Dieciocho represores, entre ellos Miguel Etchecolatz, serán juzgados en perjuicio de casi 500 víctimas, entre ellas, los y las estudiantes platenses secuestrados en La Noche de los Lápices
Dieciocho represores, entre ellos Miguel Etchecolatz y el exmédico policial Jorge Berges, comienzan a ser juzgados desde este martes por el Tribunal Oral Federal N° 1 de La Plata por los delitos de lesa humanidad cometidos en tres centros clandestinos de detención en perjuicio de casi 500 víctimas, entre ellas, los adolescentes secuestrados en La Noche de los Lápices.
Se trata de las víctimas que estuvieron alojadas en los centros clandestinos conocidos como el “Pozo de Banfield”, el “Pozo de Quilmes” y “El Infierno”, que estaba ubicado en el partido bonaerense de Avellaneda.
En los centros conocidos como Pozos de Banfield y Quilmes fueron alojados los estudiantes plantenses secuestrados en septiembre de 1976 en La Plata, en un hecho conocido históricamente como La Noche de los Lápices. También se juzgará la sustracción, retención y ocultamiento de al menos 7 menores que estuvieron detenidos ilegalmente en el Pozo de Banfield.
El juicio comenzó por videoconferencia, y para garantizar el carácter público se transmite por el canal del Centro de Información Judicial (CIJ). En esta primera audiencia se leerán las requisitorias de elevación a juicio de los delitos investigados en los tres centros clandestinos, lo que se estima demandará una o más jornadas.
Los represores, sus crímenes
En la causa por el Pozo de Banfield y Quilmes, dos de los centros clandestinos de detención más grandes que funcionaron en la provincia de Buenos Aires durante la última dictadura cívico-militar, se investigan los delitos sufridos por 429 víctimas, tiene 17 imputados y se prevé que declaren unos 400 testigos.
A los imputados, entre ellos Etchecolatz, exdirector de Inteligencia de la Policía Bonaerense; Berges y el exministro de Gobierno bonaerense Jaime Smart, se los juzgará por los delitos de privación ilegal de la libertad, aplicación de tormentos, homicidio calificado, abuso sexual con acceso carnal y sustracción, retención y ocultamiento de menores.
El “Pozo de Banfield“, que tenía sede en el edificio de Delitos contra la Propiedad de la policía bonaerense, funcionó como centro de recepción y permanencia transitoria de los detenidos ilegales, quienes estaban maniatados, encapuchados, en malas condiciones de alimentación e higiene.
Los detenidos en ese lugar eran torturados u obligados a oír cómo les aplicaban tormentos a otros detenidos mientras se los sometía a “actos contra la integridad sexual”, según consta en la requisitoria de elevación a juicio.
Además, en dicho centro se montó una maternidad clandestina, que funcionó en el primer piso del edificio, donde las detenidas embarazadas daban a luz engrilletadas y mientras eran insultadas por los policías.
El Pozo de Quilmes funcionó en la Brigada de Investigaciones de ese partido boanerense y en él a los detenidos se los sometía a torturas con picana eléctrica, submarino seco y a simulacros de fusilamiento y eran víctimas de violencia sexual.
Por los delitos cometidos en el centro conocido como “El Infierno”, que funcionó en la Brigada Lanús, será juzgado también Etchecolatz, el civil Smart, el exrepresor Juan Miguel Wolk (también juzgado por ambos Pozos) y el expolicía Miguel Angel Ferreyro.
Los cuatro están acusados de secuestro, torturas y violencia sexual sobre 62 víctimas, 15 de las cuales se encuentran desaparecidas.
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