El evento que se desarrollará la semana que viene tiene un antecedente inmediato hace 18 años, cuando por primera vez se realizó una edición del mismo en nuestra ciudad. La Campaña #SomosPlurinacional reconstruyó la historia en base a testimonios de las protagonistas de aquel entonces. Qué cambió entre el 16º y el 34º Encuentro que habitará en pocos días la región
El 34º Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales y No Binaries que se desarrollará el próximo 12, 13 y 14 de octubre en La Plata, no es el primera edición del mismo en nuestra ciudad. Hace 18 años, en el convulsionado año 2001, el histórico evento se hacía por primera vez la capital de la Provincia, marcando uno de las tantos momentos bisagras en el movimiento feminista.
La Campaña #SomosPlurinacional realizó una serie de entrevistas a algunas de las protagonistas de aquel 16º Encuentro Nacional de Mujeres, reconstruyendo el momento histórico en el que se dio el evento, los debates que se daban en esos tiempos y las perspectivas que comenzaban a trazarse a partir de los talleres y los espacios autogestionados de discusión colectiva.
“La característica central de ese Encuentro fue el despliegue de participación popular. Estuvieron por primera vez las piqueteras, las desocupadas y las cooperativistas y también muchas mujeres que lo hicieron organizadas desde sus lugares de trabajo”, señalan desde la Campaña.
Celina Rodríguez, una de las históricas militantes feministas de la región, fue una de las que aportó su testimonio: “fue una década de ataques a las luchas populares y a las reivindicaciones básicas de los pueblos, también hubo una campaña muy fuerte contra las mujeres y el movimiento feminista. Hay que pensar que veníamos del menemato y su planteo del derecho del niño por nacer. En 1991, se había producido el decreto del indulto, en este contexto se dan las asambleas feministas”.
También Estela Díaz hace foco en esos cambios: “para los años 2000/2003 los encuentros empezaron a hacerse más populares, muchas empiezan a organizarse en los movimientos piqueteros. Todo esto hace crecer los talleres, las mujeres de los barrios van con sus niñes pelando la teta para amamantar, eso fue un signo que empezó a notarse en La Plata pero que se profundizó en los siguientes”.
“Fue un Encuentro bisagra, un quiebre que nos fortaleció. Nos sirvió para ver la cantidad que éramos, en un año tan difícil como fue el 2001. Nos permitió articular con las piqueteras, y que nuestra articulación fuera mucho más fluida”, señaló por su parte Yamila Balbuena.
Desde la Campaña #SomosPlurinacional remarcan que en aquel momento la Comisión Organizadora “decidió, sin consultar con nadie, quitar de la nómina de talleres el taller de ‘Anticoncepción y Aborto’. Quienes constituyeron la CO fueron fuertemente criticadas por ceder a las presiones de la Iglesia Católica y el gobernador bonaerense, Carlos Ruckauf. En varios de los talleres se denunció la intromisión de la Iglesia Católica en el Encuentro y durante los días del mismo, se organizaron actos ‘Por la promoción de la Mujer’, con la participación de Monseñor Héctor Aguer”.
“Hubo muchas trabas y conflictos que surgieron con la comisión organizadora, una de ellos fue el tema del aborto. Hubo un acuerdo, especialmente los sectores ligados al PCR, todavía no existía la CCC, habían negociado “alivianar” y no poner el tema aborto. Eran tiempos donde participaban muchas mujeres de la Iglesia preparadas, tenían hasta cartillas para los debates”, indicó Díaz.
Sobre ese punto, Luciana Guerra afirmó: “desde la propuesta de la Comisión Organizadora se pretendió no hablar de aborto, las brujas de las Azucenas fueron las que armaron junto a otras feministas el taller de aborto pero por fuera de las actividades oficiales del encuentro. En los encuentros no hace falta pedirle permiso a nadie para armar la propia actividad o intervención”.
“Planificamos talleres que fueron muy interesantes. Esto lo hicimos al horario posterior del cierre de los talleres para que no se sintiera que estábamos realizando algo que boicoteara y se superpusiera a los talleres dispuestos del Encuentro. En ese momento el debate del aborto corría peligro”, recordó Claudia Laudano.
En el transcurso de estos 18 años no sólo el movimiento feminista logró instalar a nivel público y masivo la necesidad de sancionar una Ley de Interrupción Legal del Embarazo para que no sigan habiendo muertes por abortos clandestinos, si no también visibilizar y cuestionar la influencia de la Iglesia sobre el Estado. Ese crecimiento se pudo ver año a año en cada Encuentro.
Transformaciones
Este año uno de los debates centrales es el cambio de nombre del Encuentro, que no es otra cosa que dar cuenta de otras identidades que lo vienen transitando y construyendo desde hace mucho tiempo. En aquel evento del 2001, la discusión ya estaba presente.
“En ese momento las demandas feministas eran consideradas un desvío pequeñoburgués, las izquierdas ni de casualidad reivindicaban el feminismo. La experiencia del encuentro fue reveladora para mí, mi acercamiento al activismo feminista y lésbico se dio en ese encuentro, fue el comienzo de mis revoluciones personales. Los encuentros fueron un enorme aporte para los procesos de lesbianización y desclosetamiento”, explicó Guerra.
Díaz apuntó también que “el Encuentro siempre se ha ido transformando, hoy tienen fuerza los debates por las identidades diversas y las cuestiones indígenas. Nosotras luchamos con Lohana (Berkins) y nos fuimos de los talleres cuando la querían echar por no ser una mujer biológicamente determinada”.
A su vez, Rodríguez remarcó: “las que formamos parte del feminismo popular, del Abya Yala, anticolonial, antirracista, de un feminismo negro y afrodescendientes nos preguntamos ¿Por qué no dan lugar a las disidencias han habitado y construido los encuentros?”.
“Estoy convencida de que el encuentro tiene que reconocerse como plurinacional, así como reconocer y visibilizar el resto de las identidades que forman parte de nuestro movimiento. Lo que se pide a la política feminista es que ampliemos los márgenes de estos espacios de encuentro. Creo que centralmente es un acto de justicia, de reparación, de ampliación, y de una posibilidad multiplicadora de voces, de estrategias, de libertades, de revoluciones posibles”, destacó Balbuena.
Peatonal feminista y Movilización
Hubo al menos dos actividades más que diferenciaron a este encuentro de los anteriores, y que quedaron incluidos como marca registrada en los siguientes. Por un lado fue el desarrollo de la “Peatonal Feminista” y por otro una movilización al cierre del Encuentro.
“Por primera vez se marchó, fue una columna violeta de mujeres feministas con nuestras consignas. Era un espacio creativo, tener canciones propias y expresar toda una fuerza que hoy está clara en las marchas pero en ese momento fue disruptivo”, afirmó Balbuena.
Además, señaló: “la peatonal feminista y el resto de los espacios específicos que habíamos pensado para encontrarnos, tienen que ver con una época donde no existían como hoy la comunicación por las redes sociales, era una oportunidad en el año para vernos. Fue un espacio no solo pensado desde la palabra sino también como un espacio donde pudiera haber performance, música, un encuentro de cuerpos bailando, gozando, encontrándonos como a otro nivel”.
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