Pulso Noticias entrevistó a la bióloga platense Belén Sathicq acerca del fenómeno ocurrido el último lunes en el Río de la Plata, que obligó a ABSA a suspender el servicio en algunas zonas de la región ¿Cuán peligrosas son estas algas? ¿Puede volver a repetirse algo similar? El agua que consumimos, eje de la cuestión
El lunes pasado se encendieron las alarmas por la baja presión de agua y/o falta de suministro en distintos puntos de Ensenada, Berisso y el casco urbano de La Plata a raíz de la aparición de una gran cantidad de cianobacterias o algas verdeazuladas en el Río de La Plata, que afectó el normal funcionamiento de la Planta Potabilizadora que Aguas Bonaerenses (ABSA) tiene en Punta Lara.
La empresa explicó entonces que la suspensión momentánea del servicio se debió a “una mayor exigencia en los equipos de filtrado que se colmatan ante la cantidad de algas, y deben ser lavados con una frecuencia notoriamente mayor a la de condiciones normales”. La incertidumbre se extendió hasta las primeras horas del martes, cuando la situación comenzó a normalizarse.
No obstante, este llamativo episodio dejó algunos interrogantes. ¿Por qué se produjo? ¿Fue algo aislado o es probable que se repita? ¿Qué características tienen las cianobacterias? ¿Qué riesgos conlleva consumir o tomar contacto con un agua en este estado?
Belén Sathicq es platense, Licenciada en Biología y Doctora en Ciencias Naturales egresada de la UNLP y se especializa en el estudio del agua. Se desempeñó durante varios años en el Instituto de Limnologia “Dr. Raul A. Ringuelet” (ILPLA), dependiente de Conicet La Plata y de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la UNLP. Desde 2018, está radicada en Verbania, Italia, donde lleva adelante una beca de investigación en el Istituto di ricerca sulle acque (IRSA-CNR).
En este diálogo a la distancia con Pulso Noticias, Belén aporta todo su conocimiento para ayudar a entender el por qué de este fenómeno que sacudió a la región y guarda relación directa con un recurso esencial para todo ser vivo.
—¿Qué son las cianobacterias?
—Son aquellas que, a diferencia de otras, son capaces de realizar fotosíntesis. Se llaman así por su pigmentación cian, un color azul claro. No tienen nada que ver con el cianuro, como mucha gente cree. Están en el Río de la Plata todo el año. En general, todos los veranos hay floración de estas bacterias, es decir, que se reproducen en grandes cantidades y en muy poco tiempo. Lo que cambia es la intensidad: a veces son pequeñas, por lo que no se ven en la superficie. Otras, son un poco más notorias y dejan algún residuo en la arena. Y después hay casos de floración brutal, como la del fin de semana pasado, que fue la más grande de los últimos 30 años. Nunca vi algo semejante.
—¿De qué depende una floración de cianobacterias y por qué esta en particular fue tan grande?
—Básicamente, fue una combinación extraordinaria de factores, que quizás este año se potenciaron más que en otros. Por un lado, las cianobacterias se alimentan de nutrientes, como fósforo y nitrógeno, que en el Río de la Plata se encuentran en exceso. Naturalmente el río está bastante cargado, pero nosotros además le aportamos un montón de materia orgánica. El agua cloacal, por caso, es pobremente tratada o directamente no se trata y termina en el río, siempre. Lo mismo pasa con los derivados del lavado de campos fertilizados. Otros factores que favorecen la floración son las altas temperaturas, el fuerte sol y -muy importante- la bajante de los ríos. En este caso, el agua estuvo mucho tiempo estancada, lo que hizo a las floraciones más evidentes. Si el agua no se está moviendo y removiendo, estas bacterias salen a flote, asemejándose a manchas de pintura o aceite.
—¿Hay posibilidad de que vuelva a repetirse algo así en el corto plazo?
—Las floraciones van a seguir ocurriendo en el Río de la Plata, como todos los años. Más o menos evidentes, más o menos abundantes, pero van a seguir. Estos organismos ya están en el agua. Si se les dan las condiciones, ellos solos crecen y listo. Lo que estaría bueno en este momento es una buena tormenta con mucho viento. Alguna sudestada grande que remueva todo y se lleve esta masa de agua hacia el océano.
—Para las o los desprevenidos o aquellas/os que, quizás, minimizan esto. ¿Qué impacto podría generar en nuestra salud el consumo de agua en este estado?
—Las cianobacterias son potencialmente tóxicas. Digo “potencialmente” porque, dependiendo de su cepa, pueden originar o no toxinas. Si las hubiera en el agua que consumimos, pueden generar irritación en la piel, ardor o picazón en los ojos, afecciones respiratorias y alguna gastroenteritis. Quizás lo mejor para estos días sea tomar agua embotellada, aunque es cierto que no todos tienen esa posibilidad. Otra opción es el filtro PSA, de uso hogareño, que podría ser suficiente. Lo que no recomiendo para nada en este momento es acercarse al río. Nada de baño ni de estar en contacto con la arena, ya sea gente o animales, porque es peligroso para todos.
—¿Cómo filtra ABSA estas toxinas dañinas para el organismo? ¿Se hace eficientemente?
—Hay una realidad: los análisis químicos que se le hacen regularmente al agua de consumo no son suficientes para detectarlas y el tratamiento habitual tampoco alcanza para removerlas. Para eso se necesitan filtros especiales de carbón activado, que ABSA tiene. Lo que pasa es que son extremadamente caros y solo los usan en situaciones extraordinarias, como esta. Con semejante floración que hubo, podría asegurar que ahí hubo toxinas. Yo leí algunos análisis de ABSA que indicaban que no había cianobacterias en el agua de red. Para este caso en particular, yo sé que tienen el filtro indicado y, por lo tanto, deberían estar usándolo.
—Más allá de este episodio en particular, ¿recomendás tomar agua de la canilla o no?
—Yo creo que se puede tomar igual. Sacando esto, que fue algo extraordinario, la potabilización existe. En general, los análisis de agua son buenos e indican que el agua es consumible.
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