La empresa española, que desembarcó hace pocos meses en La Plata, ya tiene más de 600 empleados, no considerados como tales. Pulso Noticias dialogó con una joven glover que prefirió resguardar su identidad por miedo a perder su fuente de ingreso
Por Estefanía Velo
En la ciudad ya transitan cada vez más jóvenes en bicicletas o motos con sus reconocidas mochilas amarillas, las cuales llevan el logo de Glovo, una empresa española nacida en 2015 que se autodefine como una “start-up” (empresa emergente, un término de la era digital) y ofrece un “servicio a la carta que compra, recoge y entrega todo lo que se solicita a través de la aplicación”. Pero, ¿quiénes realizan ese trabajo? A fines de los años 90, funcionaba este servicio de manera telefónica y en algunas ciudades del interior se lo conocía como “moto mandados”, en otros como “mensajerías”. Ahora, con el avance de la tecnología ellos son “glovers”.
La empresa llegó en febrero a nuestra ciudad y, según contó una glover a Pulso Noticias, a quien llamaremos M. M., ese primer mes llegaron a ser 100 repartidores, luego pasaron a 200 y actualmente son “alrededor de 600, pero no podemos saberlo con exactitud”.
El avance de la tecnología, la modernización en el trabajo y las nuevas formas de empleo 4.0, conceptos tan nombrados en los encuentros de la OIT y en las reuniones de los ministros de Trabajo de países que integran el G20, se traduce en sistemas cada vez más impersonales, robotizados, con figuras de “falsos” autónomos y “colaboradores”, como este caso, que parecen no tener derechos laborales.
Los repartidores de Glovo se vienen organizando en diferentes puntos del mundo para enfrentar la precarización laboral, y La Plata no es la excepción. Ayer mantuvieron una extensa reunión para poner en común los atropellos que sufren: “No contamos con seguro por accidente ni por robo, tenemos que pagarnos la obra social, ingresos brutos y hasta el uso de la aplicación”, explicó M. M. Y hoy se congregaron con repartidores de Pedidos Ya, quienes lograron estar trabajando bajo dependencia pero con un salario muy escaso.
A principio de año, Glovo desembarcó en Capital Federal, y luego se amplió a La Plata, Córdoba, Rosario, y últimamente llegó a Mar del Plata y Quilmes. “Trabajá cuando quieras, como autónomo con total libertad”, dice Glovo en su página web, sin embargo, “eso es falaz”, aseguró la glover platense. “Al momento de inscribirte, generás el usuario para acceder a la app, debés hacerte monotributista, y además tenemos que pagar el equipo de trabajo, que incluye la mochila con el logo, porta celular y cargador, y así salimos a la calle. Luego, cada quince días, abonamos el servicio de la app”. En tanto, la compañía no cumple las obligaciones como cualquier empresa, según enmarca la Ley de Contrato de Trabajo.
Según relató M. M., la metodología de trabajo es la siguiente: “Recibimos una notificación por la aplicación, y para eso nos localizan por el GPS para ver quiénes estamos más cerca del comercio. Vos podés aceptar o rechazar el pedido. Si aceptamos, buscamos lo solicitado, pagamos y se lo llevamos al cliente”.
Actualmente funciona sólo con dinero efectivo, al principio tenían la modalidad de pago con tarjeta de crédito, lo que les resulta de mayor riesgo. Los glovers, además, pueden aceptar o rechazar los pedidos, pero todo tiene su costo. Todos los repartidores reciben encargos por cercanía y por puntaje, a lo que la empresa denomina “eficiencia en el trabajo”. Si el repartidor no accede a las solicitudes le bajan 0,30 puntos, en tanto si acepta un traslado en las franjas horarias de “alta demanda”, es decir, fin de semana por la noche, lo premian con 0,02 puntos. La base del pedido es de $30, dependiendo de la distancia y el tiempo de espera se calcula un promedio de $45 por traslado.
“Exigimos que nos consideren como trabajadores, que nos den seguros, y que frenen con la incorporación de glovers porque la demanda que existe hoy en día no concuerda con la cantidad que somos, no tenemos flujo constante”, manifestó la glover. Ella trabaja más de ocho horas por día, de lunes a lunes, para obtener un ingreso de aproximadamente $14.000, “pero esto es mes a mes y si siguen aumentando la cantidad de glovers vamos a tener cada vez menos viajes, lo que equivale a menos ganancia”, explicó.
A su vez, reclaman el pago por hora trabajada como sucedió durante los primeros dos meses, “con los aumentos que hay, es imposible tener sólo este trabajo, otros lo tienen como de medio tiempo”. Además atraviesan una situación laboral de inestabilidad, porque en las condiciones de trabajo tienen una cláusula en la cual se expone que la empresa puede cesar de sus servicios cuando así lo decida.
La precarización laboral 4.0: es una empresa cuyo patrón no conocen y los reclamos se plasman a través de lo virtual, donde se permite no dar respuestas, pero sí hay exigencias a los repartidores con reglas establecidas por Glovo. Básicamente, si no tienen pedidos no cobran, sumado a los riesgos a los que están expuestos. Para enfrentar esta relación laboral, los glovers se organizan y preparan un plan de lucha, y hasta podrían conformar su propio sindicato regional.
Más conocida como “Tefa”, nació en Mar del Plata en 1989. Trabajadora de prensa, periodista y Licenciada en Comunicación Social (egresada de la UNLP). Buscadora de la aguja en el pajar: le apasiona el periodismo de investigación. Trabajó en prensa institucional, en diversos medios privados de La Plata, y colaboró en medios alternativos como ANRed. Actualmente escribe notas vinculadas a los derechos humanos, política y cada tanto entrevista a personajes de diversos territorios. También integra el área audiovisual, En Foco, como productora periodística. Siempre redactando con las gafas violetas puestas. Desde 2018 forma parte de la cooperativa Pulso Noticias, donde aprendió a vender publicidad, gestionar pautas y hasta armar un gran escritorio en madera.