Pulso Noticias entrevistó a la cantante uruguaya, quien se presenta este viernes en La Plata junto a Teresa Parodi. Preocupada, reconoció el miedo a que Uruguay siga el camino de Macri y Bolsonaro y dijo: “pareciera que están en dictadura”
Se acercan las elecciones en Uruguay y muchos (muches) tienen miedo de que el país donde el aborto es legal y la marihuana está despenalizada, retroceda tras sus pasos y siga el camino del Brasil de Bolsonaro o la Argentina de Macri. Así lo afirma Ana Prada, quien desde su casa en pleno campo charrúa habló con Pulso Noticias sobre su presentación en La Plata (viernes 21 horas en Teatro Metro), pero también sobre sus miedos, sus luchas y sus logros.
“Cuando era adolescente y andaba para todos lados con mi guitarra en Paysandú, no me imaginaba que ésta sería mi profesión y no sólo un hobby. Pensarse música y vivir de tu arte es un privilegio para muy pocos, pero sobre todo, para muy pocas mujeres” dice la cantante, hoy de 48 años, con cuatro discos y un reconocimiento que trasciende el Río de La Plata y que en semanas la llevará a recorrer parte de Chile y Portugal. Pero no hay meritocracia: por eso apoya el cupo femenino en los festivales de música, recientemente aprobado y confirma: “para las mujeres es más dificil conseguir trabajo de lo que sea, en cualquier rubro”.
Estudió Psicología porque no creía que simplemente pudiera cantar. Como ejemplo toma a Teresa Parodi, que era maestra y recién después de ganar Cosquín pudo trascender con la música. Ambas comenzaron una sociedad artística en 2013 que hoy quieren retomar. “En el medio, Teresa fue ministra, yo hice mis cosas, pasó una vida. Pero con todo lo que está pasando en Argentina nos dio ganas de juntarnos, nos hace bien compartir escenario. Ella siempre habló por los más discriminados, el canto ha sido una herramienta de lucha social y política. En mi caso, me siento muy metida en las luchas del género y la diversidad”, señala Ana.
El teléfono queda en silencio. Intenta, con ayuda, recordar una frase: “Quien es feminista y no es de izquierda, carece de estrategia. Quien es de izquierda y no es feminista, carece de profundidad”. Así, de un tema a otro, comienza a hablar sobre lo que ve a ambos lados del río.
“En Uruguay estamos en pleno proceso de no tener mala memoria, de ver todo lo que se ha hecho. Vemos a Latinoamérica con miedo de que nos pase lo mismo, porque la derecha opera en contra del pensamiento crítico, generando un descreimiento de todo el sistema político. Y eso es grave, porque después aparece un Trump, un Bolsonaro, un Macri y ganan. Es dificil imaginarse a Uruguay así, pero está muy justito en las encuestas”.
Argentina, su segunda casa, el hogar de amigos y compañeros, más que preocupación le genera dolor: “Veo lo que pasa con una tristeza bárbara. En los recitales la gente se me acerca a darme regalitos, hablando bajo, como con miedo. Pareciera que están en dictadura, es una sensación rara. En Argentina he visto mucha gente resignada, callada. Y de pronto pasan situaciones como la de San Miguel del Monte y no podes creer tanta impunidad”.
Son tiempos donde las ideas mandan. De elecciones, feminismo, discusión. Viviendo en su chacra de Canelones a una hora de Montevideo, entre el campo y la ciudad, entre Argentina y Uruguay, la música siuge marcando el compas de sus luchas. Y Ana Prada quiere compartirla y compartirse. Finalmente dice: “El feminismo que yo quiero e imagino es el que trae un mundo más humano, más abrazador de su gente, que no nos expulse”.
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