El cuarteto tocó dos horas, con los clásicos temas grabados en los 90´y algunos de su nuevo disco “Oscuro Plan de Poder”. La gente disfrutó con alegría y compartió el canto de guerra. La banda fue sólida y habló a través de las canciones.
Crónica: Ramiro Laterza
Fotos: Camila Flores Catino
La garantía para que un show de Malón pueda salir excelente tiene dos factores: el público y el cantante. El público no falla. Tanto con esta histórica banda, como con los tributos a Hermética, o en los de Almafuerte, la gente deja todo, canta, pide, poguea y hasta se cuida. Pero el tema del cantor podría ser definitorio.
Sin embargo, el factor que generó una gran noche en el Opera de La Plata fue la prolijidad de Claudio O´Connor frente al micrófono.
Con su melena con extensiones de trenzas rojas, el sombreado en los ojos, las cintas en las muñecas, la ropa negra y ajustada y las cadenas saliendo del bolsillo, el cantante que Pulso entrevistó días atrás y (podés leer acá), mantuvo un excelente equilibrio entre compostura y desacato. Siguió las letras, apoyado del machete virtual, de manera ordenada y con gran energía; dejó cantar al público en momentos cúlmines pero sin exagerar, se rió, hizo caras, levantó los puños y se bancó las dos horas de show integro.
Sin declaraciones al micrófono más que mencionar la ciudad donde estaba tocando, Claudio dejó que las letras hablen por sí solas, sin menciones a ninguna lucha actual, ni palabras respecto a la dictadura o el gatillo fácil. Solo las canciones y algunos videos de fondo, fueron el editorial de la banda.
Previamente, tras las latitas en la vereda, los saludos y la fila, la banda platense Craneal abrió la noche con un puñado de canciones propias y algunos covers, con buena recepción del público que iba ingresando.
Pasadas las 21:45 estaba todo listo para el plato principal: Malón no tocaba en vivo en La Plata desde el 2 de agosto del 2019. Luego de abrirse el telón y escuchar un sonido instrumental, las imágenes en pantalla eran de drone, de árboles visto desde el cielo, arroyos, valles y más árboles, con filtros. Luego de unos breves minutos y ya con los muchachos ansiosos al clásico canto de “Somos los negros, somos los grasas, pero conchetos no”, aparecieron los 4 músicos y comenzaron con “Grito de Pilagá”: Imágenes de más paisajes y de personas con ragos originarios, pero sin menciones actuales.
En otras canciones las imágenes acompañaban simplemente el sonido con la inscripción del nombre de la banda. Hasta que en 30 mil plegarias, se proyectaron recortes de diarios de artistas censurados, las madres de plaza de mayo cuando comenzaban su lucha, persecuciones, detenciones y las clásicas imágenes de Videla y la cúpula militar. También hubo imágenes de los genocidas en “Revolución Nacional”, acompañados por videos de Alfonsín, entrando en la crítica, pero sin llegar más acá de la historia.
El resto de los integrantes de la banda también estuvieron tranquilos y exactos en el machaque, concentrados y cada tanto algunas sonrisas. El Tano Romano usó sus dos guitarras, entre ellas la amarilla histórica. De pocos pelos largos y blancos y muchos pelos blancos de barba, el pequeÑo gran pedazo de la historia de la música nacional dio todo: sus riffs, sus solos, rememoraron que aún tiene resto para rato. Karlos Cuadrado, con su parsimonia también disfrutó mucho del show, acercándose a los laterales del escenario para ver de cerca a suyos y desconocidos. Por otra parte, el nuevo de la banda, el Javier Rubio, aplicó doble bombo, velocidad al redoblante y fuerza en los platillos, intentando que no se extrañe a “Pato” Strunz. Con sus gafas y un pucho cada tanto, Javier también sostuvo un buen “solo”, dejando la nafta que le quedaba en el tanque y aguantando a que el resto de los tíos descanse y enjuaguen la gola, tras bambalinas.
La gente, en general varones de 40 años promedio, todos de negro, con mucho cuero y remeras de hermética, entre otras, disfrutaron divididos en dos. La primera parte cerca del escenario participando del pogo: agresivo pero compañero y solidario, sin piñas pero mucha empujada desde atrás, anónimas. Cada tanto uno se daba vuelta con cara de asesino y, al recordar el contexto, abrazaba a su compañero de pogo. Cuando alguien se caía o se tenía que atar los cordones, el resto, como ya es sabido, hacía un cordón de seguridad alrededor: sea quien sea, cuando sea.
También un puñado de cincuentones. Alguno con sesenta se bancó los saltos también. Y veinteañeros descubriendo por primera vez lo que les habían contado. También algunas chicas, de pelos rojos, de pañuelos verdes, de flequillos negros, incluso algunas se animaron al pogo.
Más atrás, el tumulto de gente disfrutando de pie con tranquilidad, sonriendo, bebiendo y cantando, hasta las puertas del propio teatro.
Malón volvió. Con mucho ensayo, con valentía, con fuerza y con nuevos temas que suenan muy bien. “Oscuro Plan de Poder” tuvo su debut con unas 4 o 5 canciones en el playlist que fueron recibidas con coros y saltos del público. Nadie se quedó quieto. En agosto harán la presentación oficial en el Teatro de Flores.
Cuando se hicieron las 23:30hs y cerraron con “Cicatrizando”, el cuarteto salió detrás y volvió al instante con luces prendidas, sonrisas de alegría y relajación, y de fondo bien fuerte y de fiesta sonaba “Highway to hell”, de AC/DC, para el reparto de púas, los saludos y la foto de moda con el público detrás. Allí todo fue jolgorio. Incluso, al cerrarse el telón, la gente se quedó saltando al ritmo del eterno riff de Angus Young.
El metal vive, vive con alegría de compartir, con bronca ante las injusticias, con solidaridad de clase y con música fuerte.
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Lista de temas:
1 Grito de Pilagá.
- El infierno de ayer.
- Ancho falso
- Bajo el dominio danzante.
- El Gran Reinicio.
- Cancha de Lodo.
- Espiritu combativo.
- Gatillo Facil.
- Culto Siniestro.
- Un Cielo Rojo.
- Revolución Nacional.
- Pacto Pesado.
- 30 mil Plegarias.
- Impulsando el Encuentro.
- Solo de bateria.
- Malón Mestizo.
- Castigador por Herencia.
- Síntoma de la Infección.
- Nuevo Orden Mundial
- Hipotecado.
Es melómano y amiguero. También es periodista, docente, trabajador cultural y militante. Nació y se crió en Necochea y ahora hace más de 15 años que corta por diagonales.
Su vicio lo lleva a la sección Cultura de Pulso, pero también se puede mover por Política, Interés General y Derechos Humanos. Hace trabajos radiales para la cooperativa y da una mano para la cuestión de recursos, suscripciones, cocinar para todxs o lo que pinte. Su moto y su ansiedad lo llevan a ser de lxs más puntuales del emprendimiento.
Fotógrafa a la que no le gusta sacarse fotos. Tardó más de un año en escribir su descripción. Nació en 1997 en Mar del Plata. Hija del medio, creció en una casa con xadres docentes, llena de libros y viendo películas en isat. A los 11 años le regalaron un mp4 que para su sorpresa tenía una cámara, desde ese momento no se despegó de cualquier dispositivo que pudiera registrar su cotidiano. Estudió fotografía en la "feliz", a los 20 años se fue a vivir a la ciudad de las diagonales con curiosidad por la imagen en movimiento. En 2022 se recibió de la Licenciatura en Artes Audiovisuales. En la facultad aprendió lo fundamental, que el cine es una disciplina colectiva. Participó de colectivos audiovisuales feministas, talleres para niñeces, festivales y ciclos de cine, y en distintos proyectos de cortometrajes, videoclips y algunos largometrajes. Se sumó a Pulso en 2023, hace trabajos de fotografía, a veces audiovisual y en redes.