El conflicto bélico en el Atlántico Sur no logró detener la presencia argentina en la copa del mundo desarrollada en España. Muchos años después, integrantes de aquel plantel fueron autocríticos con su participación
Se suele asociar dictadura y deporte al mundial de 1978. Pero el 2 de abril de 1982, mientras la selección de fútbol dirigida por César Luis Menotti se preparaba para jugar el mundial de España, las tropas argentinas desembarcaban en las Islas Malvinas, iniciando un conflicto armado muy doloroso para nuestro país que no logró frenar a la pelota.
Para la junta militar, tanto como para la FIFA, era muy importante la participación de Argentina en la copa del mundo. El deporte, sobre todo el fútbol, aparecía como una herramienta de muchísima ayuda a la hora de mover el foco de atención de la población.
El aparato propagandístico de la dictadura, con la obediencia y la complicidad de muchos medios de comunicación, le contaban al pueblo una realidad que no era fiel a lo que estaba sucediendo en el Atlántico Sur. En ese marco, Leopoldo Galtieri presionó para que Argentina jugara el mundial que se venía.
Además, desde lo deportivo, a la base del equipo campeón del conjunto campeón en el 78 donde estaban futbolistas como Kempes, Bertoni, Ardiles, Passarella, Gallego y Fillol, se le sumaban nombres como los de Diego Maradona y Ramón Díaz, campeones juveniles en 1979. Por lo que parecía que el bicampeonato iba a ser sólo un trámite.
Si bien hubo algunos futbolistas que plantearon no viajar a España, la decisión del seleccionado fue que el mejor aporte que podían hacer en aquel momento era tratar trasmitir a los argentinos una alegría desde adentro de la cancha.
En tanto, en el Reino Unido, documentos desclasificados revelaron que el Gobierno británico evaluó la posibilidad de bajar a sus selecciones de la Copa del Mundo. Inglaterra, Escocia e Irlanda del Norte estuvieron cerca de no jugar el mundial de 1982 para evitar cruzarse con Argentina mientras se llevaba adelante la guerra.
En abril de ese año, el ministro de Deportes, Neil Macfarlane, le escribió al Consejo de Deportes pidiendo evitar contacto deportivo con Argentina en todas las disciplinas, tanto a nivel individual como en deportes de conjunto. Y más allá de la línea bajada desde el gobierno, varios jugadores también dudaron de asistir a al campeonato del mundo.
El gabinete británico debatió sobre si asistir o no al Mundial, que empezaba el 13 de junio, pero temieron que eso fuera usado por la dictadura argentina para hacer propaganda. Finalmente, las selecciones del Reino Unido jugaron la copa y fueron eliminadas sin tener que cruzarse con Argentina.
Del lado del conjunto nacional, mientras cientos de jóvenes argentinos morían luchando en Malvinas, los dirigidos por Menotti se preparaban para dar el puntapié inicial en el Camp Nou, casa del Barcelona.
Lo cierto es que la participación de la selección argentina en España no cumplió con las expectativas previas. El debut fue el 13 de junio con caída frente a Bélgica 1 a 0. Un día después, el 14 de junio, el ejército nacional presentaba su rendición en Malvinas.
Luego de pasar la fase de grupos (venció a Hungría 4 a 1 y derrotó a El Salvador por 2 a 0), cayó frente a Italia (1-2) y Brasil (1-3), y quedó eliminado en la segunda fase del mundial. Maradona en el último partido se fue expulsado por una patada sin pelota, como para completar el amargo final de ese campeonato.
La autocrítica
Muchos años después varios integrantes de aquel plantel realizaron una autocrítica y reconocieron como un error la participación argentina en 1982.
Daniel Passarella, el capitán y líder de aquel grupo, dijo en 2001: “No debí haber jugado el Mundial del 82. En Malvinas muchos chicos murieron y yo, como capitán, debí hacer algo para que no entráramos a la cancha”.
Patricio Hernández, otro integrante de aquel plantel, señaló: “La guerra no fue un hecho menor. Queríamos sacar fuerzas de donde fuera para hacer olvidar todo eso, para darle una satisfacción a la gente. Pero cuando salí a la cancha sentí mucho frío, lo humano superó a lo futbolístico”.
Osvaldo Ardiles vivió una situación muy particular. El volante jugaba en el Tottenham inglés junto a Ricardo Villa cuando se desató la guerra. En ese contexto, los hinchas rivales lo abucheaban y le repetían la palabra “England” cada vez que tocaba la pelota. La situación lo llevó a pensar que no volvería a jugar en aquel país tras el mundial, pero retornó y no sufrió inconvenientes.
Sin embargo, el futbolista argentino además de lo sufrido en Tottenham vivió la guerra en su entorno familiar. Perdió en Malvinas a su primo, el aviador militar José Leónidas Ardiles. Años más tarde, reconoció: “En esos meses la pasé muy mal, mi mente estaba destruida. La guerra fue una locura, producto de una pésima evaluación del gobierno argentino. En retrospectiva, me da mucha bronca cómo se usó a tantos chicos como carne de cañón”.
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