El ex CEO de la mayor fabricante de agroquímicos del mundo llegará a la Casa Rosada el próximo 1° de febrero. ¿Cuál es la explicación de esta designación tan cuestionable? ¿Qué nos espera en términos de soberanía alimentaria y cuidado del medio ambiente? Lo analizamos con el investigador del CONICET, Matías Blaustein y el Doctor en Ciencias Sociales, Julio Gambina
Argentina consume más del 9% de todo el glifosato del planeta y es el país donde se utilizan más litros de glifosato por habitante a nivel mundial. Unos 500 millones de litros del agroquímico “estrella” son fumigados anualmente sobre los cultivos, así como sobre las poblaciones colindantes a los mismos, las cuales ven gravemente afectada su salud.
Los datos son revelados por Maristella Vampa y Enrique Viale en el libro “El colapso ecológico ya llegó” donde señalan que el modelo de agronegocios “es el responsable del mayor problema socioambiental” del país y lo definen como “nuestro Chernóbil en potencia”.
En ese trabajo también se recuerda que en 2003, en el contexto de la expansión de los monocultivos asociados al paquete de agrotóxicos, en un aviso publicado en los diarios más importantes del país Syngenta bautizó como “República Unida de la Soja” a los territorios de Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia.
Quien estuvo a cargo de Syngenta para estos países latinoamericanos se llama Antonio Aracre y en los primeros días de este 2023 fue anunciado como jefe de asesores del presidente Alberto Fernández. Sin experiencia política y con 36 años representando a la mayor productora de agroquímicos del planeta, Aracre desembarcará sin escalas en la Casa de Gobierno a partir del primero de febrero.
Ni bien se conoció la noticia un amplio abanico de intelectuales, científicos y referentes del ambientalismo salieron a cuestionar su designación y redactaron una carta pública, acompañada por más de 17.000 firmas, en donde se pide al presidente modificar la decisión.
También hubo un fuerte cuestionamiento del sindicalismo, desde el moyanismo hasta la conducción moderada de la CGT y la CTA Autónoma, ya que en una entrevista radial el ex CEO habló de “flexibilizar y modernizar” los procesos de inclusión al mercado del trabajo.
“Uno puede pensarlo como un desenlace natural de una política de Estado extractivista, y cuando digo política de Estado no es una política que obedece a los dictados de un gobierno de turno sino que hace décadas que, gobierno tras gobierno, se tiende a la profundización de este tipo de políticas extractivistas. Y dentro de lo que es el extractivismo, el agronegocio encuentra ahí uno de los centros de gravedad fundamentales”, señala a Pulso Noticias, el Doctor en Biología y Coordinador del Grupo Biología de Sistemas y Filosofía del Cáncer (IB3-UBA), Matías Blaustein.
En la misma línea agrega: “Por otro lado, en términos simbólicos es muy fuerte, porque si ayer nomás nos rasgábamos las vestiduras por tener al CEO de Shell, Juan José Aranguren, como ministro de Energía y Minería, hoy por hoy no puede menos que asombrarnos que de alguna manera el actual gobierno se ponga a tablas con aquel gobierno cipayo y entregador como fue el gobierno de Mauricio Macri”.
El Doctor en Ciencias Sociales y profesor de Economía Política, Julio Gambina afirma a este medio que la designación de Aracre “es un mensaje al poder económico local y global sobre el rumbo estructural del accionar del gobierno en el último año de gestión: favorable a la continuidad esencial del modelo productivo de acumulación de capitales y de inserción en una lógica transnacionalizada de la economía local”.
“Los sectores dominantes de la economía local necesitan del ingreso de divisas al país para reinvertirlos en el ciclo global de los negocios capitalistas contemporáneos y Syngenta, una transnacional en la que Aracre trabajó 36 años y 12 como el gerente de la región latinoamericana, resulta clave para sostener ese ‘negocio’ y otros que sean funcionales a la dinámica del capitalismo local”, sostiene.
En el documento difundido por científicos y ambientalistas se indica que “Syngenta es la mayor fabricante de transgénicos y agrotóxicos del mundo”, indicando que en 2021, su mercado más grande fue América Latina.
“En Argentina es titular de 14 eventos transgénicos y 166 ingredientes activos de agrotóxicos aprobados por el Estado Nacional, y está asociada para la comercialización del trigo transgénico HB4 en el exterior; además de dominar el mercado de semillas comerciales y exportar granos y oleaginosas”, se explica en la carta pública.
Además se precisa que la empresa “fue fundada en el año 2000 tras la fusión de dos de las principales compañías del agronegocio: Novartis y Zeneca. Actualmente (como Syngenta Group) está registrada en Shanghai y es propiedad del gobierno de China. El grupo está integrado por miles de empresas alrededor del mundo, con presencia en más de cien países”.
En un perfil corporativo de la compañía, realizado para la Agencia Tierra Viva, la periodista e investigadora ambiental Anabel Pomar detalla que “Syngenta Agro comercializa, entre otros, los siguientes plaguicidas altamente peligrosos: ametrina, atrazina, clorotalonil, diquat, glifosato, lambdacialotrina, paraquat y tiametoxam”. “Se trata de agrotóxicos incluidos en la lista de plaguicidas altamente peligrosos prohibidos en algunos lugares del mundo, mayormente la Unión Europea, y de uso libre en Argentina”, advierte.
Además, subraya: “En el país, muchísimas personas reconocen ese listado de agrotóxicos. Los detectan en el agua de sus comunidades, en el suelo y los cargan en sus propios cuerpos”.
Comienza la función
En relación a los alcances de la función que desempeñará Aracre, el texto público difundido desde la página web de la Asociación de Abogados Ambientalistas expresa: “Si bien el cargo de Jefe de Asesores del presidente de la Nación no otorgaría al ex Ceo de Syngenta el poder para firmar directamente resoluciones o dictámenes, ¿alguien puede asegurar que en sus tareas de asesoría no intervendrá o influirá rotundamente en decisiones relacionadas con las actividades de Syngenta?”.
También se interroga sobre “cuál será el lugar de un asesor que dejó el trabajo en una compañía transnacional para inmediatamente dedicarse a la función pública en infinidad de temáticas como la propia cotización del dólar, o las políticas relacionadas con la importación o exportación o una eventual regulación del comercio nacional de granos”.
“Esta problemática es conocida popularmente en todo el mundo como ‘puertas giratorias’: se trata de funcionarios de altos cargos en empresas privadas que pasan a la función pública, y viceversa, garantizando así políticas públicas benéficas para las corporaciones”, describen.
En ese sentido, Blaustein remarca que “ni bien se da a conocer esta noticia nos enteramos de la aprobación por parte del gobierno de la fusión entre Syngenta y Nidera y, acto seguido, en el medio de una actividad del presidente, en la inauguración de un hospital, solo bastó con que cuatro personas intentaran desplegar una bandera que decía ‘basta de cáncer, paren de fumigarnos’, para que esas personas sean rápida y violentamente reprimidas, detenidas y judicializadas”.
“El jefe de asesores de este gobierno fue el principal responsable de la principal corporación multinacional, que se encarga de producir enfermedades y en particular cáncer en nuestra población. Si uno analiza, por ejemplo, los trabajos de Damián Verzeñassi, médico y responsable de la materia Salud Socioambiental en la Facultad de Medicina de la Universidad de Rosario, esos trabajos y los de sus colaboradores dan cuenta de cómo la cantidad de casos de cáncer se han multiplicado en los últimos diez años y correlacionado con el uso y abuso de los herbicidas y los plaguicidas”, argumenta.
Por su parte, Gambina considera que “la designación actúa como afirmación de un rumbo del modelo productivo y de desarrollo favorable a la concentración y centralización de capitales, en la perspectiva asumida desde 1975/76, lo que supone cambios estructurales en la relación entre el capital y el trabajo, razón por la cual, Aracre es un propagandista de la reaccionaria ‘reforma laboral’, según dice para ‘atraer capitales’ a la economía local”.
El periodista político Diego Genoud realizó un perfil de Antonio Aracre para ElDiarioAR en el que hace referencia al alto perfil que maneja, el cual le vale hasta las críticas de sus propios socios comerciales. En ese contexto, se destaca una particular estrategia publicitaria que comienza a partir de la generosa pauta de Syngenta en medios de comunicación de todo el arco ideológico.
Dice Genoud: “La campaña publicitaria apunta a llegar a un público urbano con avisos en los que aparecen mezclados términos como ‘empatía’, ‘diálogo’, ‘solidaridad’, ‘diversidad’ e ‘inclusión’. ¿Por qué lo hace? En la división local de Syngenta están convencidos de que el debate sobre los agroquímicos que se utilizan en el campo se va a dar cada día con más intensidad en las ciudades y con las nuevas generaciones. Por eso, intentan llegar al público urbano y a los millennials que, según creen, van a definir el futuro del agronegocio”.
“‘Al productor le seguimos hablando, pero nuestro negocio depende de la validación del público urbano y, si el rechazo crece, en el corto plazo se va acabar. No podemos estar en silencio, necesitamos contarle una historia a los jóvenes que contrarreste las voces que son muy activas y muy agresivas en contra del sector’, le dijo a ElDiarioAR un colaborador de Aracre. Pretenciosa como pocas, la multinacional de capitales chinos busca presentarse como parte de las entidades que luchan contra el cambio climático y la pobreza”, reseña el periodista.
“La gota que rebalsó el vaso”
Al ser consultado sobre la posición que asumen los sectores más progresistas de la coalición de gobierno, aquellos que tienen una mirada más cercana a la agroecología o a la protección de los humedales, Julio Gambina dice que “la designación de Aracre es un paso más a contramano de cualquier expectativa de cambio ‘progresista’ que imaginan algunos sectores que aún sustentan potencialidad en el Frente de Todos para confrontar con la lógica del poder económico local”.
Asimismo, Matías Blaustein analiza: “Con esta designación del CEO de Syngenta lo que yo veo es que las bases que votaron con buenas intenciones a un gobierno diferente al de Macri van viendo como cada vez más se les da la espalda, profundizando los vínculos con el agronegocio o con el extractivismo, un gobierno que está cada vez más lejos de la idea de lo nacional y popular, y cada vez más volcado a lo que tiene que ver con la mercantilización de la producción de conocimiento, de las políticas públicas, asociado directamente con empresas multinacionales que no responden a los intereses de nuestro país, donde Syngenta aparece como un caso arquetípico”.
“Yo lo que veo es decepción y resignación de los sectores que tenían algún tipo de esperanzas, lo que pasó con Aracre es como la gota que rebalsó el vaso”, concluye.
Un modelo que no alimenta
En junio del 2020 el presidente Alberto Fernández anunciaba la intervención y el envío al Congreso de un proyecto de expropiación de la empresa agroexportadora Vicentín, asegurando que era “un paso hacia la soberanía alimentaria”.
“Los argentinos tenemos que estar muy contentos porque estamos dando un paso hacia la soberanía alimentaria”, afirmó el mandatario en esa oportunidad al describir “un mundo post pandemia que va a poner a los alimentos en el centro de la discusión”.
Apenas un mes y medio más tarde, tras la presión de sectores concentrados de la economía y de los medios de comunicación, decidió dar marcha atrás con esa determinación, dando luz verde a la estafa de los dueños de esa empresa hacia el Estado nacional y estableciendo un mensaje claro del modelo productivo que iba a predominar en los años posteriores.
Respecto a ello, Gambina remarca que “hay sobradas muestras de que el gobierno no asume la propuesta de ‘soberanía alimentaria’, evidente en el caso Vicentín y mucho más ahora con la designación del ex Syngenta en la función pública”. “La soberanía alimentaria es un proyecto alternativo al modelo productivo y de desarrollo sustentado desde el gobierno y los sectores dominantes del poder económico local”, completa el Doctor en Ciencias Sociales.
En el mismo sentido, Blaustein asevera que “en términos de soberanía alimentaria no podemos esperar nada bueno, todo lo contrario”. “Estamos hablando de un modelo que entiende la producción de nuestros territorios en términos de commodities, no para poder alimentar a nuestra población que pasa hambre sino para hacer ingresar dólares que no van a ser usados para beneficios de los sectores más vulnerados, que van a ser para que queden en los bolsillos de quienes más tienen. Mientras el extractivismo y el agronegocio maximizan sus ganancias tenemos cada vez más desempleo, más hambre y más pobreza”.
“Si lo que quisiéramos es avanzar en soberanía alimentaria habría que pensar en terminar con el agronegocio, terminar con el extractivismo, terminar con la megaminería, terminar con el fracking, actividades contaminantes que son las que envenenan y enferman a nuestros cuerpos y territorios, y en particular a nuestro alimentos. Y pensar en un modelo que esté atravesado por la agroecología, por el reciclado, que piense en términos diferentes de los que son el consumismo, la obsolescencia programada y de esa manera, con energías limpias, es que uno puede pensar en el día de mañana en la idea de soberanía alimentaria”, asegura el Doctor en Biología.
A contramano
A manera de conclusión, son más que elocuentes las últimas líneas de la mencionada “Carta pública en rechazo a la designación de Antonio Aracre”. Allí se remarca que “mientras el gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez, en Colombia, promueve la protección de la Amazonía, la defensa del campesinado y la salida de los combustibles fósiles; y el flamante gobierno de Lula da Silva, en Brasil, crea el Ministerio de Pueblos Originarios a cargo de la lideresa indígena Sônia Guajajara y nombra nuevamente como Ministra de Ambiente y Cambio Climático a la reconocida ecologista Marina Silva; en Argentina el retroceso no puede ser mayor, tal como lo muestra el nombramiento en un influyente cargo, cercano al Presidente, de una persona que fue los últimos doce años el más alto gerente en la región de una multinacional con el prontuario de Syngenta”.
Periodista - Papá primerizo y asador de departamento.
Walter Amori nació en Villa Ramallo, en 1983, pero ya lleva más años transcurridos en La Plata que en su ciudad natal. Se recibió de Licenciado en Comunicación Social en la UNLP, lugar donde además fue docente de Opinión Pública. En la capital bonaerense trabajó en prensa institucional y desarrolló tareas periodísticas en medios privados y públicos. Desde 2018 forma parte de Pulso Noticias. Anda en eso de ver de qué se trata la vida después de empalmar paternidad primeriza y dos años de pandemia. Tiene una parrilla en el balcón con poco uso.