En 31 meses de gobierno de Cambiemos, el país ha visto incrementar la deuda pública en forma amenazante, sembrando de nubarrones el futuro. Números que preocupan a las autoridades económicas. La opinión de los especialistas
Por Rafael Tossi
“He decidido iniciar conversaciones con el FMI”, aseguró el pasado 8 de mayo el presidente Mauricio Macri, dando cuenta de la decisión de las máximas autoridades económicas de retornar al Fondo Monetario Internacional (FMI) para la toma de créditos con el fin de solventar el desequilibrio en las cuentas fiscales nacionales, elevando de esta manera la deuda externa argentina.
El FMI le dará al país un crédito stand by o préstamo condicionado de 50.000 millones de dólares, lo que significa que se entregará el dinero en forma fraccionada a medida que el gobierno de Cambiemos vaya cumpliendo con las exigencias que dispondrá el organismo internacional para “estabilizar” las cuentas de la Argentina. Para ello, ya se desembolsó U$S 15.0000 millones, de los cuales la mitad ya está siendo utilizada para tratar de frenar la corrida bancaria al billete verde en la city porteña.
Al día de hoy, la deuda pública tomada por el macrismo asciende a U$S 152.000 millones, lo cual, si se le suman los U$S 15.000 millones que otorgaría el FMI, treparía a los U$S 167.000 millones. Esto equivale a la escalofriante friolera de U$S 123.506 (o $3.537.214) por minuto, incrementándose la deuda de esa manera en un 41% en tan solo 30 meses, según datos proporcionados por el Observatorio Fiscal Federal. Si le seguimos sumando más datos para clarificar la gravedad de esta situación, la deuda M alcanza a los US$ 177.840.000 por día, a los US$ 7.410.000 por hora, o 2.056 dólares por segundo.
Tan agobiante es el crecimiento de la deuda externa que sólo en 2017 el pago en concepto de capital e intereses ascendió a los U$S 83.738 millones, estimándose para 2018 en casi otros U$S 90.000 millones. Así, en los tres primeros años de Cambiemos se pagaron más de U$S 200.000 millones, una cifra sideral que deja en evidencia la inconsistencia de continuar por el camino de tomar deuda para paliar el déficit fiscal.
Cambio profundo
Bajo la administración económica de Mauricio Macri, lo que debe cada argentino en materia de deuda externa se incrementó en U$S 3.795, pasando de los U$S 3.108 de diciembre de 2015 a los U$S 6.903 de junio de 2018. Es decir: se duplicó lo que cada ciudadano debe, sin que ello haya repercutido o se reflejara en mayores obras para la sociedad.
Ante una consulta de Pulso Noticias, el licenciado en Administración y Finanzas Héctor Giuliano señaló que “el gobierno de Macri fue claro desde el comienzo: vino a gobernar con emisión de nueva deuda, ya que para ellos, si no es de este modo, las cuentas fiscales no cierran. Se están batiendo récords históricos de endeudamiento y sin capacidad alguna de repago del Estado nacional, formando una burbuja que puede estallar en cualquier momento”.
Para el experto en deuda externa, “el ritmo de crecimiento de la deuda es extraordinario. No existe la más mínima capacidad de repago, y una deuda que no se puede pagar es una deuda perpetua, ya que queda ahí colgada y hay que vivir refinanciándola, pagando unos intereses cada vez más grandes. ¿Con qué va a pagar la deuda que toman?, pues sencillamente con nuevos pobres, con pobres cada vez más pobres y con ricos cada vez más ricos, fracturando socialmente aún más a la Argentina”.
Por su parte, el economista y doctor en Ciencias Sociales Julio Gambina recalcó que “el problema de la deuda se ha agigantado con la llegada de Macri. El acuerdo con el FMI obligará a un ajuste aún mayor para intentar contener la fuga de capitales y así favorecer la disminución del déficit fiscal y comercial. Esto generó corridas cambiarias para subir el dólar a $30, lo que lleva a una mayor toma de deuda con las Lebac, originándose un combo explosivo alarmante”.
“A esto hay que agregarle las deudas de las provincias y municipios, entonces lo que abrió Cambiemos fue la posibilidad de tomar nueva deuda que terminarán pagando los hijos de nuestros nietos, por el infame bono a 100 años. Si esto sigue así, vamos directo a un fracaso imposible de contener y con consecuencias impredecibles para los argentinos”, resaltó Gambina.
Ejemplos paradigmáticos
Los especialistas sostienen que la nueva deuda tomada por el Gobierno nacional no ha servido para solucionar los problemas estratégicos del país, porque se utilizó para financiar los déficits fiscal y comercial y no para el desarrollo de la Argentina.
Si los U$S 167.000 millones de deuda se hubiesen usado para satisfacer las demandas de una mejor educación -siendo uno de los problemas centrales el hacinamiento que sufren los chicos en los colegios argentinos- con los dólares que se tomaron como nueva deuda pública se podrían haber construido 10.000 colegios primarios/secundarios modelos de última generación con doble turno o 115.000 jardines de infantes.
Otro tema sensible al sentimiento de los argentinos es el de la salud, con la falta de centros de atención para la población. Con ese dinero se habrían podido edificar 8.500 hospitales para albergar 1.000 pacientes, con terapia intensiva, tomógrafos y otros elementos de alta generación, o 300.000 salitas de primeros auxilios para la atención primaria de los argentinos.
También se podrían haber solucionado problemas en materia de seguridad, ya que la deuda tomada por el Gobierno se podría haber usado para adquirir 2.150.000 patrulleros blindados, 300.000.000 de chalecos antibala o haber construido 1.300 cárceles modelos. Además, ese dinero habría alcanzado para construir 172.000 kilómetros de rutas o autopistas, 2.000.000 de cuadras de asfalto o haber llevado adelante un programa popular de viviendas, construyendo 800.000 casas en un país con un déficit de 4 millones de viviendas.
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