El partido que debía ser una fiesta entre Gimnasia y Boca terminó de la peor manera. La policía y una verdadera cacería en el Bosque de La Plata mientras que el hincha tuvo un comportamiento ejemplar a pesar de que semejante barbarie le quitó la vida a uno de ellos
Un hincha muerto, heridos, corridas, balas de goma, gases lacrimógenos, puertas cerradas y 50 detenidos como única manera de justificar tamaña agresión: lo que pasó en el estadio de Gimnasia estuvo muy lejos de un partido de fútbol y se pareció más a un atentado de la policía contra la parcialidad local.
La hinchada del Lobo vivió este jueves 6 de octubre la jornada más triste de toda su vida. Y eso que el triperío sabe de derrotas, como todos. Pero lo que sabe, y lo demostró por ejemplo cuando el equipo descendió en 2011, es aceptar perder como parte del juego.
Estaba todo dado para que el Bosque sea una fiesta. La familia Tripera llegó a 60 y 118 como a cada partido. Pero la policía tenía otra idea y por eso decidió, entre 20 y 30 minutos antes de que comience el encuentro, cerrar todas las puertas con candados: “No entra ni sale nadie más”. Esa fue la decisión. Incluso cerraron el ingreso a la platea Néstor Basile, el cual es totalmente autónomo y solamente para socios y abonados, desmintiendo así la versión de que debieron cerrar porque la capacidad estaba colmada y dejando en evidencia que el único fin era provocar malestar para luego justificar la tan violenta y despiada represión.
Lo que comenzó después de eso, fue quizá la jornada más triste de la historia contemporánea del fútbol argentino. Los gases se propagaron por todo el Bosque, no había ni un sector que no esté contaminado.
La Policía de la Provincia de Buenos Aires tomó la decisión de lanzar gases y balas de goma en todos los accesos, donde no había ningún disturbio generado por el público. También, desde afuera lanzaban gases hacia el interior del estadio como se pudo ver en distintos videos que se hicieron virales.
La gente intentaba buscar una salida, pero no había, dejaron a los hinchas encerrados. En medio de semejante barbarie falleció un Tripero que fue a la cancha como todos los partidos con sus nietos y sus hijos.
La persona que murió en el Bosque es Carlos “Lolo” Regueiro, un hombre de tan solo 57 años y vecino del barrio de Tolosa.
Familias con sus hijos en brazos desesperadas buscando estar a salvo, jugadores (aún con la ropa de futbolistas) ingresando a la platea para buscar a sus familiares y ayudar a la gente.
Mientras tanto se seguían escuchando disparos desde afuera del estadio y la locura no se detuvo hasta que las autoridades abrieron las puertas para que los hinchas del interior pudieran salir de la cancha, ya que los del exterior habían sido reprimidos.
Fue sólo por el bueno comportamiento de la gente que no hubo que lamentar más víctimas fatales. No hubo prácticamente nadie que reaccionara ante semejante atropello provocado por parte de quienes cobran un adicional a su sueldo para bregar por la seguridad de todos y todas.
400 CARTUCHOS Y UNA HORA DE REPRESIÓN
Entrado el viernes, comenzaron las pericias en el estadio Juan Carmelo Zerillo para intentar determinar qué pasó exactamente durante la noche del jueves. Se encontraron unos 400 cartuchos de escopeta en los alrededores del club.
Por otra parte, continúa el contrapunto entre Seguridad, que afirma que el problema comenzó con la sobreventa de entradas, y el club, que asegura que estuvo dentro del aforo y que los incidentes tuvieron otro origen.
En esta discusión de la sobreventa y aunque la razón la tuvieran desde el organismo de seguridad ¿Era necesario reprimir con semejante brutalidad? La respuesta es NO.
EL BOSQUE Y EL ÚNICO
Una vez ocurridos los hechos, diversos comunicadores de los grandes medios se hicieron eco de la noticia y sin ningún reparo atacaron al estadio de Gimnasia, el cual tiene deficiencias y se encuentra en constante renovación. Sin embargo, queda claro que la responsabilidad no es dónde ocurre la represión si no quién la genera: Javier Geréz, hincha de Lanús, fue asesinado por la policía de la Provincia en un partido en el cual el Granate estaba disputando frente a Estudiantes en el estadio Ciuad de La Plata.
Ese acontecimiento ocurrido en el año 2013 significó además la prohibición de los hinchas visitantes en los estadios del fútbol argentino. Roberto Lezcano fue el oficial que efectuó el disparo mortal.
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