El creciente enojo al interior de las Fuerzas Armadas por los magros salarios que perciben, obligó al gobierno a dar marcha atrás con el acto por el Día de la Independencia. Falta de presupuesto, presiones de las bases y diferentes miradas de la realidad, algunos de los intereses ocultos detrás de la cancelación de la celebración
La crisis económica que atraviesa la Argentina, se comió en las últimas horas una nueva víctima, en este caso el tradicional desfile sobre la Avenida Libertador de la Capital Federal que se realiza para celebrar el Día de la Independencia. El motivo urdido por las autoridades nacionales fue el de “falta de presupuesto”, aunque detrás de ello se esconden toda una serie de razones que activa una señal de alarma en la relación existente entre el gobierno y la familia militar.
La recomposición salarial del 8% acordada por los altos mandos de las Fuerzas Armadas (FF.AA) con las autoridades nacionales, en momentos donde los pronósticos más optimistas radican un índice inflacionario para el 2018 que va entre el 32 y el 40 por ciento, elevó al extremo el malestar existente dentro de las unidades militares, que toman como una broma de mal gusto la propuesta oficial.
Un claro síntoma de la triste realidad que viven las Fuerzas Armadas se vive en la Base Aérea de Mendoza, que decidió cerrar sus puertas porque no tiene aviones a su interior. Eso se ve con decenas de terrenos pertenecientes al Ejército que son rematados para hacer grandes negocios inmobiliarios con grupos amigos del poder; armas sin balas, cuarteles que se vienen abajo por falta de mantenimiento, tanques y rodados que no andan y están guardados por falta de combustible, uniformes que deben comprar los propios soldados porque el gobierno no se los provee, entre otros temas, marcan el estado de situación imperante en las FF.AA.
Una de las frases más escuchadas al interior de la fuerza y que mantiene en vilo al ministro de Defensa Oscar Aguad y a las autoridades nacionales, es aquella que por lo bajo susurran los altos mandos: “¿Cómo vamos a hacerle el caldo gordo a estos que todavía no se dignan a investigar lo sucedido con los 44 héroes del ARA San Juan?. Tenemos que decir Basta ahora”, que por lo bajo temen que se instale en toda la fuerza y se desparrame por todo el territorio nacional, poniendo un conflicto más entre los múltiples que tiene hoy la administración macrista en todo el país.
Tan tirante es la relación hoy entre las fuerzas con el gobierno, que desde el Ejército se viene rechazando fuertemente la intención del Ministerio de Defensa de pasar una gran cantidad de soldados a Gendarmería para el control del creciente descontento popular ante las medidas económicas lanzadas por el macrismo. Esta negativa se ha transformado en “insalvable” en la relación entre los mandos bajos y medios con sus superiores, a quienes no respetan y catalogan de “traidores” a la causa histórica del Ejército.
Los diferentes cuadros dentro de las Fuerzas Armadas descreen de la intención oficial y de los altos mandos de buscar la supuesta “profesionalización” de los militares en el siglo XXI. Los mandos intermedios y los más bajos, están convencidos que ellos se pusieron los uniformes para “pelear contra el enemigo extranjero y no el interno”, cosa última que no figura dentro de la Constitución nacional, y que cuando se hizo terminó con la etapa más negra de la Argentina como lo fue la última dictadura acaecida entre 1976-1983.
Integrantes de las tres fuerzas vienen hablando por lo bajo cómo el no haberse sumado a este “plan represivo” orquestado desde las máximas autoridades nacionales, ha llevado a que el cierre de unidades y la “ofensa” al uniforme se hayan acrecentado, sin que los altos mandos del Estado Mayor Conjunto hayan levantado su voz, “traicionando” los intereses de las decenas de hombres que pueblan las FF.AA a lo largo y ancho del país.
“No tenemos dignidad y nos quieren hacer más indignos buscando que aceptemos acciones indignas de nuestra función y que golpean a la sociedad y a los que peor la pasan ante la crisis”, se escucha decir a los militares que no apoyan la intención del gobierno de sacar a sus miembros para combatir el ascendente malestar social.
La suspensión del desfile en la Avenida del Libertador y la cancelación de la Cena anual de Camaradería Anual de las Fuerzas Armadas, sumado a una recomposición de apenas un 8% perdiendo más de un 20% en su poder adquisitivo este años, son una muestra más del malestar existente al interior de las fuerzas ante el avance del ajuste dentro de las FF.AA y que pone al gobierno contra las cuerdas de una realidad que lo aqueja y de la cual no sabe escapar ni encontrar el camino de salida para el atolladero en que se encuentra.
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