En medio de la pandemia, las trabajadoras y trabajadores de la salud no cuentan con elementos básicos de seguridad: camisolines, barbijos quirúrgicos y antiparras. Corren riesgo de exponerse al contagio y exponer a los pacientes. Al no obtener respuestas, suspendieron la atención. “Queremos atender, nuestra población nos necesita hoy más que nunca”, remarcaron
Los consultorios externos del Hospital José Ingenieros de Romero, ubicado en 161 y 514, atienden a centenares de personas por semana, siendo uno de los pocos centros de atención primaria en la ciudad que depende del Estado Provincial. Debido a la falta de elementos de protección que el propio Ministerio de Salud de la Provincia recomienda utilizar, los trabajadores y trabajadoras resolvieron la medida más drástica: suspender la atención a partir de hoy, hasta tanto su seguridad y la de los pacientes esté garantizada.
“Queremos atender, nuestra población nos necesita hoy más que nunca, es una población muy humilde. Necesitamos entregar medicación, vacunar, atender bebés muy pequeño, hacer controles de embarazo que ya están de término, interrupciones legales del embarazo, y un montón de tareas que realizamos diariamente”, explicó a Pulso Noticias una de las médicas que trabaja en los consultorios, Andrea López.
En ese sentido, amplió: “Muchas de las consultas las venimos haciendo por teléfono, pero citando a las personas para que no se conglomere gente en la puerta, cuidando a los pacientes. Pero hay algunos pacientes, como personas con diabetes, que no estamos pudiendo atenderlos al día de hoy porque no tenemos barbijos”.
El José Ingenieros es un hospital especializado en salud mental, en cual se encuentran internadas 50 personas con patologías crónicas. Por esta razón, para enfrentar la pandemia del COVID-19, se realizó una reforma buscando separar ese sector de la atención externa, para que no ingresara ningún contagio.
De esta forma, se redujeron a 3 los consultorios externos, de los más de 6 con los que habitualmente cuenta el establecimiento. En ese marco, aumentó la atención telefónica, y el personal redobló los esfuerzos para continuar sosteniendo las consultas. “Hacemos un montón de cosas, brindamos métodos anticonceptivos, vacunación, todo lo que es atención primaria lo estábamos garantizando de alguna manera, con protocolos, con métodos de triage para que no entre nadie a la institución que tenga síntomas de COVID-19”, explicó López.
Sin embargo, hay situaciones que no pueden atender por teléfono. “Somos uno de los centros de referencia regional para atender y resolver de manera ambulatoria las Interrupciones Legales de Embarazo, urgencias que por su complejidad no pueden esperar, y que no podemos absorber solo telefónicamente”, señalaron los trabajadores y trabajadoras a través de un comunicado de prensa.
No contagiarse ni contagiar
El personal de los consultorios sabe que atender sin protección no sólo los pone en riesgo a ellos sino también a quienes atienden. “No vamos a ser cómplices de este abandono de la comunidad”, indicaron. La decisión de suspender la atención no fue fácil, aseguraron, pero desde hace más de dos semanas que no tienen respuestas a los reclamos.
“Lo que nunca tuvimos, y que estamos pidiendo desde el primer día, son los camisolines, como para conformar el kit necesario para atender un caso sospechoso. Lo que tuvimos eran barbijos, que llegaron algunos, también teníamos guantes, y algunas gafas para protección ocular”, señaló la médica, pero agregó: “los barbijos eran escasos, y ya el miércoles pasado sabíamos que quedaban sólo 30. El fin de semana nos comunicaron que no va a haber más, que no saben cuándo los entregan, no hay fechas de entrega”.
“El kit completo nunca estuvo. Y habíamos puesto como fecha límite tenerlo para este lunes. Porque si ingresa algún caso sospechoso no teníamos cómo atenderlo sin exponernos nosotras”, afirmó López.
“Hasta el día de hoy no tuvimos un caso sospechoso que tuviéramos que ingresar, si no hubiéramos estado realmente en problemas. No podemos jugarnos a estar en esa situación. No estamos pidiendo respiradores, necesitamos barbijos para cuidarnos a nosotras y también a los pacientes, porque nosotros como trabajadores de la salud podemos ser vectores además”, apuntó.
En esa línea, puntualizó: “Nosotras no podemos respetar el metro y medio de distancia para atender a una embarazada por ejemplo, o a un bebé o un adulto mayor que hay que vacunar. Nosotras necesitamos estar mucho más cerca de los pacientes. Lo mínimo que necesitamos es tener un barbijo”.
La responsabilidad de las autoridades
“Hacemos responsables a las autoridades de no contar con los equipos de protección para esta etapa”, remarcaron desde la asamblea de trabajadores y trabajadoras de los consultorios externos.
“Conocemos la situación en la que viven las personas que vienen a salita, lo vemos a diario.
En el barrio se pasa hambre, la llegada de mercadería a los comedores no alcanza, la falta de trabajo está pesando cada vez, no tienen acceso al agua potable, cloacas o gas, sumado a las viviendas precarias. Para ellos el enemigo no es invisible. Todo esto impacta en la salud, no sólo de la población, sino también la nuestra como trabajadores”, afirmaron.
En ese contexto, hicieron hincapié en el rol que juega este centro de salud: “En esta etapa de la pandemia el barrio también se re configura, para cada uno de los pacientes que tengan que hacer el aislamiento o tratamiento domiciliario, seremos nosotros, como centro de salud de referencia, quienes lo acompañemos o asistamos en ese proceso”.
“Conocemos que también los insumos escasean en el hospital y otras salitas cercanas. Exigimos al Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires y la dirección de nuestro hospital, que se gestionen los recursos necesarios de manera urgente para poder asistir a la comunidad”, remarcaron.
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