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jueves 25-04-2024

8M: Homenaje a Adriana Calvo y una valiente carta solidaria

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Se trató de una de las víctimas secuestradas y torturadas en La Plata durante el genocidio. Cuando la liberaron fue una de las principales militantes que rearmaron el esquema represivo del genocidio, sobretodo del Circuito Camps. La UNLP la recordó con una carta firmada por ella, entre otras, que pedía al interventor de la academia la reincorporación de dos trabajadoras en el 76.

El 15 de Abril de 1977, atada de pies y manos en el asiento de atrás de un vehículo que se trasladaba desde La Plata hacia Pozo de Banfield, Adriana Calvo tuvo su tercer parto. Con el cordón umbilical colgando durante un lago rato, Teresa, con pocos minutos de vida yacía tendida en el piso del vehículo. Su testimonio escalofriante, a sus 35 años, se hizo eco en el juicio al circuito Camps, un 27 de marzo del 2012 donde funcionaba el Tribunal Federal N° 1, en calle 4 entre 51 y 53, según las crónicas del juicio en https://coberturacircuitocamps.wordpress.com/

Adriana había sido secuestrada dos meses antes, un 4 de Febrero del 77, cuando estaba con su hijo Santiago y una patota irrumpió en su domicilio y se la llevó a ella, dejando al bebé con unos vecinos. El papá Miguel Ángel fue secuestrado al rato. Adriana Calvo fue una de los testimonios más importantes del Circuito Camps desde la vuelta de la democracia; fundó la Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos, y es recordada por tener una memoria ejemplar en cuanto a los lugares que visitó y a las personas que vio. Fue liberada casi 3 meses después, donde inició el trabajo de reconstrucción, hasta que falleció en el 2010.

En el marco del 8 de marzo, Día de la Mujer Trabajadora, desde las Prosecretarías de Derechos Humanos de la UNLP y de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, junto al Archivo Histórico de la UNLP realizaron un homenaje a Adriana Calvo y publicaron un texto inédito.

Al momento del mencionado secuestro en su casa en Tolosa, Adriana era licenciada en Física, graduada en la UNLP y trabajaba como docente e investigadora en la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP. Pocos años antes, con la apertura democrática de 1973, Adriana había formado parte del primer gremio docente que se había organizado en su Facultad: la Asociación de Docentes e Investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas y en 1975, durante las intervenciones de Pedro José Arrighi y Héctor Mercante en la Universidad, fue parte de la constitución de una Federación de Asociaciones Docentes, “nacida contra la persecución institucional y los crímenes de grupos parapoliciales como la Concentración Nacional Universitaria”, expresaron en un comunicado.

El texto que compartieron hoy desde estas insituciones de la UNLP es una presentación del 6 de mayo de 1976 realizada por un conjunto de trabajadores/as docentes y no docentes, encabezados/as por Adriana. El objetivo era el reclamo por la destitución de dos jóvenes que se encontraban al frente de grupos en la Guardería donde asistían sus hijos/as -hoy Jardín Maternal de la UNLP- conquistada por ATULP en 1973. Y el destinatario era el interventor de la UNLP nombrado por la Armada: Eduardo Luis Saccone

En la carta firmada por estos trabajadores de la universidad a dos meses de iniciado el genocidio y la feroz persecución en la ciudad y el país expresa, entre otras cosas que “es un deber moral ineludible hacer saber al Sr Interventor el elevado concepto de los padres hacia las maestras antes nombradas por la eficiencia, cariño y dedicación que que desempeñaban sus tareas”.

“Tal vez Sr. Interventor le resulte un tanto exagerada nuestra inquietud por esa cuestión, pero nada es exagerado cuando se trata de nuestros hijos”, prosigue la carta firmada claramente por Adriana Calvo, 9 meses antes de su secuestro.

“La reivindicación que allí realizan de aquellas jóvenes trabajadoras, así como la valentía para desconocer la cesantía y firmar un documento en nombre de ellas, adquieren mayor valor aún al reconocer entre las mencionadas a Patricia Guastavino, estudiante de Bioquímica, militante de la Juventud Universitaria Peronista, que fue asesinada poco tiempo después, el 22 de diciembre de ese mismo año, y forma parte del doloroso listado de víctimas del terrorismo de Estado de la UNLP”, anexaron las investigadores.

Recordaron que Adriana Calvo fue “sobreviviente del Circuito Camps y militante imprescindible de las luchas por los DDHH de nuestro pueblo, como homenaje a las mujeres trabajadoras que con enorme valentía, en plena dictadura, en una Universidad intervenida, se plantaban y luchaban por sus reivindicaciones”.

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