Para ayudar a un nene que no podía “patear” con sus amigos, el Diseñador Industrial Sebastián Scarabino diseñó para imprimir en 3D unos accesorios que se colocan en la silla de ruedas y hacen las veces de “piecitos”. La habilidad que mostró el niño discapacitado con su invento lo motivó a pensar una nueva forma de practicar fútbol
Por Ezequiel Franzino
Para conocer el surgimiento de los botines de fútbol hay que remitirse a principios del siglo XX, en donde Adolf y Rudolf Dassler comenzaron a trabajar en los primeros bocetos de calzados deportivos, sin saber todavía que con el tiempo iban a revolucionar la disciplina, y que más tarde iban a convertirse en dueños de dos imperios: Adidas y Puma. ¿Qué tiene que ver esta historia con esta nota? Tiene que ver…
En La Plata, el Diseñador Industrial Sebastián Scarabino acaba de confeccionar “El Fulbito de Rami”, unos accesorios que son una especie de “botines”, con los que una persona en sillas de ruedas puede patear una pelota, llevarla de “pie a pie”, gambetear, dar un pase, tirar un centro, o elegir darle de puntín o con chanfle. Es probable que con su invento Sebastián no recaude ni una milésima parte de la fortuna que amasaron los hermanos alemanes, pero lo que sí es cierto es que este diseño también puede revolucionar la forma de jugar al fútbol; en este caso el adaptado.
La creación de estos soportes de plástico ajustables a la silla de ruedas – realizados a muy bajo costo con una impresora 3D- surgió a partir de la necesidad de Rami, un niño que padece discapacidad motriz en las piernas, que además de caminar le impedía poder jugar al fútbol con sus amigos. “Poder resolver una necesidad me parece que es la base de nuestra profesión, y los chicos con discapacidad son los que más lo necesitan”, dice Seba Scarabino, que es amigo de toda la vida de los padres de Rami.
Las primeras pruebas de “El fulbito de Rami” fueron hace pocos días, y los resultados le “volaron el cerebro” a su creador. “verlo a Rami “cinturear” y llevarla de “pie a pie” me dio escalofríos” aseguró Sebastián, quien también quedó sorprendido con la autonomía que puede generar este producto. “Rami se agacha y llega hasta los accesorios, de modo que puede sacarlos y ponerlos. Esto permite que pueda independizarse y decir “me pongo los botines, me voy a jugar al fútbol””.
Además, como un valor agregado, Sebastián le diseñó a Rami un logotipo para que sus accesorios sean personalizados. En las ruedas de la silla del niño está su escudo, inspirado en el Capitán América, su personaje favorito. “Con la impresión 3D es todo tan sencillo que customizarlos no cuesta nada y hace que ellos puedan familiarizarse con el objeto y tener un sentido de pertenencia”, explica Sebastián, que en toda su vida profesional estuvo abocado a la industria del juguete.
El hecho de pensar lo lúdico desde la inclusividad no es algo nuevo para este Diseñador Industrial de 36 años que nació en Quilmes y que vive en La Plata desde hace una década. Antes que naciera la idea de “El Fulbito de Rami”, Sebastián creó un juego para enseñarles a niños con discapacidades visuales cuestiones de posicionamiento, ubicación en el espacio y la cuestión del tacto. También diseñó el “El juguete de Felipe”, una prótesis adaptativa para bicicleta y triciclo, con la que Felipe – un niño al que le falta la mitad del brazo- puede pilotear su rodado como un campeón.
“El diseño sumado a las nuevas tecnologías, que son rápidas, precisas y que te permiten trabajar con diferentes materiales a bajo costo, hace que las posibilidades sean amplísimas”, asegura Sebastián.
Un nuevo deporte
La destreza que mostró Rami con estas piezas diseñadas le hizo pensar a Sebastián Scarabino que había descubierto un nuevo deporte. Una nueva disciplina que todavía no tiene nombre, pero que podría modificar completamente la forma en la que hoy juegan al fútbol los niños y adultos que utilizan sillas de ruedas.
Lo único parecido hasta el momento es el Powerchair, una disciplina en donde dos equipos de cuatro jugadores cada uno que poseen sillas equipadas con protecciones metálicas para atacar, defender y golpear una pelota de fútbol. Según Sebastián “Es un deporte ideal para personas que no pueden desarrollar mucho movimiento. Lo que yo estoy tratando de plasmar es algo que a la persona discapacitada le dé la posibilidad de poder jugar, aplicar la creatividad, la destreza y el movimiento”.
Ante este descubrimiento, Sebastián se reunió con Profesores de Educación Física vinculados al ámbito de la discapacidad, para empezar a ver la viabilidad de este nuevo deporte. “Me dijeron que le ven potencialidad a la idea, y que lo están analizando”.
Sin embargo, Sebastián asegura que “a los accesorios todavía le faltan mucho desarrollo. La problemática principal por la que me llamaron los papás de Rami ya se solucionó, pero ahora vi el potencial que puede llegar a tener esto como deporte así que vamos por más”.
Aunque la pelota todavía no ruede, Sebastián se anima a soñar con un mundial de fútbol practicado con estos accesorios que creó. “Me imagino a los jugadores con diseños brillantes y coloridos, algo similar a los botines, que existan diferentes variedades, que puedan elegirse, y que cada uno se los pueda tunear a su gusto”, concluyó Sebastián.
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