Tras conocerse que la Policía borró las filmaciones del operativo donde murió Camilo Catrillanca, las protestas crecieron en Santiago y el sur del país. Piñera guarda silencio y la Araucanía continúa militarizada
Rodeado de micrófonos, Sebastián Piñera borra su habitual sonrisa socarrona y avanza en silencio hasta perder a las cámaras. Los periodistas se tropiezan, una mujer cae. Mientras la TV chilena busca las palabras del mandatario sobre el caso Camilo Catrillanca, el joven mapuche asesinado de un disparo días atrás por las fuerzas policiales, en las convulsionadas tierras del sur trasandino brotan las protestas y en Carabineros estalla un nuevo escándalo.
En las últimas horas, cuatro agentes de seguridad fueron pasados a retiro y dos altos mandos, el jefe de Orden y Seguridad de la Araucanía y el prefecto de Fuerzas Especiales, presentaron su renuncia. El ministro del interior, Andrés Chadwick, quien en un principio le había dado todo su apoyo a Carabineros, debió reconocer poco después que la fuerza había mentido, ocultado pruebas y borrado las filmaciones del operativo donde Catrillanca fue asesinado. Ahora, surfea las polémicas intentando deslindar responsabilidades políticas mientras su jefe guarda silencio.
El hecho ocurrió en la comunidad de Temucuicui, a unos 600 kilómetros de Santiago, durante un operativo del grupo táctico “Comando Jungla”, entrenado en Colombia y acusado de aumentar la violencia en la Araucanía. En esa región los pueblos originarios pelean por recuperar sus tierras, hoy en manos de poderosas familias y terratenientes chilenos, y los allanamientos policiales suelen ser habituales. Catrillanca manejaba su tractor acompañado de un adolescente de 15 años. Recibió un disparo en la nuca y murió camino al hospital. Era nieto de un conocido lonko (jefe comunal) y padre de una niña de 4 años.
Gracias a internet y los dispositivos móviles, se pudo ver la magnitud del operativo: docientos efectivos entrando violentamente en el territorio, cientos de disparos y helicópteros sobervolando las casas. Todo para encontrar un supuesto auto robado, ahora en duda como toda la versión de Carabineros. Es que, este mismo año, la fuerza ya había sido denunciada por plantar pruebas y engañar a los medios de comunicación y la gente.
Escándalo desatado
Tras la difusión de las imágenes y la declaración de los testigos, el gobierno, a través de Chadwick, reconoció que uno de los oficiales “que participó en la muerte de Camilo Catrillanca sí portaba una cámara para registrar el procedimiento”, que luego “fue escondida y su tarjeta de memoria fue destruida por el uniformado, por lo que dicho registro ya no existe”.
Ahora, los uniformados que participaron en la muerte del joven mapuche y luego en la destrucción de las evidencias, serán sometidos a una investigación por parte del Fiscal Regional de la Araucanía, debiendo enfrentar la imputación de delitos como el de obstrucción a la justicia. Con estas medidas, el gobierno pretende calmar las protestas, que se han propagado en todo el sur y han llegado a Santiago y otras grandes ciudades de Chile. Con esto, además, pretende reducir el escándalo y volver a tejer un manto de silencio sobre el conflicto mapuche.
Catrillanca, de 24 años, es la víctima mapuche número 16 por parte del Estado de Chile desde la llegada de la democracia, en 1990. Pasan los años, el color político cambia de gobiernos progresistas a líderes conservadores, pero la lucha por la tierra en la Araucanía continúa, y la militarización de la zona avanza como política de Estado.
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