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sábado 07-09-2024

Lesbicidio en Barracas: movilización y apañe colectivo

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Ayer, desde las 16 hs, miles de personas se concentraron en la Plaza Colombia de Buenos Aires para marchar hacia el hotel donde vivían las cuatro lesbianas atacadas mientras dormían con una molotov por Justo Fernando Barrientos. Hubo actividades, intervenciones y música. En La Plata el tren del apañe salió temprano para llegar a tiempo

Desde la semana pasada en La Plata hay asambleas de varias horas. Hubo asambleas federales por todos lados, en diferentes puntos del país. El viernes se cortó 7 y 50. Se pintaron carteles y hubo intervenciones. La Plaza La Moma fue refugio, una vez más, con Claudia Rodríguez leyendo alrededor de un fuego. Y ayer la consigna fue clara: encontrarse en la estación, tomarse el tren temprano para llegar a la jornada en la puerta del hotel de Barracas, para reconocerse en las calles y  hacer visible lo que muchos medios, políticos y hasta el mismo vocero presidencial pretende invisibilizar: que no es libertad, es odio. Que fue lesbicidio. Que el Estado es responsable. 

Porque Pamela Cobbas, Roxana Figueroa, Andrea Amarante y Sofía Castro Riglos fueron atacadas el domingo pasado por Justo Fernando Barrientos, el vecino de la pieza de al lado del inquilinato donde vivían, en Barracas, en Buenos Aires. Eran cuatro lesbianas. Barrientos les tiró una molotov mientras dormían sabiendo que eran lesbianas. Por eso. Queriendo matarlas. La única sobreviviente es Sofía. 

Hace un frío brutal. Los gritos de las miles de personas que se encontraron ayer en la Plaza Colombia para movilizarse hasta la puerta del Hotel no son como los que se escuchan en otras movilizaciones. Son desgarrados. Atravesados de bronca. Pero, a una semana del lesbicidio, la bronca se organiza. Y somos muches. Ayer, en el Hotel de Barracas, hubo un corte de calle. Intervenciones. Marcha y concentración. Un altar y lecturas. Abrazos y apañe. Música y poesía contra este mundo cada día más hostil. 

 “La vida está en riesgo”; “Los discursos de odio avalan actos de odio”; “La heterocisnorma mata, negarlo es complicidad”, “Para que despertar no sea un privilegio y que amar no sea una sentencia de muerte”, decían los carteles. 

“Estamos acá, luchando cada día para hacernos visibles. Son siglos y siglos de invisibilidad. Siglos y siglos de escondernos. Fuimos el primer matrimonio de mujeres. La gente no podía creer lo que estábamos haciendo. Y ahora, no vamos a dejar semejante crimen impune. Vamos a seguir defendiendo con felicidad el lugar en el mundo que logramos ocupar”, dice Norma Castillo, la pareja de Ramona “Cachita” Arévalo, la primera pareja de lesbianas que se casó en nuestro país. 

Eran lesbianas, pobres, grandes, que vivían en un inquilinato. “Vivían acá, en nuestro barrio. Vamos a seguir peleando en las calles. Nadie nos regaló nada y vamos a seguir. Hay que organizarse para dar una respuesta colectiva. Acá se ve: si nos tocan a une, nos organizamos miles”, dice una vecina de Barracas. 

A Amanda Fernández le falta la voz pero no deja de agitar en la cabecera: “estamos cansadas, cansades de que se confunda la libertad con el odio. Basta de asesinar a las identidades travestis, trans, lesbianas. Es momento de que salgamos todes a la calle a defender nuestros derechos”. 

Por eso el viernes, en el día contra el LGTTTBIQNB+odio se extiende la convocatoria, otra vez, en Plaza La Moma, la de 1 y 66 desde las cinco de la tarde. 

A El silencio caníbal, de Macky Corbalán se lo invoca, como un mantra, hace varios días porque es necesario, porque se escribe solo: “Lesbiana lesbiana lesbiana lesbiana, decirlo tantas veces como las que se lo calló. Decir lesbiana es iluminar una porción de realidad, velada por las gruesas sombras de la dominación hetero, correr el cerrado horizonte de su normativa genocida. Nombrarse es la tumba de la opacidad, su combustión. ¿Cuáles son y cómo se generan las condiciones donde nuestras experiencias vitales no terminen en asesinatos, torturas, insultos, silencios, estigmatización? Para hablar de esto nos reunimos aquí. Gracias por ello.

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