Alrededor de 15 profesoras del Instituto de formación docente Guido de Andreis fueron despedidas de forma sorpresiva y sin previo aviso. Algunas de ellas estaban a punto de jubilarse y tenían más 25 años en la institución. “Estamos viendo su peor cara”, señalaron en referencia a la curia local
“Tuve que llegar y explicarle a mis alumnos que no les iba a tomar, que no les iba a pasar las notas, que las promociones estaban pendientes a que la directora se hiciera cargo de la mesa, porque nos despidieron el día antes de la mesa de examen y yo me enteré el mismo día de la mesa de examen… fue horrible…”, describió a Pulso Noticias una profesora con más de 20 años de antigüedad en el Instituto de formación docente Guido de Andreis, que fue despedida la semana pasada.
Esta institución funciona desde 1982, es pública de gestión privada y tiene su sede en 46 entre 7 y 8. Es uno de los establecimientos educativos que depende directamente del Arzobispado, hoy a cargo de monseñor Víctor Fernández. Los despidos comenzaron el año pasado, después de la resolución del Gobierno de la Provincia de reducir los subsidios a los colegios y centros de formación dependientes de la curia local.
En ese escenario, la jerarquía eclesiástica inició un plan para cerrar de forma escalonada el Instituto de Andreis, aunque en principio había prometido reubicar a las y los docentes en otros establecimientos educativos. La intención era unificar los planteles con el Instituto Juan N. Terrero. Sin embargo, los despidos avanzaron igual, y de la peor manera: las indemnizaciones por las cesantías de diciembre de 2018 recién se terminaron de abonar el mes pasado, incumpliendo los plazos legales. “Esa demora en el cumplimiento es una perdida salarial para el docente despedido, ya que los montos perdieron valor por la inflación”, explicaron a Pulso Noticias desde el gremio de los docentes privados SADOP.
Entre el martes y el jueves de la semana pasada, de forma intempestiva y sorpresiva, el Arzobispado arremetió de nuevo, despidiendo a alrededor de 15 profesoras y profesores, algunas con entre 20 y 37 años en la institución. Entre ellas, hay incluso docentes que estaban a punto de jubilarse y otras que incluso están desde la fundación. Pero no hubo contemplaciones para nadie. Tampoco la dirección de la institución estaba al tanto de estas nuevas cesantías.
“Yo todavía no recibí ninguna comunicación con respecto a la indemnización y me despidieron el martes. Me dicen en la carta a documento que pase por la administración del Instituto a retirar esa documentación. Por cómo está redactada parecería ser que también la indemnización, pero cuando me remito ahí no hay nada. Entonces yo no sé si voy a cobrar, si no voy a cobrar, cuándo lo voy a hacer…”, afirmó a este medio una de las docentes despedidas.
Esta profesora, que prefirió no dar su nombre para evitar mayores represalias, recordó que el argumento que la curia había dado para aclarar que no volverían a realizar despidos era que “no tenían solvencia” para pagar las indemnizaciones. “Ahora que nos despiden a otra tanda, no sé cómo van a hacer, ya venían declarando que no podían responder económicamente. Somos todas profesoras de muchos años de antigüedad, entonces es un monto muy grande”, afirmó.
Maltrato y venganza
“Han hecho cosas que tienen que ver con formas de maltrato, de venganza”, explicó la docente en referencia aque los despidos recayeron particularmente en profesoras que fueron insistentes en pedir explicaciones al Arzobispado cuando comenzó el desguace progresivo, pero sólo obtuvieron engaños. “Entre el martes 26 y el jueves 28 recibimos los profesores las cartas documentos. La directora ahí se entera de lo que había sucedido, de que no había sido verdad lo de la reubicación y que nos estaban despidiendo”, señaló.
“Estamos muy doloridas, como católicas. Estamos conociendo su peor cara, que ya sabíamos que existía, pero que ahora la vemos más claramente”, expresó la docente, y remarcó que ni siquiera se tuvieron en cuenta a los estudiantes: “son todos trabajadores, que hicieron un enorme esfuerzo para ponerse al día con las cuotas y poder rendir. Pero ese día se fueron como llegaron”.
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