Aumentos de presupuesto, modificaciones de los escenarios y algunas incógnitas en torno al evento polideportivo más importante de nuestra historia
Por Juan Caamaño para Pulso Noticias
Sin dudas la realización de unos Juegos Olímpicos representan la posibilidad de mostrar al mundo la capacidad organizativa ante un evento de tamaña magnitud, pero también exige una responsabilidad en los recursos a utilizar y en la posibilidad de promover tanto valores deportivos como sociales.
Sin embargo, posiblemente hoy no sea el mejor momento económico para ser sede de semejante evento, aunque lejos estaba de esperarse este presente hace cinco años atrás, cuando se ganó la sede.
Por ese entonces, el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y actual presidente de la República, Mauricio Macri, declaraba a la prensa que la ventaja de la capital argentina con respecto a sus contrincantes, residía fundamentalmente en los bajos costos que significaría albergar tal competencia, debido a que la mayoría de los recintos ya estaban construidos.
En el dossier original de la candidatura figuraba el trazado del Corredor Olímpico, el cual indicaba que la gran mayoría de las actividades se disputarían en la zona ribereña de la ciudad. Esta planificación posibilitaría reducir los tiempos de recorrida entre los diversos escenarios sin afrontar un presupuesto excesivo debido a la reutilización de espacios existentes.
Por ese entonces, la delegación nacional liderada por el presidente del Comité Olímpico Argentino, Gerardo Werthein, contemplaba en el programa de gastos un desembolso total de 231 millones de dólares que, según la estrategia argentina, cotizarían a $4,50 en este 2018, dando un estimado de gastos de $1.040 millones. Un error de cálculos importante. Actualmente el dólar oscila alrededor de $40.
Tal como indica Ernesto Rodríguez (el mejor periodista en temáticas de política deportiva) en su portal www.ephectosport.com.ar, los traslados de instalaciones, los gastos organizativos, las modificaciones en los escenarios deportivos, la creación de nuevas obras, sumado a los intereses de las deudas contraídas, dejarían en la actualidad un costo mínimo para los contribuyentes porteños que excederá los $16.250 millones, un sobrecosto que supera en 15 veces lo previsto.
Modificaciones de las sedes
A su vez, este incremento de los números también llevó consigo variaciones en los sitios demostrados inicialmente. Casi sin tomar relevancia mediática, el proyecto del Corredor fue quedando de lado, para dejar paso a la creación de los Parques Olímpicos, los cuales fueron presentados formalmente a la sociedad en febrero de este año. Serán cuatro sedes centrales y cuatro periféricas fuera de la ciudad.
A pesar de que se dispondrá de un sistema de transporte para los deportistas, voluntarios y prensa acreditada, las distancias entre los predios son mayores a las previstas anteriormente. Las principales concentraciones de los eventos se darán en el predio de Tecnópolis (dividido en Villa Martelli y Parque Sarmiento), en los bosques de Palermo, en el Parque Urbano de Puerto Madero y en Villa Soldati, donde se localiza también la Villa Olímpica (albergará a más de 4.000 jóvenes).
Es para destacar que en esta última sede, no será utilizado para competencias oficiales el Estadio Mary Terán de Weiss, un sitio que puede albergar hasta 15.000 espectadores y en el cual las tardanzas en las obras del techo corredizo produjeron un incremento de los costos económicos de $200 millones. Finalmente será un predio de entrenamiento y depósito.
Legado olímpico
Con la llegada de Horacio Rodríguez Larreta como jefe de Gobierno, uno de los puntos fuertes de gestión fue la urbanización de los parques verdes y sectores aledaños en la zona norte de la Ciudad de Buenos Aires. Acciones como el desalojo del Tiro Federal Argentino en Núñez o la idea, cada vez más fuerte, de mudar el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo hacia Soldati, son un ejemplo de esto.
En contraparte, es pública la idea del gobierno local que tras los Juegos, se buscará potenciar el sector sur de la ciudad, aprovechando las instalaciones construidas, en donde se destacan las más de 1.000 viviendas que serán destinadas a vecinos de la Comuna 8 (Villa Lugano, Villa Soldati y Villa Riachuelo), una de las más postergadas de la Capital Federal.
Fortalecer el desarrollo de una de las zonas más excluidas de la capital es uno de los objetivos que dejarán estos Juegos Olímpicos de la Juventud, sumado a una base deportiva humana y material que permitiría plasmar un futuro prometedor. Sin embargo, también se ha generado una desconfianza con respecto a los montos destinados a la competencia que dejan la duda sobre quienes fueron y quienes serán realmente los beneficiarios de este certamen. Negocios inmobiliarios millonarios aparecen en el horizonte.
Buenos Aires persiguió el deseo de albergar una competencia de estas características y sueña el día de mañana con tener la oportunidad de ser sede de unos Juegos Olímpicos de mayores. El Comité Olímpico Internacional y el mundo del deporte pondrán los ojos por doce días en la Argentina. En un contexto económico actual que no es el ideal para desarrollar un evento como este, el desafío será estar a la altura de las circunstancias, tanto de la comunidad internacional como, fundamentalmente, de los propios argentinos.
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