Tras pasar por nuestra ciudad, Pulso Noticias habló con el músico sobre el recorrido de la banda y sus búsquedas. “No se puede hablar con tibieza de la revolución, cualquiera sea el ritmo”, aseguró
“Cuando sos más pibe te imaginás que recorrés el mundo solo, aprendiendo, conociendo.
Muchos lo hacen, yo lo hice a mi manera”. Desandando caminos y escenarios, Joaquín Varela, o Joaquín del mundo, reflexiona así sobre su recorrido personal y musical, como cantante de Jeites y como papá de Almendra. En permanente búsqueda, la banda de primos y hermanos acaba de presentarse en La Plata, ciudad que los vio nacer, tocando en la calle, en la plazoleta de Bellas Artes y en bares, para juntar el mango y pagarse los trabajos prácticos de la facultad.
Joaquín habló con Pulso Noticias de aquella etapa, sobre el presente y lo que vendrá. Contó que tenía 18 años cuando se fue a estudiar Publicidad a Capital y su primo (Tom Halbach, bajo y voz) cruzaba las diagonales platenses hasta la Facultad de Cine. Entre llamados y visitas, tenían 20 años cuando se les ocurrió una idea: “Tomy tenía que juntar fondos para hacer un videoclip de la facu, entonces dijimos: toquemos y cobremos entradas. Los temas comenzaron a pasar de boca en boca, de amigos en amigos, me gustaba mucho ir allá, sentía cosas muy copadas. Así empezó todo, Jeites nació en La Plata”.
Lanzados a rodar, recorrieron el norte argentino con El Plan de la Mariposa, con Adrián Berra y con otros músicos que conocieron en el camino. “Ha pasado de todo, con El Plan tuvimos años muy intensos, compartíamos fechas, momentos, guitarreadas”, recuerda. El viaje se convirtió en una filosofía que se transmitía en su música, con mezclas de ritmos, sonidos y colores. “Teníamos un repertorio, mezcla de Adri, mezcla de Jeites, y tocábamos en la calle. Vivíamos la experiencia de ver cómo nos iba, día a día, juntando los mangos, tocando en lugarcitos, viajando con lo justo”, rememora Joaquín, que en una de sus canciones confiesa: “Hay un mapa pintado en mi piel”; y en otra agrega: “Quiero estar donde estoy, donde soy, donde voy, donde quiero”.
Porque ahora el viaje es otro, y se llama Almendra: “Siempre soñé con ser papá, desde chico me pasó, tenía mucho amor para dar y mi hija es un núcleo receptivo, siempre pide más amor y atención. Acá puedo liberar bastante”. Joaquín ensaya casi todos los días, su novia se va a la facultad todos los días. En esa organización del cotidiano, en esos avatares de la responsabilidad, está también “la emoción de compartir el día a día, de luchar por tu familia y por esos espacios compartidos”. Por eso, Joaquín no duda: “Con la banda reflexionamos mucho sobre qué queremos transmitir, cómo crecer para adentro, pero también comercialmente, cómo trabajar esta empresa. Porque es eso, un emprendimiento sostenido en el tiempo, por personas que tenemos familia. Cuidamos lo que nos está pasando, nos observamos, nos hacemos preguntas”. Además, para el músico, “al tener una hija, encontrás un espacio a partir del cual, si te abrís, creces mucho en otros aspectos de la vida, observás todo diferente”.
Feliz con su elección, entiende que esa es la receta: poder elegir, poder decidir. Por eso como grupo se sienten interpelados por el feminismo. “Me conmueve el movimiento de mujeres”, asegura el cantante de Jeites, banda que desde hace un tiempo incorporó en su formación a Josefina Halbach y Victoria Varela, prima y hermana respectivamente. “Es una familia, nos contamos las cosas, vivimos juntos todo el tiempo y hablamos un montón de cosas que antes no se decían, no se veían”, dice Joaquín, y se explaya: “Lo que está pasando es histórico y es hermoso. Empezó a ser de suma importancia que las generaciones venideras crezcan libres, sin opresión, y que entendamos qué es el patriarcado. El otro día, en la sala de ensayo, era imposible no hablar de lo que pasaba en el Congreso (la votación por el aborto legal), de las mujeres y la fuerza que tienen, que siempre han tenido, pero ahora se están uniendo. Nosotros hablamos de revolución en las canciones, y no de una revolución tibia, no se puede hablar con tibieza de la revolución, cualquiera sea el ritmo. Todos nos tenemos que rebelar”.
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