A través de su proyecto Memoria escolar, la fotógrafa Erica Voget emprenderá una aventura desde Jujuy hasta Ushuaia, en la que documentará el paso de los estudiantes argentinos por instituciones públicas rurales
Por Ezequiel Franzino
Antes de enterarme de esta historia, la semana pasada una compañera de la primaria me envió por WhatsApp nuestra foto de 7º grado y fue una piña de nostalgia. Sólo con mirar la imagen me transporté en el tiempo: de memoria salieron los nombres y apellidos de cada uno de mis compañeros, sentí el olor del aula, el perfume de la maestra de matemática, y rememoré las firmas de mis amigos en esa carpetita de dos solapas, en la que en una carilla aparecía el retrato y en la otra la grupal. Ese mismo recuerdo que inmortaliza la infancia y que la mayoría conserva en algún cajón de la casa es el que la fotógrafa platense Erica Voget pretende obsequiarles a chicos que asisten a escuelas rurales públicas, ubicadas en lugares inhóspitos de la Argentina profunda.
A través de este proyecto denominado Memoria escolar, con su cámara y una impresora que le donaron para que pueda entregar los obsequios en el momento, el próximo 12 de agosto la artista comenzará su aventura en una localidad de la provincia de Formosa, donde además de entregar de manera gratuita las fotos grupales e individuales a los estudiantes de la institución, registrará las jornadas escolares de los chicos que asisten a la Escuela El Simbolar y a la EPEP nº 89 Punta del Agua.
“La idea es poder revalorizar el paso por la educación pública y gratuita, y la importancia de la etapa escolar en el desarrollo de cada niño”, explica Erica y agrega: “Todos los sueños que quería realizar los puse en este proyecto: el amor por la foto, por los chicos y por los viajes”.
Esta primera experiencia por Formosa será el comienzo de algo más ambicioso. Junto a su colega Bernardo Greco, “la idea es recorrer todas las escuelas rurales de la Argentina. Ya me puse en contacto con gente de Ushuaia, Río Negro y Neuquén. Después del de Formosa, el próximo viaje será a una localidad ubicada a 40 kilómetros de La Quiaca”, explica Erica.
El problema para ella es que las estadías no pueden ser muy largas. Aquí la esperan sus hijos, Amelie (10) y Lautaro (8), y un trabajo peculiar: la caligrafía. De hecho, si algún graduado de la UNLP está leyendo este artículo, tiene que saber que es muy probable que su título haya sido escrito a mano por esta mujer. “Cuando el trabajo manual se suplantó por documentos digitales se terminó mi trabajo”, recuerda Erica, que trabajó once años en el Rectorado, y que hoy se dedica a la misma actividad en una universidad privada.
Después de haber estudiado la diplomatura en Investigación y Conservación de Fotografía Documental en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, esta mujer de 37 años realizó ensayos fotográficos en los que abordó diferentes temáticas sociales, como por ejemplo la maternidad. “La idea de ahora es acompañar a los estudiantes desde que se levantan, a las 7 de la mañana, hasta que terminan su jornada. Hay chicos que se quedan a dormir toda la semana en las escuelas porque viven a kilómetros de distancia”, explicó.
Este proyecto, que se financia gracias al apoyo de cooperativas, empresas privadas y de particulares que aportaron su granito de arena para poder comprar los pasajes y los insumos, representa para ella “una reivindicación a la educación pública. Lo que somos, y nuestra personalidad, es por la formación que recibimos en la familia y en la escuela”.
Pero a estos chicos no sólo les falta la foto del curso. También les faltan útiles y ropa, que Erica y Bernardo están dispuestos a llevar. Por eso, quienes estén interesados en realizar donaciones, pueden contactarse a través de Facebook o Instagram a @memoriaescolar, o comunicarse al 221 525-0249.
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