Las manteras y feriantes de Plaza San Martín, muchas de las cuales ahora se las rebuscan en otros sectores de la ciudad, emitieron un comunicado para denunciar la persecución que volvieron a sufrir por parte de la Municipalidad en estas ultimas semanas. “Necesitamos trabajar”, reclaman
Las mujeres que forman parte de la histórica feria de plaza San Martín denunciaron a través de un comunicado una nueva actitud persecutoria del municipio contra la actividad que realizan y califican como una contradicción que mientras a ellas y a los vendedores senegaleses no se les permita trabajar sí lo hagan con los bares y restaurantes del centro.
Según explican, el contexto de aislamiento las golpeó con fuerza como al resto de los trabajadores y trabajadoras independientes de la ciudad. Pero ellas no tienen otro medio de supervivencia que no sea la venta ambulante de ropa usada en la vía pública. Además, muchas de ellas no lograron acceder a ninguna ayuda económica del Estado y solo recibieron donaciones de otros sectores.
“Todo este tiempo de pandemia, gracias a la colaboración de muchas personas con sus donaciones, pudimos subsistir repartiendo mercadería entre nosotras, pero llega un momento en que ya es insostenible todo esto”, relató Gladys, una de las trabajadoras, en diálogo con Pulso Noticias.
La mujer reconoció que en las últimas semanas la Municipalidad de La Plata ha vuelto a tener una actitud persecutoria contra ellas e impedido a través de controles que puedan realizar su actividad. Algo que no se hace con el mismo énfasis en la zona de bares de diagonal 74, por ejemplo.
“Nosotros éramos las que estábamos en plaza San Martín. Estábamos últimamente en 51 entre 7 y 8 porque nos sacaron de la plaza y muchas se distribuyeron por otras plazas”, contó Gladys, quien aclaró que “somos un sector organizado estamos buscando poder regularizarnos, siempre tratando de hacer las cosas de la mejor manera”.
El comunicado completo de las feriantes:
Las manteras de Plaza San Martín queremos denunciar que seguimos sufriendo el hostigamiento y persecución por parte del municipio de Julio Garro que manda a Control Ciudadano para impedir que podamos continuar con nuestro trabajo”, arrancaron diciendo en el escrito público.
La pandemia y el aislamiento han golpeado con fuerza a nuestras compañeras que no tienen otro medio de superviviencia que no sea la venta ambulante de ropa usada en la vía pública. Nos encantaría continuar quedándonos en nuestras casas sin ponernos en riesgo, pero si no salimos a la calle a vender nos morimos de hambre y tenemos una familia que mantener, por eso hemos elaborado nuestros propios protocolos para mantener las condiciones de higiene y cuidarnos tanto a nosotras mismas como a nuestros clientes.
Las medidas que ha tomado el gobierno Nacional para dar respuesta a los sectores más empobrecidos son totalmente insuficientes, ya que el Ingreso Familiar de Emergencia que consta de 10 mil pesos desdoblados en dos meses no alcanza ni siquiera para pagar un alquiler o darle de comer a nuestras familias, y para colmo no todas nuestras compañeras han podido acceder a él. Por su parte, el gobierno local no ha implementado ninguna medida efectiva.
A su vez, mientras el Intendente avanza con abrir bares y negocios, a nosotras nos sigue amedrentando sin darnos ningún tipo de solución. Por eso creemos que así como sucede con nuestros compañeros senegaleses que sufren el racismo por parte del municipio, lo que hay de trasfondo son políticas discriminatorias hacia quienes trabajamos en la calle y la restricción sobre el uso del espacio público que solo beneficia los intereses de los que más tienen.
Por tal motivo, exigimos al Intendente Julio Garro y a la secretaria de Control Ciudadano, Virginia Perez Cattaneo, que dé una respuesta a nuestra justa demanda y que nos dejen trabajar. Si lo que preocupa es la salud, entonces que brinden los elementos de cuidado e higiene para que nadie corra ningún tipo de riesgo.
¡Basta de perseguir y criminalizar la venta ambulante!
¡Queremos trabajar!
Somos un medio de comunicación cooperativo que se conformó luego de los despidos ilegales en el diario Hoy y en la radio Red 92 de La Plata, sucedidos a principios de 2018.
Sin laburo y con la intención de mantener nuestros puestos de trabajo, un grupo de periodistas, correctorxs, fotógrafes, locutorxs, productorxs audiovisuales y diseñadorxs decidimos organizarnos de forma colectiva.