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jueves 19-06-2025

“Acá nos trajeron”: sobrevivientes entraron por primera vez al CCDTyE 1 y 60

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Durante la inspección ocular del juicio “1 y 60 – Comisaría 8va” la Justicia recorrió, junto con sobrevivientes, tres lugares: la sede central del Cuerpo de Infantería y el predio contiguo del Regimiento de Caballería de la Policía de la Provincia de Buenos Aires; la Comisaría Segunda y la Comisaría 8va de La Plata. El objetivo: reconocer los lugares donde hubo personas secuestradas; muchas están declarando en el juicio. La segunda parte de este especial, con la Comisaría 2da y 8va, se publica la semana que viene.  

Fotos: Camila Flores Catino

“1 y 60 era un centro de distribución de personas detenidas desaparecidas, que se constituyó en el inicio de la dictadura”, había dicho Guadalupe Godoy al equipo de Pulso y La Retaguardia. Ni la Justicia ni las personas sobrevivientes habían entrado antes a esas dependencias de la Policía de la provincia. El juicio empezó en 2023 y, aunque tardó muchos años en iniciar y las audiencias son cada quince días, la inspección ocular de los lugares de los que se habla en el juicio es una etapa clave de los procesos. 

Entre La Plata y Ensenada funcionaron al menos 25 Centros Clandestinos de Detención, en los que se desarrollaron detenciones arbitrarias, torturas, violaciones, asesinatos y sepulturas ilegales. A “1 y 60” no se había entrado nunca. Es un predio particular porque en el mismo edificio funcionan muchas dependencias de la Policía Federal y del Estado que, a veces, desorientan. Está la Dirección de Infantería, la Dirección de Automotores y el Regimiento de Caballería, pero también el 911, la DDI, el Registro Provincial de las Personas y la sede central de la Fiscalía de Estado. 

“Hay un montón de personas que estuvieron secuestradas en 1 y 60 que provienen del cordón industrial de La Plata, Berisso y Ensenada; los que sufrieron detenciones el mismo 24 de marzo, muchos casos que conocimos por las Fuerzas de Tareas 5, para luego pasar a la libertad o como presos políticos de la Unidad 9. En otros casos fue la puerta de ingreso al denominado Circuito Camps”, explicó Godoy, que es una de las abogadas querellantes en la causa. 

1 y 60 era el lugar de llegada aún antes del inicio del golpe de Estado

Lo escuchamos en el juicio cada jueves. Desde 1974, las víctimas eran detenidas en la calle o en sus casas. A algunas, como a Carlos Jalaris, las llevaron a la República de los Niños y, después, las conducían a 1 y 60. Por eso, Luis Farina, uno de los sobrevivientes que estuvo en la inspección ocular, identificó al Indio Castillo, integrante de la CNU local, cuando entró a su casa a secuestrarlo y lo llevó, junto con Roberto Carattoli a 1 y 60. 

Por eso, Carlos Castillo es uno de los 18 imputados. “Hay una cantidad alarmante de imputados que ya fallecieron o que quedaron afuera del juicio por incapacidad sobreviviente”, asegura Godoy. La lista de responsables que la Fiscalía había señalado en sus requerimientos de elevación a juicio, que data de 2015, contaba 30 nombres. Al día de hoy hay 14 imputados que fallecieron y 3 están sobreseídos por incapacidad sobreviviente. Muchos llegan al juicio sin sentencias previas. 

Miguel Angél Amigo, Juan Rafael Pochelú y Oscar Antonio Gómez Mígenes, están sobreseídos por incapacidad sobreviviente. Mientras que a lo largo de todos estos años de espera  Héctor Reinaldo Amuchastegui; José Luis Benitez; Gustavo Adolfo Cacivio; Ricardo Armando Fernandez; José Clemente Forasteiro; Roberto Arturo Gigli; Carlos Hidalgo Garzon; Alberto Larroca; Raúl Guillermo Muñoz; Anselmo Pedro Palavezzati; Alberto José Esteban Pulvermacher; Adalberto Oscar Rincón, Emilio Herrero Anzorena y Rubén Rodolfo Sabich están muertos. 

Los que quedan imputados son: 

  • Por su accionar en 1 y 60: Roberto Armando Balmaceda (que también está siendo juzgado en Brigadas); Carlos Ernesto Castillo “El Indio”, condenado por CNU; Alberto José Crinigan; Tomas D´ottavio; Carlos Hugo Leguizamon; Claudio Rubén Mejías; Raúl Ricardo Monzon y Juan Antonio Vidal. 
  • Por su accionar en Comisaría 8va: Enrique Armando Cicciari; Luis Gustavo Diedrichs, Lucio Carlos Ramirez y Ruben Vicente Sanchez junto a  tres imputados que también están siendo juzgados en Brigadas: Jorge Hector Di Pascuale (cumpliendo condena en cárcel común); Jaime Lamont Smart y Carlos María Romero Pavon.  
  • Por el accionar conjunto en 1 y 60 y Comisaría 8va: Lucas Marcelo Castro; Ismael Ramón Veron y Enrique Francisco Welsh. 

Los techos, los pisos, las cuadras

Los sobrevivientes hablaron sobre lo que habían visto y olido durante su secuestro: el olor a caballos, la humedad y los adoquines, los pisos, los techos, las cuadras, las rejas. Luis Guimarey, Beatriz Grasso, Denise Picciola y Eduardo Torres, quienes fueron identificando los lugares donde estuvieron secuestrados/as antes de su traslado a la Unidad 9. También participó Santiago Plaza, sobrino de Monseñor Plaza y querellante por su hermano desaparecido.

“En la mayoría de los procesos las inspecciones oculares se hacen al comienzo, no al final del juicio. Sirven, justamente, para que los jueces y las juezas, mientras escuchan los testimonios de las personas victimizadas en el juicio, puedan dimensionar cómo es el lugar del que hablan. Se puede tomar dimensión mucho más tangible de las violaciones de derechos humanos que se cometieron en esos lugares”, dijo Ana Oberlin, auxiliar Fiscal que interviene en la causa. 

Luis Guimarey se refirió a un piso particular que había en Infantería, al que llamó piso damero: “Recuerdo el piso porque cuando no teníamos venda nos hacían mirar para abajo. Entonces lo que más recuerdo. En parte era de tierra y en parte adoquinado, para los caballos”. Denise Picciola también aportó sus recuerdos en ese pequeño lugar al que recuerdan como una “oficinita en la que nos tomaban los datos”.

“Cuando las personas describían haber estado en un ámbito muy grande dividido por estructuras de hierro, se pudieron ver esos lugares. Efectivamente se trata de espacios de muy, muy, muy grandes dimensiones. Y también se pudo comprobar, por ejemplo, que desde los edificios linderos se podían ver a las personas que estaban en el patio, como escuchamos en las declaraciones. En algunos casos eso confirmó, sin duda, no sólo que se trata de ese lugar sino que muchas personas fueron liberadas desde ahí y salieron sin vendas por la salida de 1 y 60”, agregó Oberlin. 

Otro sobreviviente, Luis Fariña, indicó: “Acá nos trajeron. Las camas estaban alineadas acá. Éramos todos hombres. Reconozco el techo”. Era el lugar en el que tenían a los varones que estaban secuestrados. 

Denise Picciola y Beatriz Grasso movieron la cabeza negando reconocer el lugar en el que estuvieron los varones. Sin embargo, apenas ingresaron a otra habitación, con un baño en un hall previo, sí lo recordaron como el espacio en el que permanecieron durante sus cautiverios.

¿Qué se juzga? 

En el juicio 1 y 60 – Comisaría 8va se juzga a ex militares del Ejército y ex policías de la provincia de Buenos Aires que, articuladamente, actuaban dentro de dos Centros Clandestinos de Detención: el de la sede central del Cuerpo de Infantería de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, ubicado en la calle 1 entre 59 y 60 junto con en el Regimiento de Caballería que está a la vuelta, en 60 entre 1 y 115, y en la Comisaría 8va, que queda sobre avenida 7 esquina 74, en Villa Elvira. Es la primera vez que se juzga a militares que eran parte del Regimiento 7 de Infantería Mecanizado ubicado, hasta 1982, en la Plaza Malvinas y que varios testigos demostraron haber visto en el CCDTyE de 1 y 60.

Esta es la primera entrega de la producción especial sobre la inspección ocular del juicio. La semana que viene publicaremos la segunda parte: lo que vimos en la Comisaría 2da y la Comisaría 8va, que tuvieron personas secuestradas y siguen funcionando como comisarías hasta el día de hoy. Las audiencias del juicio “1 y 60 – Comisaría 8ª” continúan hoy, jueves 19 de junio, desde las 9 de la mañana, en los Tribunales Federales de 8 y 50. Son públicas y también pueden verse en vivo a través de la transmisión colectiva entre Pulso Noticias y La Retaguardia.

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Traficante de stikers. Julia no se acuerda cuando decidió convertirse en periodista, pero a los 11 años escribió un cuento: un fideo de barrio armaba una revolución en la alacena para no morir en la olla. Ella cree que ahí empezó todo, y puede que tenga razón. Nació en Bahía Blanca, una ciudad donde hay demasiado viento, Fuerzas Armadas y un diario impune.
En 2012 recibió un llamado: al día siguiente se fue a Paraguay a cubrir el golpe de Estado a Fernando Lugo. Volvió dos meses después, hincha de Cerro Porteño y hablando en guaraní. Trabajó en varios medios de La Plata y Buenos Aires cubriendo géneros, justicia y derechos humanos. Es docente de Herramientas digitales en ETER y dio clases en la UNLP y en la UNLZ.
Tiene una app para todo, es fundamentalista del excel e intenta entender de qué va el periodismo en esta era transmedia.

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Es melómano y amiguero. También es periodista, docente, trabajador cultural y militante. Nació y se crió en Necochea y ahora hace más de 15 años que corta por diagonales.

Su vicio lo lleva a la sección Cultura de Pulso, pero también se puede mover por Política, Interés General y Derechos Humanos. Hace trabajos radiales para la cooperativa y da una mano para la cuestión de recursos, suscripciones, cocinar para todxs o lo que pinte. Su moto y su ansiedad lo llevan a ser de lxs más puntuales del emprendimiento.

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