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viernes 06-12-2024

El día de la libertad

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Por Cristian Prieto especial para Pulso Noticias

El 6 de septiembre puede haber sido un día más en las existencias, cotidianeidades y labores de las personas. Y para les argentines un día más de preocupación por las inclemencias económicas y sociales. Pero de algo seguimos gozando por más que lo pongamos entrecomillas, por más que hagamos lecturas finitas de variables que digan lo contrario, por más que el contexto sea regresivo en materia de derechos y represivo en materia de lucha de calles. De lo que hablo es de la libertad como valor indisociable de nuestras vidas, como valor incuestionable de nuestro presente.

En la India, ese país recóndito, con una cultura ancestral y la mayoría de las veces ninguneada por las efemérides occidentales, desde el jueves no penaliza a las relaciones entre personas del mismo sexo. La India despenalizó a la homosexualidad desde el Tribunal de la Suprema Corte de Justicia que sentenció que “las relaciones sexuales entre adultos homosexuales en privado no constituyen una ofensa”. Así se puso en jaque al artículo 377 del Código Penal que condenaba “el acceso carnal contra natura con un hombre, mujer o animal” y “penado con prisión de por vida, o con prisión por término que podrá extenderse a 10 años y con multa”.

La ardua lucha de activistas y diferentes instituciones de la India se vio concretada fuera del palacio de justicia donde se escuchó la sentencia con la euforia y sentimiento de quienes, por años (desde 1860) fueron ningunead*s, invisibilizad*s, perseguid*s y asesinad*s. Esta sentencia no deroga el concepto de contra natura, pero da pie a todas las posibilidades que se abren en adelante en no criminalizar las relaciones sexo afectivas de personas del mismo sexo. Pone un piso y a la vez un techo, según se quiera ver. Es un piso para las generaciones venideras, que ya podrán saber que sentir por fuera de la heteronormatividad es posible. Que la expresión del deseo se podrá vivir a plena luz del día y no sólo en los callejones oscuros. Y un piso desde donde luchar por las uniones legales, por leyes de protección y por el reconocimiento de las personas trans. Y un techo y límite a las atrocidades a las que las personas de la comunidad LGTBI han sido llevadas a vivir: los peores infiernos en sus senos familiares, el exilio del primer territorio a temprana edad, el hogar que debiera acogerte, protegerte y educarte.

Así la India se convierte en el país número 124 en despenalizar la homosexualidad. El jueves, mientras miles de personas festejaban tremendo acontecimiento, la noticia explotaba por las redes sociales. La humanidad entera vio las fotografías de los abrazos fuera de la Corte de la India, y nos imaginamos cientos de abrazos más, que seguro se dieron miles que vieron la luz de la libertad. Porque aquí el reconocimiento se juega en las posibilidades de existencia. No es lo mismo caminar por la calle de la mano, no es lo mismo la convivencia de personas del mismo sexo en entornos públicos antes que después de este fallo. Tampoco significa que los golpes, la discriminación y los maltratos dejarán de existir, pero pone en otro lugar a las personas LGTBI en relación a sus posibilidades de una existencia sin padecimientos por orientación sexual.

En nuestra comunidad, si es que le cabe el calificativo de comunidad LGTBI, lo que ha padecido históricamente es el abuso permanente de nuestras cuerpas y sueños. La invisibilización a la que hacemos mención día a día, no es un olvido cotidiano como quien olvida la billetera arriba de la mesa, que al volver la encuentra y hace uso de ella. No es un olvido de quien estaciona el auto en una esquina, y tiene que volver hacia atrás del día para recordar en qué lugar lo estacionó. No es el olvido de un apellido, del nombre de pila, el número de DNI o de un carnet del gimnasio. La invisibilización es un esfuerzo montado para que el statu quo siga vigente, es un momento donde las palabras ya no tienen sentido y sus consecuencias son la quema de Juanas de Arco, una violación tras otra sin justicia sumadas por cientos de ellas en todo el mundo.

Por eso vuelvo al principio de este artículo: para muches el 6 de septiembre puede haber sido un día más en sus existencias, pero para cientos de personas de la India se dio un paso histórico. Ahora podrán comenzar a planear todos los proyectos individuales y colectivos como cualquier otro grupo, podrán planear estrategias según quieran: desde los derechos civiles, desde los movimientos de liberación, desde un comercio capitalista que desee recibir al público gay friendly, hasta hacer una marcha del orgullo sin que sus vidas peligren.

El sentir de acá, el sentir de allá

Ante este tipo de noticias siempre hay reacciones donde determinados sectores se sorprenden de que se siga criminalizando determinadas prácticas, donde se regulan las relaciones humanas. Sean reguladas desde el Estado, desde grupos religiosos con poder o instituciones de antaño. Pero, así como en la India existían penas para relaciones entre personas del mismo sexo, en Argentina existen crímenes de odio y ataques callejeros para personas que se contonean en la disidencia, y países como Irán donde existe la pena de muerte ante la sospecha de homosexualidad.

Por eso esta bocanada de aires de libertad en este país, es un soplo tibio en este septiembre de la humanidad. Podremos animarnos a no asustarnos cuando algún* de nuestros hij*s, herman*s, alumn*s o vecin*s, se le quiebre la patita al caminar, o que alguna muchacha esté embarrada de patear la pelota en el barrio, o que algún niñe se anime a contradecir la biología en su expresión de género. También podrán las personas imaginarse nuevas formas de ser, de relacionarse pensando una vida por fuera del Patriarcado. ¿Nos animamos a pensarnos por fuera de este sistema?

El último jueves me levanté como todos los días. Abrí el celular y miré las redes sociales y encontré la noticia. No fue un posteo más, busqué más data, miré abrazos, llantos, bailes, canciones, saltos y me puse a llorar con ell*s de felicidad. Me replanteé esa empatía, me sentí un poco tonto, porque bueno: ¿Que tanto se festeja una noticia a millones de kilómetros con gente que uno ni se cruzó? Y cuando la noticia fue compartida con otres, y cuando ya no es empatía y es el cuerpo mismo que ha vivido algo parecido a la opresión, al ninguneo y se vive la libertad, y ya no hay nada más preciado que ese sentimiento.

Te hago una pregunta para que entiendas sobre la vida de muches en este mundo: ¿Cuándo te diste cuenta que eras heterosexual? ¿Tu vida ha sido compleja a partir de ser heterosexual? Que tu existencia no sea delito, que tu vida no sea negada y que tu amor sea posible, en el mundo entero a veces cuesta la misma vida. Un montón de cosas que para un montón de gente es moneda corriente, hoy en la India allanará el camino de generaciones.

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