El anuncio oficial de aumentar en un 25% el Salario Mínimo Vital y Móvil, alcanza muy poco a los sectores populares ante el avance demoledor de la inflación. El impacto del aumento de precios en el maltrecho bolsillo de los ciudadanos
La corrida cambiaria que tuvo lugar hacia el fin de esta semana, que hizo que el dólar trepara a los $29,85, su valor más alto en la historia, llevó a que el gobierno de Mauricio Macri saliera a hacer anuncios económicos con medidas tendientes a mejorar el ingreso de los sectores más vulnerables de la sociedad.
Una de ellas fue la decisión unilateralmente del Consejo Nacional del Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo, Vital y Móvil, de aumentar en un 25% el salario mínimo (SMVM) llevándolo a $12.500 para junio de 2019. Los aumentos ocurrirán en cuatro cuotas, dos en este año, septiembre (7%) y diciembre (6%), y dos el año que viene, marzo (6%) y junio (7%).
El SMVM hoy alcanza en nuestro país para comprar solo el 60% de la Canasta Básica, cuando en otros países de la región, como por ejemplo Chile, uno de los modelos tomados por Cambiemos en materia económica, el salario mínimo sirve para comprar el 181% de la canasta básica alimentaria, es decir, con el menor salario se puede comprar tres veces más que en nuestro país.
En Uruguay el menor salario sirve para cubrir un 97% de la canasta básica; en Ecuador un 79% o en México un 77%. Caso paradigmático es el caso de Costa Rica, que con 512 dólares como SMVM, alcanza para comprar un 576% de la canasta básica de alimentos, es decir casi seis veces más que la Argentina, mostrando a ciencia cierta la decadencia en la que se encuentra sumergida la economía nacional.
En descenso
El salario mínimo es tan bajo en nuestro país, que ha llevado a que el consumo decaiga fuertemente en toda la población. De acuerdo a un informe realizado por la Universidad de Avellaneda (Undav), los precios de los alimentos subieron hasta casi un 88% durante el primer semestre, cuando la inflación fue del 16% en ese período. La harina de trigo lidera el ránking con el 87,7%, seguida por los huevos (50,2%), los fideos secos (39,9%), el pan francés (35,9%), el arroz blanco (34,2%) y el aceite de girasol (26,2%).
Otros rubros que más aumentaron en este período fueron los pescados y mariscos (25,8%); pan y cereales (22,3%); bebidas espirituosas, destiladas y licores (21,5%); aceites y grasas (21,0%) y carnes y derivados (16,3%). Esto deja en claro que el SMVM no alcanza para nada en la Argentina, impactando con mayor fuerza en los sectores más vulnerables, que se ven impedidos de acceder a la adquisición de productos indispensables para su supervivencia.
De acuerdo al informe, de la Undav, la industria alimentaria vio reducidas sus ventas internas por la caída del consumo, al mismo tiempo que debieron empezar a competir contra productos foráneos que en años anteriores no ingresaban a nuestra economía. Esto llevó a que las ventas internas cayeran un 13,7% y la producción industrial un 1,5%, mientras que las importaciones se incrementaran en un 59,9%.
Futuro pesimista
En diálogo con Pulso Noticias, el economista José Castillo, señaló que “estamos mal, y vamos para peor. El promedio salarial en la Argentina está prácticamente tocando el mínimo, y hay muchísima gente que está cobrando menos del mínimo. La capacidad de compra del salario argentino está mucho más bajo que en la región, que Brasil, que Chile”.
Para el profesor e investigador de la UBA, “el salario mínimo no alcanza para nada, lo que ha llevado a que los comedores infantiles y populares hayan incrementado ferozmente el número de personas. El costo de cualquier canasta de bienes en la Argentina medida en dólares es mucho más alta, entonces estamos ante la aberración de que los alimentos son más caros en Buenos Aires que en Londres. Al hecho de la inflación y de la baja salarial en pesos, también hay que sumarle que la Argentina sea un país carísimo y con salarios muy bajos”.
En opinión del economista, “el promedio del SMVM hace que los argentinos podamos comprar muchas menos cosas que los países vecinos. Es un gobierno jugado a que los salarios de 2018 pierdan con respecto a la inflación, a lo que hay que sumarle los tarifazos. Y del otro lado, se sigue privilegiando las ganancias de los más poderosos”.
“En Argentina hay una fenomenal ruleta financiera que se hace en el sistema bancario, con tasas de interés de más del 50%, plata que entra en dólares se pasa a pesos para hacer la bicicleta financiera en los Lebac para después jugarla. El futuro nos invita a ser pesimistas y a decir que la Argentina se ha transformado en un país para pocos, donde la mayoría apenas sobrevive y unos pocos hacen ganancias extraordinarias a espaldas del pueblo”, subrayó Castillo.
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