En los últimos días se conoció la decisión del Arzobispo de La Plata, Gabriel Mestre, de abrir los archivos de la arquidiócesis platense de la última dictadura. En la “Primera Maraña” dialogamos con el periodista Pablo Morosi acerca de los alcances que puede tener esta medida y el rol de la Iglesia entre 1976 y 1983.
En la última semana el periodista Pablo Morosi reveló en La Nación que el Arzobispo de La Plata, Gabriel Mestre, se propone abrir los archivos de la curia platense de los años de la última dictadura militar, y reconocer a estudiantes y profesionales de la Universidad Católica de La Plata (Ucalp) que fueron asesinados o desaparecidos. La medida podría concretarse en marzo del año próximo.
En diálogo con la “Primera Maraña”, Morosi explicó que “el Arzobispo Mestre ya había llevado adelante una iniciativa parecida en Mar del Plata, que fue su anterior destino, a propósito de un pedido que le hizo la Universidad, puntualmente para un trabajo. Él accedió a ese pedido y se abrieron sus archivos de la curia de Mar del Plata en 2019”. “Todo esto ocurre en un contexto donde, desde 2017 el Episcopado argentino viene hablando del tema de ‘revelar la verdad’, de apuntar a que todo lo que aún no se ha abierto, lo que no se ha dicho, lo que no se conoce, se pueda conocer”, indicó Morosi en el aire del programa coproducido por Pulso Noticias y Radionauta.
En la misma línea señaló que “existe un trabajo, conocido este año, que se llama ‘La verdad los hará libres’, que es un texto que ya tiene tres tomos -imagínense las cosas que tenía para contar la Iglesia que todavía no había contado- en donde se abren archivos de comunicaciones de la Iglesia argentina con el Vaticano, que se los hace de alguna manera públicos, a través de este trabajo”. Para Morosi todo ese contexto y la experiencia que tuvo Mestre en Mar del Plata propiciaron la decisión de abrir los archivos de la curia platense.
En cuanto a la relevancia de lo que puede generar la apertura de estos archivos, el periodista manifestó: “Obviamente que La Plata no es lo mismo que Mar del Plata. La Plata es un lugar donde la represión entre 1976 y 1983 fue muy fuerte por las características de la ciudad, por ser una ciudad universitaria, una ciudad muy política, donde está la sede del gobierno provincial, donde están las sedes de todos los sindicatos a nivel provincial. Todo eso hace que la ciudad haya sido un epicentro de la violencia”. “Los organismos de derechos humanos calculan que hubo entre 2000 y 2500 desaparecidos. Yo creo que eso le da relevancia, avanzar hacia un lugar que puede ser un terreno espinoso”, dijo.
“La Iglesia y la policía actuaron de una manera muy coordinada”
Consultado por la figura y el rol de monseñor Antonio José Plaza, quien fue el jefe de la Iglesia platense entre 1955 y 1985, manifestó: “Él fue el capellán general de la policía de Buenos Aires en 1976, cuando se produjo el golpe. Él asumió ese rol. También estaba Christian Von Wernich, que es el primer sacerdote condenado por delitos de lesa humanidad, y después aparecen muchas otras figuras. Hay testimonios consistentes de varias personas que vieron a Von Wernich en los lugares de tortura. La Iglesia y la policía, con Plaza como capellán, actuaron de una manera muy coordinada, porque hay que recordar que la Iglesia recibió muchísimos pedidos de familiares que estaban buscando a personas secuestradas, desaparecidas y dejaban datos que luego servían al circuito represivo”.
“Yo creo que lo que se va a ver o develar aquí no es algo conceptual, o de juicios de valor, o documentos de tipo doctrinario, sino lo que se va a poder ver son todas las gestiones y todas las reuniones que se hacían tanto con el gobierno, como con familiares que iban a pedir información a través de la Iglesia. Y eso aporta un eslabón más acerca de qué hicieron después de esas reuniones, para ver con más elementos qué es lo que ocurría en esas reuniones”, afirmó.
En el mismo sentido dijo: “La filosofía que hay detrás de esta medida es ‘abramos lo que haya que abrir y hagámonos cargo de lo que hay ahí adentro. Así por lo menos lo sostiene Mestre y no es que lo está haciendo como un loquito solo sino que él menciona una postura de donde él toma impulso que es la postura del papa Francisco que ha impulsado una serie de cosas vinculadas con esta cuestión de terminar de explicitar todo lo que haya que explicitar respecto el rol de la Iglesia y hacerse cargo, como paso para algo que la Iglesia también siempre menciona que es la idea de una reconciliación. Eso es algo bien católico. Ese es el objetivo y es lo que impulsa Mestre acá, abrir todo como cualquier archivo”.
“Yo creo que todos los investigadores que hay en la Universidad Pública como en la Ucalp se van a tirar de cabeza para ver qué es lo que hay. Me parece que rápidamente va a haber resultados de ese trabajo, que van a aportar un montón de información complementaria, que pueda corregir cosas que se han visto hasta ahora. Me parece que es saludable que esto pase, sobre todo en un contexto donde parece que hemos ido para atrás en discusiones que ya estaban recontra saldadas”, resaltó.
Un caso emblemático y el paso de la dictadura por la Ucalp
En cuánto a cómo se vincula esta apertura de los archivos con los casos de los estudiantes asesinados y desaparecidos de la Ucalp, relató: “El adelanto que yo logro al publicar esta nota, viene de ahí, porque hay una reunión de Jesús María Plaza, que es un sobrino de Monseñor Plaza, dirigente peronista de La Plata y abogado, egresado de la Ucalp, cuyo hermano es el ‘Bocha’ Plaza, Juan Domingo Plaza. Bocha Plaza fue desaparecido el 16 de septiembre de 2016 a pocas horas de haber estado con su tío en la sede del Arzobispado. Él fue a visitar a su tío, supuestamente de ahí se iba a la actividad y lo detuvieron a las pocas horas en un bar. La sospecha, incluso de la propia familia Plaza, es que el tío lo entregó. Bocha Plaza también era egresado de sociología de la Ucalp. Ese es el caso más emblemático”.
“Ahora lo que Mestre pidió es que se haga un rastreo, no sólo de estudiantes sino también de profesionales, docentes y otros tipos de trabajadores de la Ucalp que hayan sido víctimas de persecuciones o víctimas fatales para hacer por primera vez en La Plata la reivindicación de sus figuras, mediante algún señalamiento en el edificio de la Universidad”, concluyó.
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