La falta de aumentos salariales que va de la mano con la inflación abre una grieta al interior de la Bonaerense. Gran disconformidad entre los agentes de calle. Temor en las autoridades por posibles acuartelamientos
La complicada situación económica que atraviesa el país tiene a la Provincia de Buenos Aires en vilo, debiendo la propia gobernadora María Eugenia Vidal poner paños fríos a la crisis desarrollando programas de ayuda social para tratar de contener posibles desbordes sociales en el Conurbano.
Pero no sólo lo que pasa en la zona más populosa del suelo bonaerense se viene mirando con celeridad en Casa de Gobierno, sino que hay algo que preocupa y mucho por estas horas, como lo es la situación imperante al interior de la Policía Bonaerense, donde ante la falta de incrementos salariales acordes a los niveles inflacionarios, se han despertado fuertes críticas desde las bases de la fuerza.
Según comentan miembros de la Bonaerense y del gobierno provincial a Pulso Noticias, la realidad dentro de la Policía no es la mejor, ya que las promesas oficiales de aumentos a los básicos nunca se cumplieron, las cifras en negro y no remunerativas jamás se aportaron en su totalidad, y vivir con un sueldo de un agente se hace cada vez más difícil ante una economía cargada de tarifazos y de aumentos en la canasta básica.
“La situación es inviable, es poco lógico que mientras por los micrófonos hablan de una renovación de la fuerza y de dotarla de más presupuesto para combatir el delito, por el otro nos sacan equipamientos y los salarios van a la baja perdiendo poder adquisitivo”, se quejan los oficiales ante sus superiores, sin que estos reciban una respuesta por parte de las autoridades provinciales.
Otro de los reclamos más constantes de los miembros de la Bonaerense, sobre todo los de la base y que están día a día en las calles, es que los efectivos policiales están destinados a la “buena potestad” de los dirigentes políticos de turno, lo que se suma a la falta de equipamiento que se acrecienta día a día, donde los chalecos antibala no funcionan en casi un 70% porque están vencidos y cualquier bala los atraviesa haciendo peligrar la vida de los agentes, los patrulleros se vienen abajo, las comisarías están destruidas, son los propios agentes los que deben pagarse su uniforme de sus bolsillos para salir a patrullar, entre otros temas que levantan las protestas entre los uniformados.
Esta “falta de presupuesto” esgrimida por el gobierno de Cambiemos lleva a que las zonas marginales de los distritos del Conurbano y de muchas ciudades del interior bonaerense se vean asoladas por el avance narco, que directamente se han convertido en el principal actor político de esos lugares, donde el Estado prefiere mirar para otro lado, ya que en muchas ocasiones son los propios narcos en connivencia con el poder político, los que detienen posibles desmanes ante las políticas de ajuste oficiales.
Además, las quejas de los agentes de calle están dadas en la compra sustancial de lo que consideran “material represivo” como balas de goma, escudos y palos, camiones hidrantes, entre otros elementos, donde creen que serán usados como “cara visible” por parte del poder político para “reprimir” las crecientes protestas sociales contra el ajuste que vienen implementando los gobiernos nacional y provincial, sobre todo en la zona del Conurbano, donde se concentra el electorado más díscolo a Cambiemos y donde la pobreza y la miseria están a la orden del día.
El disconformismo reinante en las bases de la fuerza ha abierto una grieta no solo al interior de la Bonaerense entre los dirigentes con sus dirigidos, sino también al interior del gobierno, que observa como esta situación se le puede ir de las manos ocasionando posibles acuartelamientos en diferentes puntos de la Provincia y que pueden hacerle perder valiosos votos en su electorado en uno de los temas centrales del oficialismo en épocas de campaña, como lo es el de la seguridad.
Estos desbordes en el seno de la fuerza policial ya fueron vividos por Daniel Scioli en su momento y que dejó literalmente abiertas “zonas liberadas” para el delito en distintos puntos de la Provincia, y Vidal teme que en caso de ocurrir una situación como esta, las demandas sociales que hoy por hoy están contenidas, salgan a las calles y puedan poner en riesgo sus planes electorales para el año que viene.
Desde el Ministerio de Seguridad que comanda Cristian Ritondo vienen siguiendo este tema muy de cerca, tratando de calmar las aguas al interior de la fuerza, prometiendo ajustes salariales iguales a la inflación que por el momento no se hacen realidad, y que llevan a que el gobierno pase por el momento más delicado no solo en su relación con la sociedad en su conjunto, sino con la Policía Bonaerense que es la encargada de brindarle “contención” ante posibles desbordes sociales que puedan poner en riesgo la continuidad del macrismo en el poder.
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