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miércoles 20-11-2024

Denuncian por “abandono de persona” a un geriátrico de Villa Castells

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Luis Büchele, vecino histórico de City Bell, falleció el 29 de julio. Cuatro días antes había sido diagnosticado positivo para el virus. Su cuidadora plantea que el contagio se produjo en el Hogar Casablanca, al cual acusa de haberle ocultado información

Por David Barresi

El apellido Büchele está cargado de historia en City Bell. Tobías Büchele fue uno de los primeros pobladores de la localidad: de hecho, fue el primer “administrador del pueblo” desde la fundación del mismo hasta su traspaso al Municipio. Su hijo, “Tobi”, fue encargado de la usina eléctrica del incipiente poblado hasta 1927. Por eso su nieto, Luis Tobías Büchele atesoraba fotografías y recuerdos invaluables de la primera etapa de esta parte de la ciudad.

Luis falleció el 29 de julio pasado, y con él se fue un pedazo de la historia de la región. Cuatro días antes había sido diagnosticado positivo para Covid-19. Tenía 87 años y desde hacía aproximadamente seis padecía demencia senil. Su cuidadora, Viviana Elizaga, plantea que el contagio del virus habría sucedido en el Hogar Casablanca de Villa Castells, donde él estaba alojado desde hacía cinco años, y asegura que la institución le ocultó información. La semana pasada radicó una denuncia penal en la UFI N° 3 por “abandono de persona” y “propagación de epidemia”.

Comenzó la pandemia y empezaron los cortocircuitos

Según relató Elizaga a Pulso Noticias, nunca había tenido problemas con el mencionado geriátrico, ubicado en 491 entre 11 y 12, hasta que comenzó la pandemia. Ella conocía a Luis y a su esposa María del Carmen Williman desde su infancia, y a medida que la edad de ambos avanzaba comenzó a ayudarlos con sus trámites personales y de su vida diaria. Tan es así que desde hace dos años se había convertido legalmente en la cuidadora de él.

La vida de Luis dentro de Casablanca estaba lejos de ser la de una persona mayor olvidada por su familia dentro de un geriátrico. Elizaga había contratado a una cuidadora domiciliaria que iba todos los días, y ella y María del Carmen se encargaban de concurrir con frecuencia a verlo, pasar tiempo con él, llevarle comida, medicamentos y elementos para su aseo personal. Por eso, asegura, conocía perfectamente el funcionamiento del Hogar.

El 2 de marzo, la empleada que cuidaba a Luis entró de vacaciones, por lo que Elizaga y la esposa de Luis comenzaron a turnarse para reemplazarla, darle la merienda, cortarle el pelo y llevarle los remedios. Sin embargo, el jueves 12 de marzo, en el Hogar le dijeron a María del Carmen que no podía entrar, porque ya habían entrado en vigencia protocolos más estrictos por la pandemia.

Por otra parte, la cuidadora domiciliaria volvía el 13, pero tampoco iba a poder ingresar ya que había vuelto de viaje y debía mantenerse aislada hasta el 23 de marzo, día en que retornaría a su trabajo. Pese a esto, desde el Hogar le informaron que ella tampoco tenía permitido el ingreso. “Por eso ese día el director Raúl Marqués me dice que me va a mandar todos los días un video para que yo vea cómo estaba Luis. ‘Despreocupate que todos los días me voy a comunicar con vos’, me dice. A partir de ese día, nunca más hablé con Marqués”, afirmó Elizaga.

Según explica, desde ese día la comunicación se cortó, y las respuestas a sus preguntas para saber detalles sobre cómo estaba Luis eran todas evasivas. El 25 de abril sí se comunicaron con ella: le avisaron que habían realizado un “protocolo Covid” y habían enviado a Luis al Hospital San Roque de Gonnet por una infección urinaria. Afortunadamente, el test para el virus dio negativo, y había sido apenas un susto. “Estuvo cinco días internado, pudimos verlo, estar con él, lo devolvimos óptimo al Hogar”, señaló.

Una enfermera con Covid

Elizaga remarca que a partir del 5 de junio, ante su insistencia para saber más sobre el estado de salud de Luis, directamente dejaron de contestarle el teléfono. “Dijeron que conmigo no iban a hablar más. Le mandaban cada cuatro o cinco días un video a la abogada de la esposa, que encima me lo tenían que reenviar igual a mí, porque María del Carmen tiene 85 años y no usa el celular. Yo lo recibía y se lo mostraba”, detalló.

El 26 de junio, a través de un mensaje de WhatsApp la médica del Hogar, Sandra Vitale, informa que una enfermera había contraído Covid-19. “Fue hisopada el día domingo 21/6 en el Hospital de Romero y por demoras en el procesamiento de muestras en el Hospital San Juan de Dios recibió el resultado ayer. Se encuentra aislada en su domicilio desde el día que se realizó el hisopado y por ende no ha concurrido al Hogar desde ese día. En controles médicos realizados a los abuelos esta semana (yo los hice en forma personal los días martes 23 y jueves 25/6) no han presentado, ninguno de ellos, síntomas compatibles con cualquier infección respiratoria incluyendo los síntomas conocidos para sospecha de coronavirus”, decía la comunicación.

Después de eso, la falta de información se agudizó. La abogada de Elizaga, Guillermina Docters, destacó: “Se pidieron explicaciones por escrito. Se pidieron explicaciones a través del Juzgado de Familia. Se pidieron informes al geriátrico, pero no brindaron los informes y no contestaron nada”.

“Se lo tienen que llevar”

El 8 de julio, Elizaga concurre al Hogar a dejarle pañales y otras cosas para Luis. La atiende una enfermera, y desde una distancia de aproximadamente seis metros, le pide: “¿No me lo asomás a Luis, así lo veo que hace cinco días que no sé nada de él? La chica me dice ‘no, de ninguna manera’, y yo dejo las cosas y me voy”.

Cinco días después, la representante legal del Hogar se comunica con la abogada de la esposa, para pedirle que se lleven a Luis del Hogar, acusando a Elizaga de haberse violentado con el personal. Le exigieron que se lo llevaran al día siguiente. Según explicó la cuidadora legal, era casi imposible conseguir un geriátrico que lo reciba, estando en plena pandemia. Sin embargo, lograron que el establecimiento Elohim, de Ranelagh, lo aceptara. Finalmente el día 15, cerca de las 13 horas, realizaron el traslado.

Ahí las sospechas comenzaron a confirmarse. “Él llega mal a Ranelagh, porque el 16 lo evalúa un médico y me dice: este hombre no está bien, está desnutrido”, aseguró Elizaga. El 22 activaron un código rojo y Luis fue trasladado al Sanatorio Urquiza de Quilmes. El 25 le dieron el diagnóstico positivo por Covid-19. El 29, fallece. Docters fue concluyente al respecto: “Por la sintomatología y el avance del virus en los pulmones, se considera que habría contraído la enfermedad estando en Casablanca”.

Pulso Noticias se comunicó con el Hogar, pero afirmaron desconocer la existencia de una causa penal y optaron por no emitir declaraciones respecto al tema.

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