene conocimiento de si la casa de Ramos fue tirada abajo?, preguntaron los abogados de la madre de Tehuel. 

-Sí, en un momento, cuando llegamos a un operativo, la casa ya estaba demolida. No recuerdo cuándo fue. 

*

Mañana es la última audiencia de la semana y hay doce testigxs citadxs a declarar desde las 10 de la mañana. El lunes, martes y miércoles no habrá audiencias. El jueves que viene, 25 de julio, regresan los testigos y el viernes será elmomento de las últimas palabras y los alegatos.

* Esta nota forma parte de una cobertura colaborativa sobre el juicio por el caso de Tehuel de la Torre, realizada entre varios medios de La Plata pertenecientes a la Red de Medios Digitales (RMD). Somos Pulso Noticias, Perycia, Otro Viento, AnRED, Nota al pie y Desde la raíz.

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Traficante de stikers. Julia no se acuerda cuando decidió convertirse en periodista, pero a los 11 años escribió un cuento: un fideo de barrio armaba una revolución en la alacena para no morir en la olla. Ella cree que ahí empezó todo, y puede que tenga razón. Nació en Bahía Blanca, una ciudad donde hay demasiado viento, Fuerzas Armadas y un diario impune.
En 2012 recibió un llamado: al día siguiente se fue a Paraguay a cubrir el golpe de Estado a Fernando Lugo. Volvió dos meses después, hincha de Cerro Porteño y hablando en guaraní. Trabajó en varios medios de La Plata y Buenos Aires cubriendo géneros, justicia y derechos humanos. Es docente de Herramientas digitales en ETER y dio clases en la UNLP y en la UNLZ.
Tiene una app para todo, es fundamentalista del excel e intenta entender de qué va el periodismo en esta era transmedia.

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