El miércoles 22 de mayo y la victoria por 5 a 1 frente a Sarmiento de Chaco por Copa Argentina será recordado por ser el último partido de Rodrigo Braña como profesional
¿Qué características debe tener un futbolista para ser ídolo de Estudiantes? es una pregunta difícil de responder porque a veces las hinchas adoptan ídolos por distintas circunstancias, momentos o goles en momentos justos. Pero, claro está, que Rodrigo Braña reúne todos los rasgos distintivos para ser uno de los más queridos de la historia contemporánea del León.
Profesionalismo, trabajo, talento, despliegue, garra, corazón, trabajo, humildad y capacidad de superarse son algunos de los puntos que describen al Chapu como jugador y que lo lleva a tener un lugar privilegiado en el corazón de una hinchada que tiene entre sus más queridos a grandes personajes como Zubeldía, Bilardo, Verón padre e Hijo, Sabella, entre otros tantos de una gloriosa y larga lista.
El Chapu llegó al León a comienzos de 2005 luego de ascender con su querido Quilmes (club en el que también es ídolo, de hecha una tribuna del estadio cervecero lleva su nombre) después de varios intentos frustrados, y de tener un gran primer torneo en Primera División.
Si bien en un primer momento alternó titularidad, su manera de jugar cautivó rápidamente a hinchas y entrenadores, con una entrega y un sacrificio a medida del ADN Albirrojo.
Primero con Mostaza Merlo y luego con Jorge Burruchaga comenzó a ganarse su lugar en el equipo que acumulaba volantes centrales en sus filas. Claro que el gran despegue del Chapu se vio en el Apertura 2006, con un equipo que hizo historia y volvió a llevar al club al título después de 23 años, de la mano de Diego Simeone como DT y en la primera experiencia del tándem Verón-Braña en el centro de la cancha.
Con la Bruja a su lado se potenciaron ambos, y potenciaron también al equipo. Parece difícil, casi imposible, imaginar a aquel equipo campeón de América en 2009 sin su motor, sin ese tractor del mediocampo que se multiplicaba por doquier para recuperar la pelota.
El volante se erigió como una pieza fundamental en ese equipo y en los que vendrían luego, tanto que en muchas ocasiones su ausencia se sufrió más que la de Verón. Como diría Alejandro Sabella tiempo después, su gran virtud no fue la marca, sino la capacidad de entender el juego.
En 2013, quizás de manera sorpresiva, Braña se alejó de Estudiantes aduciendo cuestiones personales, en medio de algunas diferencias con la Comisión Directiva de aquel momento. Su destino fue el Cervecero (73 PJ, para un total de 233), pero tres años más tarde pegó la vuelta.
Con 37 años y también de manera inesperada, cuando su historia en el Pincha parecía cerrada, volvió a la institución para tener un último capítulo. El Chapu, como él mismo dijo, tenía miedo de no poder estar a la altura, pero con su juego rápidamente demostró ser el mismo de siempre.
El 22, que nació el 7 de marzo de 1979, se retiró del fútbol con 40 años y una estadística que lo pinta de cuerpo entero: es el segundo jugador de campo en retirarse con mayor edad en la institución albirroja, superado nada menos que por Verón.
Ayer, luego de la victoria por 5 a 1 ante Sarmiento de Chaco y después de más de 300 presentaciones con la roja y blanca, tres títulos y una huella imborrable, el “Chapu” abrió su corazón y expresó: “Llega un momento en el que la edad ya pesa y está claro que no soy el mismo de hace unos años. Siempre hay que pensar cuándo es el momento de decir basta. Me gusta competir y me di cuenta que llegó el fin. Traté de dar lo mejor. No quería que el fútbol me deje, sino poder dejarlo en actividad. Es una decisión que la tenía en la cabeza, pero siempre es difícil decir basta. Sentí mucho alivio y traté de disfrutarlo a mi manera. Di lo mejor y me voy con la sensación de haber cumplido”.
El mejor gol con la camiseta de Estudiantes.
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