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miércoles 24-04-2024

¿Cómo se cubre una desaparición forzada de persona?

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La cobertura periodística del caso de Facundo Astudillo Castro está partiendo aguas dentro del oficio: hay quienes le creen a la policía y levantan sus informes y  trabajadores y trabajadoras que deciden tener una mirada crítica. Pulso Noticias habló con colegas que trabajaron durante el caso de Santiago Maldonado, la desaparición de Jorge Julio López y quienes están trabajando ahora en Bahía Blanca. ¿Cómo hacer periodismo cuando la Justicia federal caratula una causa como desaparición forzada e investiga a una fuerza del Estado?

por Ramiro Laterza

Sur de la Provincia de Buenos Aires. Invierno. Una sociedad con sectores amables con las fuerzas represivas. Una policía bonaerense envalentonada por las palabras del presidente al iniciar el aislamiento obligatorio: “El que no pueda explicar qué está haciendo en la calle se tendrá que someter a las penas que prevé la ley. Vamos a ser absolutamente inflexibles”, dijo. El 30 de abril un joven que decide obstinadamente hacer esos 100 kilómetros que separan su pueblo de la ciudad de Bahía Blanca, a la que no llega nunca.

Se cumplen 4 meses de no tener noticias sobre el paradero de Facundo Astudillo Castro y, en el contexto de pandemia, el periodismo, las redes y el acceso a la información pública son claves para saber lo sucedido. Pulso Noticias habló con tres periodistas para conocer cómo se lleva adelante una cobertura periodística cuando lo que se enfrenta es el entramado policial, político y judicial.

Desde Bahía Blanca: La radio comunitaria y su rol

FM De la Calle es una radio comunitaria de Bahía Blanca fundada el 2 de agosto de 1989 por militantes sociales y políticos de izquierda, periodistas, trabajadores de la cultura y radiodifusores “que no tenían lugar en los medios tradicionales de Bahía Blanca”. Desde entonces es única en su estilo en la ciudad, teniendo en cuenta, sobretodo, el medio hegemónico de La Nueva Provincia, un diario cómplice con la dictadura.

“Lo veníamos cubriendo desde el primer momento” explicó a Pulso Noticias, Giuliana Crucianelli, periodista, integrante del colectivo radial, respecto a la cuestión temporal en la desaparición de Facundo. Durante los primeros meses costó romper el cerco mediático y que se comience a publicar en los medios nacionales.

Para FM de la calle se trata de un caso local ya que Pedro Luro está a 100 km de Bahía Blanca: “hay una relación constante con las partes, los abogados y con Cristina, la mamá de Facundo”, explicó Crucianelli y agregó: “la radio desde siempre ha estado con todo lo que tiene que ver con las causas de lesa humanidad y derechos humanos”.

Para la periodista bahiense hay una cuestión importante a destacar: “las filtraciones de la causa, determinadas resoluciones y las medidas de prueba son compartidas  a un sector de la prensa, pero para otros medios la justicia sólo se expresa a través de comunicados públicos”. Además –agregó Giuliana– han habido intentos sistemáticos de tratar de desviar la causa hacia otros lugares. “Hacia la hipótesis de narcotráfico, hacernos creer que Facundo se había ido, que estaba en Bahía Blanca”, enumeró respecto a los medios que tienen “acceso directo” a la causa. “Todas esas versiones no se pudieron constatar y lo único que queda ratificado es que el último contacto que tuvo Facundo fue con la policía bonaerense”, resumió.

A pesar de esto, desde FM De la calle se intenta “mantener el tema en agenda” y también hablar con todas las partes. “Pero tenemos un vínculo más asiduo con la querella, la mamá, familiares, y amigos. Hemos intentado hablar con determinados actores, como la Fiscalía, pero no lo hemos logrado…menos desde que el caso pasó a la Justicia Federal”. Sucede que en julio fue retirada la Bonaerense de la investigación, sospechada de haber sido la fuerza vinculada con la desaparición. Por eso, las fuerzas que llevan adelante las órdenes de la Justicia son la Policía Federal, Gendarmería, Seguridad Aeroportuaria y Prefectura Naval.

Finalmente Crucianelli explicó que todo esto pasa entre Bahía Blanca y Pedro Luro, en esos 100 km: “es una zona rural donde hay muy pocas casas, poca gente viviendo y hay pueblos en el medio de ambas localidades”.

Periodismo de izquierda: “No hay posibilidad de ser neutral”

Para Daniel Satur, periodista de La Izquierda Diario (LID), la cobertura de este tipo de casos de desaparición forzada tiene que ver con una “acumulación de experiencias”. Cubrió la desaparición de Julio López en La Plata, la de Luciano Arruga, Santiago Maldonado, Daniel Solano y también mencionó represiones en protestas sociales. “En el caso López las fuerzas actuantes no solo eran las fuerzas policiales actuales sino resabios de la dictadura” recordó. “El manejo y el negocio del narcomenudeo, bandas, mafias que derivan a veces en desapariciones y muertes de inocentes”, agregó. 

Para Satur es importante esta experiencia porque “cada caso nuevo te enfrenta al desafío de ver en qué se parece y en qué se diferencian entre sí” y así “sacar lecciones”.

Respecto a la cobertura en sí misma, opinó que hay una clave: nunca darle prioridad a la primicia. “Lo importante es que cuando das una información sea una que sirva y ayude a la verdad y a un proceso de justicia”, dijo. “Si uno se para del lugar de la primicia y hacerse famoso, la está pifiando mal. Esto pasa, hay competencia en los medios capitalistas, las empresas y es feroz”, expresó el periodista de LID. 

Después de ese “eje rector” el siguiente paso es “tomar contacto de la forma más rápida y honesta posible con las víctimas, la familia, sus abogados, organismos, explicó Daniel y tomó el tema de la objetividad: “Partimos de esa definición, no hay posibilidad de ser neutral, si uno se mete en este caso, los pasos o las tibiezas son para las víctimas o para los victimarios”, opinó tajante.

“Las víctimas son las principales interesadas en que estos casos se masifiquen y formen parte de la agenda” y si esa alianza se genera hay “un efecto directo, el de la confianza y los valores, información, intimidades que uno establece un compromiso de respeto” describió y agregó que se trata de “un tesoro muy importante que uno lo procesa para publicar algo que tiene como objetivo claro ayudar a las víctimas y no para el propio desarrollo periodístico”.

Al momento de la producción de las notas sobre el tema, Satur opinó que “siempre, lo que se dice debe ser chequeable. Y en ese sentido agregó que “la mayoría de veces no es posible acceder a las fuentes de los victimarios, por diferentes razones, incluyendo la seguridad”.

Foto: Paula Ávila (Pulso Noticias)

Y dentro de esas limitaciones, mencionó también que “es necesario no publicar ningún nombre, fecha, lugar, ni hecho que ponga en riesgo potencialmente la integridad de las víctimas y sus entornos, a pesar de poder ganarte el premio más grande”, dijo y agregó: “si lo aceptás es tu elección, pero no hay retorno”.

Finalmente para el periodista de LID que cubrió el caso de Santiago Maldonado hay otra opinión fundamental y tajante, referida a las fuentes: “Nunca dar crédito a los comunicados oficiales: más allá de que sean de algún Ministerio, ni de un jefe de policía, ni siquiera de un Secretario de Derechos Humanos. En sentido, son funcionarios del Estado y por más que hablen desde un lugar honesto, son parte del mismo Estado”, expresó. “Cuando se trata de crímenes de Estado es una limitación basarse en lo que dicen los potenciales victimarios y con quienes comparten instancias políticas. Cuando el Estado habla hay que leer entre líneas y hacer un proceso de cotejo”, afirmó.

“Inevitablemente si el Estado va a tutelar un crimen de este tipo necesita un soporte ideológico, mediático, incluso artístico. Necesita intentar modelar un discurso social, influir con las versiones de los hechos que le son de interés. Y en ese marco reparte dinero y prebendas, pautas oficiales, compra y venta de entrevistas e información exclusiva. Siempre va a haber alguien dispuesto a ser vocero o vocera del Estado desaparecedor”, explicitó.

Satur mencionó así ejemplos históricos durante la dictadura, de medios cómplices “como la nefasta historia de La Nueva Provincia en Bahía Blanca”, pero que también se ven hoy en día: “Este medio ya no pertenece más a la familia Massot sino un empresario ligado a la mafia de la burocracia sindical moyanista, del que también es La Brújula” explicó y describió: “Una usina de pescado podrido, de información falsa, de la policía y el fiscal. Pero lo que expresan lo replican decenas y cientos de medios de todo el país. Finalmente también mencionó que “la voz cantante de las versiones falsas de estos medios la lleva el Ministro de seguridad de Provincia, el jefe de la policía bonaerense, que está apartada del caso. Ahí está lo que dicen los tratados internacionales y los juristas, es de manual”, concluyó en relación a Sergio Berni.

Un libro sobre qué pasó con Julio López

Miguel Graziano es un periodista que realizó la mayor parte de su carrera en La Plata. Allí, en 2013, sacó el libro “En el Cielo Nos Vemos”, en relación a la segunda desaparición de Jorge Julio López en el contexto del juicio al ex policía Miguel Osvaldo Etchecolatz. El 18 de Septiembre, la noche anterior a la sentencia contra el excomisario, Lopez fue secuestrado y nunca más se supo de su destino.

Foto: Paula Ávila (Pulso Noticias)

En un nivel histórico, para Graziano, en consonancia con Satur, “la democracia heredó de la dictadura una complicidad entre la policía y la justicia a la que luego fue capaz de sumarse sin prejuicios a la política”. Así fue que en estas últimas décadas los casos de desaparición forzada en democracia “comenzaron a demostrar con certeza la necesidad de crear fuerzas de seguridad democráticas, que conozcan los derechos de las personas y no estén alimentadas por el odio de clase”. Por lo tanto, y en referencia a lo periodístico, “la primera mirada sobre un caso de este tipo debería ser social, aunque quizá no muy diferente a cualquier otro tipo de historia que quiera contar un periodista”.

Respecto a las fuentes, Miguel también opinó en similitud con el periodista de LID: “Todas las fuentes son importantes, pero en particular las familias de las víctimas, sus amigos y las fuentes independientes. Difundir simplemente la versión ‘oficial’ es la máxima irresponsabilidad en la que se puede caer y, sobre todo, no es periodismo”, aseveró. Además agregó que en la actualidad, incluso, hay que dudar de los documentos oficiales, porque sabemos que se pueden fraguar pericias y manipular informes forenses para sembrar dudas sobre la razón de la muerte de una persona.

“Las fuerzas de seguridad tienen periodistas aliados, que los necesitan para tener información, un espacio dispuesto a publicar sus opiniones o su versión de los hechos” y que algunos lo hacen “buena fe”. Por eso, “si no hay cuestionamientos sobre los acontecimientos, si no hay ninguna pregunta sobre lo que te cuenta una fuente que podría estar implicada, no es periodismo sino propaganda”, agregó.

Graziano realizó la investigación para su libro tiempo después de la desaparición, aunque a poco de cumplirse 14 años no han habido novedades en la causa de Julio López: “En mi caso ya habían pasado algunos años de los hechos, todas las fuentes habían hablado públicamente, así que pude trabajar con otro ritmo, revisando papeles, buscando documentación que reforzara o contradijera lo que decían las fuentes y sin la necesidad de publicar de inmediato la información que reunía, lo que es una ventaja sobre alguien que debe informar día a día”.

En su caso indagó en una hipótesis planteada por Nilda Eloy, que decía que a López lo habían desaparecido cinco veces: dos veces físicamente, en 1976, en dictadura, y en 2006, en democracia. “Pero también lo habían desaparecido de los medios de comunicación. Lo desaparecieron de la justicia, que todavía no puede decir qué pasó con López, y de la agenda política”, recordó. “A partir de ahí estudiar todo lo que se había escrito sobre el tema y hablar, principalmente, con quienes, incluso con diferencias, llevaban adelante el reclamo de justicia para tratar de ser justo y escrupuloso con los hechos para que, en definitiva, fueran los lectores lo que pudieran sacar sus propias conclusiones”, dijo respecto a su libro.  

Tres periodistas expresaron sus prioridades respecto a cómo enfrentar una situación informativa de este tipo. Claramente el común denominador de estas perspectivas ha sido la importancia de estar del lado de las víctimas y ejercer un periodismo que aporte a la justicia y que pueda acceder a las fuentes pero nunca darlas por verdaderas, sino chequearlas. La clave: el periodismo libre e independiente es fundamental para la democracia y para la justicia y cobra importancia en los casos de desaparición forzada para evitar encubrimientos y arreglos que eviten alcanzar la verdad y la justicia. 

Foto archivo: Nicolás Braicovich (Pulso Noticias)

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