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viernes 26-07-2024

Refugios para sobrevivir en el contexto postelectoral: “Es fundamental poder hablar de lo que nos pasa, poder compartir”

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Lucía Muzzin es una psicóloga feminista que vive en nuestra ciudad. La convocamos en el programa radial que producimos en Radionauta, para que nos comparta algunas sugerencias sobre cómo atravesar una realidad compleja. Ansiedad, angustia, redes sociales y postpandemia

Desde el programa radial “La Primera Maraña” que producimos como Pulso en Radionauta, entrevistamos a Lucía Muzzin, psicóloga egresada en la UNLP y profesional feminista, quien realizó un análisis sobre la situación emocional que atravesamos socialmente en el marco de la postpandemia y luego del último proceso electoral.

En el comienzo de la charla Lucía se refirió a cómo se pueden generar algunos refugios, que ayuden a estabilizarnos, a poder llevar adelante todo lo que nos toca vivir y enfrentar cotidianamente.

Lucia Muzzin: “Yo creo que un primer ejercicio puede ser dejar de responder ‘bien’ si no estamos bien. Porque me parece que algo fundamental para poder paliar los sentimientos en estos días es justamente poder hablar de lo que nos pasa, poder compartir, no quedarnos solos y solas con nuestros pensamientos, con nuestras angustias, con nuestras preocupaciones. Es fundamental poder darle forma a los pensamientos a través de la palabra, que es la mejor herramienta que tenemos para que algo de esto pueda encontrar algo de alivio. Por supuesto no es suficiente porque en este momento es muy grande la angustia, el temor, la ansiedad, la incertidumbre. Es difícil, pero hay algo que tiene que ver con el poder compartir con otras y con otros, que es fundamental.

Respecto a los refugios, creo que para esto tampoco hay recetas generales, esto es fundamental tenerlo presente. No tenemos que perder de vista que las personas somos todas diferentes y por lo tanto las cosas nos atraviesan de modos diferentes y necesitamos soluciones o respuestas diferentes. Entonces es fundamental primero conocerse de alguna manera: decir ‘qué me pasa’ y en función de eso ‘qué necesito’”, y así ir buscando en ese ejercicio. Para algunas personas el refugio va a ser trabajar para dar un poco de aire a la cabeza porque tenés compañeros piolas y te podés contener, porque podés conspirar y tramar estrategias; para otras personas será la casa, el hogar; para otras serán las amigas, o la militancia. Hay que ir buscando y también hacer combinaciones de todas esas cosas, por momentos una y por momentos otra. Otro refugio posible que no tenemos que menospreciar es el contacto con la naturaleza, la contemplación: poder salir a tomar un poco de aire, por suerte vivimos en una ciudad que tiene plazas y bosque, tomarse un colectivo e ir al río. Eso nos puede dar aire, traer mucha calma, ver que las cosas siguen ahí, que la tierra  sigue girando. Hay algo de eso que puede apaciguar un poco”. 

-¿Esos refugios tienen más que ver con la acción colectiva?

“Puede haber refugios que tengan más que ver con lo colectivo, con participar de una acción colectiva, participar de una movilización, de un recital, un lugar donde puedas descargar algo de la bronca, de la tristeza, cantando, gritando, bailando; para otras personas puede ser la cancha. Esas son un poco las estrategias que las personas podemos ir construyendo en estos días. Por otro lado, respecto a lo que escuchaba antes de salir al aire, de la columna de economía, creo que es importante cuidar la información que consumimos, ir midiendo cuánto consumimos, cómo nos afecta lo que leemos, estar muy atentos a si eso nos da ansiedad, cuánto tiempo pasamos en las redes sociales. Saber frenar. En tanta incertidumbre es fundamental ir paso a paso: apoyarnos en lo que efectivamente vaya ocurriendo y no en las fantasías de lo que podría llegar a ocurrir. Respirar, bajar y volver al presente. No dejar de prepararse o de organizarse, pero con cierta calma. Son estas las cosas que voy pensando y compartiendo con colegas y construyendo en términos de reflexiones y estrategias”.

-En la post pandemia salió lo peor de nosotros. Veníamos de  calles muy tranquilas, y de repente todo lo contrario: mucha ansiedad, más agresividad, sobre todo porque salimos para enfrentar una crisis económica fuerte. La pandemia nos individualizó y llevó a las redes: ¿Cómo construir experiencias colectivas que puedan ayudarnos a frenar?

“Es cierto lo de los efectos postpandemia. Vivimos en un país  tan exigente a veces, pasan tantas cosas en tan poco tiempo. Quisieron matar a la vicepresidenta hace no tanto tiempo y hoy estamos acá. Venimos de una pandemia mundial con cantidades de muertos, miedo e incertidumbre. Son demasiadas cosas que no hemos tenido tiempo de procesar. Creo que en términos de las grupalidades es fundamental no perder de vista esta dimensión más sensible. Quienes venimos de organizaciones y también del feminismo vemos cómo esta dimensión del orden de los afectos muchas veces ha quedado minimizada, incluso ninguneada, y eso ya no es posible; ya no es posible pensar en militar o participar en algún tipo de acción colectiva sin atender algo de lo emocional, lo afectivo, lo psíquico incluso. Entonces es fundamental que exista la posibilidad de hablar, que el ‘cómo estamos’ sea parte del temario, podríamos decir, ‘qué te preocupa’, ataque de pánico, qué medicación psiquiátrica estás tomando. Naturalizar que esto nos está pasando y que nos atraviesa. 

Respecto a los efectos de la pandemia creo que se profundizó cierto efecto neoliberal, que tiene que ver con el individualismo. Es tan exigente todo el tiempo la realidad, que quedamos muy tomados y tomadas por una dimensión que tiene que ver con la supervivencia,  y no podemos avanzar en otro plano que no sea el de sobrevivir. Y eso es muy duro. Me parece que tenemos que darle lugar a ese cansancio y pensar acciones posibles desde ahí, entendiendo desde qué es posible con lo que tenemos, y no qué sería lo mejor; esa diferencia es crucial no pensar tanto en que estaría buenísimo hacer sino pensar en qué es posible con lo que tenemos”.

-¿Qué perspectivas tenés de lo que puede ser la salud mental como política pública en el gobierno entrante?

“La perspectiva no es buena. Estamos hablando de ajustes brutales, achicamiento del Estado y el campo de la salud mental no va a quedar por fuera. La situación actual ya no es buena, la salud mental siempre es la más bastardeada dentro de las salud general. Recordemos que en Argentina hay una ley de salud mental que es pionera y de vanguardia, pero que cuesta mucho sostener y llevarla adelante. Las posibles políticas del nuevo gobierno podrían repercutir en general en la población y en los usuarios de esos espacios más aún. Repercute mucho en las posibilidades de contención de personas que necesitan quizás tratamientos más integrales o más complejos. El presente también es complejo”. 

¿Cómo afecta estas políticas afectan a les más niñes, y cómo se vinculan con todo esto que está pasando?

“Se ha hablado mucho sobre esta preocupación por el temor que han manifestado les niñes frente a la figura de Milei, con esa característica de tanto desborde, eso asusta muchas veces. El consejo que puedo aportar como psicóloga es hablar con les niñes, preguntarles qué sienten, qué piensan y por qué. Es fundamental no dejar a les niñes, solos y solas interpretando un mundo que no entienden. Porque van a tender a hacerlo con las herramientas que tienen, que son pocas porque son chiquitos y chiquitas y no tienen herramientas cognitivas para interpretar un mundo tan grande y tan complejo. La tendencia va a ser interpretar, que muchas de las cosas que ven a su alrededor: el malestar, el miedo, el cansancio, la tristeza, la bronca, la angustia, que vean a su alrededor, van a pensar que de alguna u otra manera tiene que ver con ellos y con ellas.  Entonces es  muy importante que les adultes que acompañen a niñes presten atención y pregunten. No avasallar la capacidad de comprensión de la niñez, primero preguntar qué quieren saber, porque si no podemos cometer el error de decir cosas que están de más, que no necesariamente pueden entender, eso sería sobrepasar su capacidad de comprensión. Y eso puede llegar a ser a veces peor”.

-En ese sentido también es relevnate a qué contenidos acceden a través de la tecnología

“Hay que cuidar el consumo que tengan en Internet. Es una tarea muy muy compleja, pero me parece que es muy importante también estar atentos a los consumos que tengan, ya sea en Youtube, jueguitos o lo que sea. Por último tratar de cuidarse también en las charlas entre adultos y adultas, si hay niñes presentes. Los adultos subestimamos la capacidad de comprensión de les niños, pero les niñes escuchan todo. No subestimarles. Si hay niñes presentes es muy importante cuidarse en lo que decimos. En todo caso, si es necesario tener conversaciones que niñes no puedan escuchar, buscar los momentos para hacerlo. Pero evitar hablar de ciertas cuestiones delante de ellos y ellas”.

Escuchá la entrevista completa acá

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