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viernes 11-10-2024

Una foto del espanto: antología poética sobre vuelos de la muerte

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La escritora Mónica Rosenblum reunió a 63 autores y autoras de distintas edades y generaciones, que escribieron sus textos a partir de una imagen impactante del fotógrafo italiano Giancarlo Ceraudo. En ella se ve el interior de un avión Skyvan utilizado para arrojar personas al mar durante la última dictadura. En esta entrevista, cuenta cómo nació el proyecto y por qué se decidió a que fuera algo colectivo

Por Lautaro Castro y Ramiro Laterza 

“Es muy probable que este libro se haya comenzado a escribir hace varias décadas. Si tuviera que precisar una fecha, sería agosto de 1977, cuando desaparece mi hermano, José Rosenblum. Yo estaba exiliada en Israel desde junio de ese mismo año. Hacia fines de 1979 me contacté por correo con Amnistía Internacional de Londres y, un tiempo después, me enviaron un informe que habían elaborado: Testimonio sobre campos secretos de detención en Argentina. Fue cuando leí, por primera vez, sobre los traslados (…) Tenía 19 años, estaba lejos de mis padres, quienes se encontraban en Buenos Aires moviendo cielo y tierra para ver si lograban obtener alguna noticia de mi hermano (…) Fue poco lo que logramos averiguar. Aunque no podamos confirmarlo, es probable que haya tenido destino de vuelo.

A partir de este extracto, con el que introduce su reciente trabajo Una imagen para decirlo (Paisanita Editora), la autora Mónica Rosenblum* deja en claro que su historia personal resultó decisiva a la hora de emprender el desafío de coordinar una antología literaria sobre los denominados “vuelos de la muerte”, uno de los métodos de exterminio ejecutados durante la última dictadura militar.

Los represores los llamaban “traslados”, pero en realidad se trataba de operaciones realizadas con aviones Skyvan de la Prefectura Argentina, desde los cuales arrojaban a personas detenidas, en su mayoría vivas, al Río de la Plata o al mar luego de haberlas drogado. Según se desprende de investigaciones posteriores, los vuelos sucedían entre una y dos veces por semana, mayormente entre los años 1976 y 1977. 

“Estamos hablando de 63 artistas. Muchos son poetas, pero también hay actores y actrices, dramaturgxs, cantantes, artistas visuales. Hay de distintas disciplinas”, cuenta Mónica a Pulso Noticias acerca de las y los autores que decidieron sumarse a su propuesta, que  consistía en escribir a partir de un mismo disparador: la imagen del interior de uno de los   aviones del terror, tomada por el fotógrafo italiano Giancarlo Ceraudo.

¿Cómo fue que llegaste a esa foto y qué fue lo que más te impactó al verla?

—Leí Skyvan, de Miriam Lewin, que surge de la investigación que ella y Giancarlo llevaron a cabo durante más de una década, con la intención de localizar los aviones que fueron usados en los vuelos. Paralelamente, supe del libro Destino final, de Ceraudo. Ahí me encontré con la foto. Me pasaba que quería avanzar con la lectura, pero por alguna razón siempre regresaba a la imagen. Fue muy impresionante, porque se trató de un acercamiento. Una cosa es imaginar y otra es ver un probable lugar material de cómo pudo haber sido todo lo que pasó.

A partir de esa experiencia movilizante, Mónica supo que debía plasmarla en una obra concreta. Enseguida pensé en lo bueno que sería ponerle palabras a esto. Porque el de los vuelos -tal como dijo un abogado querellante en la causa de Campo de Mayo- es el aspecto más clandestino de la clandestinidad del Estado. Si bien se han hecho algunas películas o producciones culturales, en general se hace muy difícil hablar del tema. No nos sale, nos cuesta hasta pensarlo”, explica.

¿Por qué la decisión de hacer de este proyecto algo colectivo, alejado de una mirada meramente personal?

—Me pareció que tal vez sería mejor que las palabras fueran de muchas personas y no solo mías. En esa búsqueda, la idea pasó por convocar a autorxs de distintas edades, generaciones y experiencias personales, que no necesariamente -o no en su mayoría- fueran familiares o sobrevivientes. Quise abrir un poco el círculo de las voces que están “autorizadas” para hablar de estos temas. La gran mayoría aceptó con entusiasmo formar parte del proyecto. Cada unx recibió una foto impresa ya que me parecía importante que estuvieran en contacto con la materialidad de la imagen.   

—Seguramente, a partir de esa diversidad de miradas, se desprendan textos de lo más variados, cada uno con sus particularidades…

—Totalmente. El resultado es muy interesante: hay poemas, pero también prosas y relatos. Algunos textos hablan de la foto, de lo que se ve o de lo que les pasa cuando la ven. Pero también hay varios que hablan de lo que fue recibir la imagen o tener que escribir sobre ella; algunos describen la cabina del interior del avión, otros bordean todo eso y no hablan exactamente de la foto. La consigna era escribir lo que quisieras. Solo había un límite en la extensión para que cada autorx tuviera un espacio más o menos equitativo.

Cuando regrese de este vuelo eterno…

40 años después de los hechos, en noviembre del 2017, sucedió que por primera vez un juicio condenó el mecanismo de asesinatos colectivos conocidos como “Vuelos de la Muerte”, que eran planificados para que no quedaran rastros: ninguna víctima que se subió a uno de estos aviones sobrevivió, por lo cual no hay testigos vivos, con excepción de algunos de los  victimarios. En aquel juicio, conocido como ESMA III o Megacausa ESMA, se condenó a dos de los pilotos. Mónica, atravesada por su historia familiar, siguió muy de cerca todo el proceso.  

La fotógrafa argentina Helen Zout y otra imagen emblemática de los “Vuelos de la Muerte”

¿Cómo ves la actualidad en relación a los juicios, a 46 años del comienzo del genocidio? Juicios que avanzan, otros que no, genocidas que mueren sin ser condenados o víctimas que fallecen sin ser resarcidas ¿Qué reflexión hacés al respecto?

—Creo que los juicios, aunque tardíos y lentos, son importantes más allá de los genocidas. También como escenario donde testimoniar y donde encontrarnos hablando de estas cosas. Pienso que a esta altura es importante poder lograr que haya más voces que puedan hablar de esto. Si solo los familiares o sobrevivientes somos los autorizados para hacerlo, en algún momento no vamos a estar. Entonces, ¿quién va a recordar? No sé si recordar es garantía de no repetir, pero creo que está bueno que las generaciones venideras conozcan nuestra propia historia. 

*Es poeta y tallerista, Licenciada en Lingüística e Historia Universal, además de terapeuta comunitaria. Publicó algunos libros de poesía como “La cuestión del pellejo”, “Última piedra” o “El caso Peralta”. Su reciente trabajo, “Una imagen para decirlo”, fue presentado el 18 de marzo en el Museo del Libro y de la Lengua (CABA) y estará a la venta en los próximos días en librerías y tiendas virtuales.

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Es melómano y amiguero. También es periodista, docente, trabajador cultural y militante. Nació y se crió en Necochea y ahora hace más de 15 años que corta por diagonales.

Su vicio lo lleva a la sección Cultura de Pulso, pero también se puede mover por Política, Interés General y Derechos Humanos. Hace trabajos radiales para la cooperativa y da una mano para la cuestión de recursos, suscripciones, cocinar para todxs o lo que pinte. Su moto y su ansiedad lo llevan a ser de lxs más puntuales del emprendimiento.

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Periodista y locutor. Basquetbolista que nunca fue.
Nació en La Plata, el 30 de noviembre de 1989, una mañana en la que el “Boca Campeón” copaba la mayoría de las tapas de los diarios. Algo de eso debe haberlo marcado para amar a esos colores como hoy los ama. De pibe solía escuchar los relatos en Radio Continental y anotar en un cuadernito personal –boquense, claro- los resultados de los partidos de la fecha y escribir breves resúmenes. A veces, incluso, se grababa haciendo comentarios. Todo ese cóctel despertó su interés por los medios. En 2014 se recibió de Licenciado en Comunicación Social en la UNLP y, tres años después, de Locutor Nacional, en el ISER. Escribió –en coautoría- dos libros de entrevistas a músicos del rock argentino y trabajó como redactor en el servicio informativo de la Radio Red 92. Desde 2018, integra la cooperativa de trabajo Pulso Noticias y allí escribe sobre temas de cultura, medio ambiente y otras yerbas. Al día de hoy, sigue buscando –y poniendo en crisis- su lugar en el mundo de la comunicación.

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