A raíz del temporal, el antiguo ejemplar se vino abajo y aplastó una vivienda de Tolosa. La familia y los vecinos habían advertido durante años sobre el peligro de derrumbe, pero Espacios Verdes se desentendió del asunto
Las muertes de Miguel Ángel González (65) y la de su hijo del corazón, Alejandro Álomo (22), no fueron un accidente. Es cierto que anoche hubo ráfagas de viento de hasta 120 kilómetros por hora, pero el árbol que desplomó esta vivienda ubicada en 532 entre 15 y 16 también se podría haber venido abajo con una brisa de verano. Antes de este fatal episodio, esta familia y los vecinos linderos llamaron más de 120 veces a Espacios verdes del municipio para que lo quitaran porque veían que estaba a punto de caerse. Fueron años de espera. Las veces que los atendieron, les dijeron que los gastos corrían por parte del dueño del terreno. Un dueño al que no le alcanzaba ni para comer.
“Nunca nos dieron bola. El árbol era gigantesco y hacía muchos años que estaba por caerse. En el municipio nos decían que si estaba dentro de la propiedad nos teníamos que hacer cargo nosotros, pero mi viejo no tenía los recursos. No tenía nada. Nosotros lo ayudábamos”, dice Juan Manuel González, hijo de una de las víctimas.
El desastre ocurrió cerca de la 1.30 de la mañana. Miguel Ángel González terminó de bañarse y se acostó con su mujer a ver una película. En la casa también dormían un bebé de seis meses, nieto de González, Alejandro Álomo, y otro hijo de la pareja. El viento primero les voló el techo de esta precaria vivienda, y a los pocos segundos el árbol se desplomó contra la estructura. Miguel Ángel murió aplastado al instante, mientras que Alejandro alcanzó a salir, pero con un severo corte en el abdomen que le produjo una de las chapas. En vano fue su traslado al hospital de Gonnet, y los intentos de reanimarlo. Las heridas le afectaron el tórax y el pulmón, y cerca de las 9 de la mañana falleció. El bebé y la señora se salvaron de milagro.
Aunque no fuera hermano de sangre, Alejandro era considerado uno más de la familia. “Cuando él era bebé, su mamá se lo dejaba a mi papá para que lo cuidara. Después su mamá falleció, y aunque tenía a sus abuelos y a sus tíos, se quiso quedar con nosotros y lo adoptamos como un hermano”, contó a Pulso, Juan Manuel González.
En un momento de ira y confusión, mientras Defensa Civil todavía quitaba algunas ramas del terreno, los vecinos cortaron la calle en 13 y 532, para que el municipio al menos se hiciera cargo de los gastos del velatorio. “Se acercaron y nos confirmaron que nos van a pagar el sepelio, estamos arreglando ese asunto”, confirmó Juan Manuel González.
El barrio quedó conmocionado porque, según cuentan, Miguel Ángel era puro corazón. Metiéndole trabajo duro, y consiguiendo alimentos en los mercados de la zona, durante muchos años mantuvo con sus amigos una copa de leche en 17 y 530. Juan Manuel, uno de sus 22 hijos, quiso recordarlo de esa mejor manera. “Él estaba en todo lo que pasaba en el barrio y por eso lo querían mucho. En cada problema que había siempre trataba de dar una mano”.
Más allá de la tristeza y del sentimiento de injusticia, los familiares de las víctimas explicaron que “no vamos a hacer ningún tipo de acción. El daño ya está hecho y una demanda no va a revivir ni a mi viejo ni a mi hermano”, dijo con dolor Juan Manuel González.
Sobre las llamadas de alerta por este árbol que se venía abajo, el Secretario de Defensa Civil, Rodrigo Páez, dijo ante las cámaras de Canal 13 “nosotros estamos localizando esas llamadas, pero no encontramos esa denuncia en el sistema. Más allá de que sea una propiedad privada, nosotros solemos hacer relevamientos y damos consejos para ver cómo se puede solucionar”.
Mientras tanto, Juan Manuel González y familia no tienen ni tiempo de llorar a su padre y hermano muerto. “Ahora nos toca construir algo rápido porque mi vieja se queda en la calle. Por lo pronto parará en lo de algún hermano, pero trataremos de limpiar y construir algo de vuelta”, concluyó.
Aquellos interesados en colaborar con esta familia, pueden hacerlo al 221- 5699613
Somos un medio de comunicación cooperativo que se conformó luego de los despidos ilegales en el diario Hoy y en la radio Red 92 de La Plata, sucedidos a principios de 2018.
Sin laburo y con la intención de mantener nuestros puestos de trabajo, un grupo de periodistas, correctorxs, fotógrafes, locutorxs, productorxs audiovisuales y diseñadorxs decidimos organizarnos de forma colectiva.
