Así lo expresaron los estudiantes de la centenaria Escuela Nº31, ex Comercial San Martín, uno de los establecimientos emblemáticos de la ciudad que se encuentra cerrado por problemas de infraestructura. La comunidad educativa del colegio reclama el inmediato comienzo de las obras para volver a clases
Por David Barresi
¿A qué te podés acostumbrar? Pregunta incómoda que interpela a los platenses desde el edificio hoy llamado Sergio Karakachoff -ex Facultad de Humanidades- plasmada tras la desaparición forzada de Jorge Julio López en la pared de las escaleras que dan sobre calle 7. A pocas cuadras de ahí, en 2 entre 46 y diagonal 80, la comunidad educativa de la emblemática Escuela Nº31, ex Comercial San Martín, se pregunta lo mismo.
“Si algún alumno nos pedía ir afuera del aula, lo dejábamos salir a tomar aire porque era común que se descompusieran por las pantallas (con las que se calefaccionan los salones)”, explicó a Pulso Noticias Daniela Salas, profesora de historia y delegada gremial de ese colegio, cuyos directivos decidieron suspender las clases este lunes tras la firme insistencia de docentes, auxiliares, estudiantes y padres ante la evidente imposibilidad de seguir con la labor educativa en esas condiciones.
“Desde el jueves de la semana pasada se cortó el suministro de gas porque al tener tantas fugas nos íbamos con dolor de cabeza a nuestras casas, y era muy peligroso para nosotros”, aseguró Oriana Bustamante, alumna de 5to año y vicepresidenta del Centro de Estudiantes, organismo que desde ayer desarrolló una vigilia fuera del establecimiento que continuó durante toda la tarde de hoy para reclamar el comienzo inmediato de las obras de refacción.
De no haber sido por la tragedia sucedida en la Escuela Nº49 de Moreno, en la que fallecieron una directora y un auxiliar, el ex Comercial seguiría con sus actividades habituales al igual que los alrededor de 40 establecimientos de la ciudad que comenzaron la semana cerrados por problemas edilicios. Ahora, los reclamos que venían haciendo los estudiantes, docentes y auxiliares, empiezan a tener eco también en las familias de los alumnos.
Las dos caras del ex Comercial
“Los padres no saben lo que pasa adentro del colegio. Ellos ven el frente, ven la parte linda. Cuando los directivos los invitan ven el salón de actos, que al ser una parte histórica lo repararon. Ven el patio que siempre lo limpian o pintan por el simple hecho de que vienen las familias. No los hacen recorrer el aula donde nosotros estudiamos, el laboratorio donde no tenemos herramientas, o la sala de informática donde se nos caen los techos. Los padres creen que te dejan en un lugar seguro”, detalló Oriana.
De hecho, el salón de actos fue declarado de Interés Municipal y en mayo del año pasado fue reinaugurado con un promocionado acto en presencia del Intendente Julio Garro, tras una serie de obras de remodelación que costaron alrededor de $650.000. La mayor parte de ese dinero fue puesto por la Cooperadora de la escuela (y un porcentaje menor por la Provincia). Este espacio, y no los organismos estatales correspondientes, es el que se ha puesto al hombro junto a un grupo de ex alumnos los arreglos de la parte más antigua del histórico edificio, así como también la construcción del SUM a una cuadra del establecimiento, y la pintura de la fachada.
Sin embargo, la otra parte del colegio, la que transitan diariamente alrededor de 800 alumnos en tres turnos y un centenar de trabajadores, está en ruinas. Los cuatro petitorios entregados por el Centro de Estudiantes a las autoridades así como los reclamos que vienen realizando los docentes desde hace años cayeron en saco roto. Ni el Concejo Escolar ni la Dirección Provincial de Infraestructura (DPI) habían dado hasta el momento alguna respuesta acorde a las circunstancias.
“Los baños están destrozados”, relató la profesora. “No tienen puertas, algunos están inhabilitados y las pocas veces que tienen agua se inundan”, completó la representante del Centro de Estudiantes y destacó que el 50% de las pantallas que calefaccionan las aulas (cuyo uso está prohibido) tenían pérdidas de gas, y también las pocas estufas que hay en el establecimiento. La historia no termina ahí: una canaleta del piso de arriba desemboca en un sector donde hay cables sueltos al descubierto, un verdadero peligro latente. Para colmo, si un fuego se iniciara por algún desperfecto, no hay certeza de si podría ser sofocado con los matafuegos que -según denuncian- están vencidos desde 2008.
En este contexto, después de que el jueves pasado se anularan más de la mitad de las pantallas y estufas, los directivos osaron proponer que las actividades continuaran normalmente. La oposición fue terminante. “Pretendían que a partir de eso empezáramos las clases ¡lo que pasa es que hace frío! El viernes no podíamos estar del frío que hacía, sumado a que no tenemos baños y el resto de los problemas”, señaló Salas.
La escuela permanece por el momento clausurada. “Los docentes llevamos el reclamo al Concejo Escolar y a la DPI, no lo hicieron los directivos ni el inspector. Nos dijeron que podrían comenzar las obras de los baños el martes o miércoles que viene”, contó la profesora, pero el compromiso todavía es en potencial. La comunidad educativa del ex Comercial continuará las acciones de reclamo, y tienen un objetivo claro: que estudiar y enseñar en condiciones riesgosas no se vuelva una práctica habitual, nunca más.
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