Un centenar de personas se acercaron al Rectorado de la UNLP a despedir los restos de Chicha Mariani. Estela de Carlotto la recordó con cariño y contó su incansable lucha. Cuando el auto fúnebre se retiraba del lugar, comenzaron a escucharse a los balazos de goma de la Policía, en la represión a los trabajadores de Astillero a dos cuadras
El adiós a María Isabel Chorobik de Mariani se realizó finalmente en el rectorado de la Universidad Nacional de la Plata. El cajón con sus restos estuvo desde temprano en el salón del Consejo Superior, en el primer piso, para que la militancia vinculada a los derechos humanos de la ciudad pueda acercarse a despedirla.
Una de esas referentes que se encontraba en el lugar fue Estela Barnes de Carlotto, con quien compartió los primeros tiempos en Abuelas de Plaza de Mayo hasta que Chicha decidió irse y formar otro espacio.
“Efectivamente las distancias no existen cuando hay una decisión común de buscar a todos los nietos que faltan encontrar, que son desaparecidos con vida, están en algún lugar, y no hay que perder ni un minuto por la edad que tenemos”.
Además, Estela contó cómo sus historias estaban “muy unidas”: el hijo de Chicha, Daniel Teruggi era compañero de Laura Carlotto, su hija: “Yo lo conocí a Daniel, era un muchacho extraordinario, a él le quitaron la vida, él estaba sufriendo por su mujer y por su hijito, pero cayó luchando donde vivía mi hija, así que estoy muy unida a la historia de Chicha Mariani. Eran chicos que dedicaban su vida a la justicia social”.
Por otro lado, la señora Barnes de Carlotto, presidenta de Abuelas, contó cómo sigue la búsqueda de los nietos que todavía faltan, como Clara, la nieta de Chicha Mariani: “Yo le digo al gobierno que no vayan a tocar dos puntales que tenemos en el Estado que es el Banco Nacional de Datos Genéticos y la Conadi (Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad), que es donde se canalizan los casos para que rápidamente se extraiga la sangre y se pueda saber si es un nieto buscado o no”.
Finalmente, respecto a la realidad socioeconómica del país, opinó que “es una batalla muy desleal la que nos toca para defendernos ante quienes nos quieren llevar a que no existamos más. En este momento donde todo se está rompiendo tenemos que estar todos más juntos que nunca, en el afán de que no se mueran los niños de hambre, o por falta de medicamentos, como los abuelos”.
El cajón con los restos de Chicha Mariani fue llevado hacia el auto para llevarlo al cementerio y, ante el asombro de los participantes, miles de trabajadores del Astillero Río Santiago, que se encontraban protestando frente a la Legislatura, se retiraban por calle 7 ante el avance de la represión de la Policía. Una imagen increíble y surreal sobre la realidad y la historia de nuestro país.
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